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¿Cultura o circo?

¿Cultura o circo?
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La realización del concierto Acá Estamos organizado por la intendencia de Montevideo puso el debate al rojo vivo al saber que se le pagará cuarto millón de dólares a la cantante argentina Lali Esposito por su actuación. ¿Es adecuado que la intendencia haga este tipo de espectáculo? ¿No existen otras prioridades para la comuna? ¿Tiene gusto a populismo este evento? ¿No hay que fomentar más a las músicas uruguayas en vez de una artista argentina? ¿Es parte de la campaña de Cosse como candidata? ¿Tienen alguna autoridad moral quienes denuncian esto y hacen la vista gorda con los despilfarros de sus administraciones en el interior? ¿Justifica este gasto lo que hace la intendencia de Cerro Largo llevando farándula montevideana para su carnaval? ¿Lali es el modelo femenino que se quiere promover a las jóvenes montevideanas?

La IMMversión en cultura por Carmen Asiain
Vivo en Montevideo en una zona sin saneamiento, ni alcantarillado, ni servicio de barrido, ni vereda, ni calzada, ni alumbrado público. Pago, sin embargo, la contribución inmobiliaria más alta (con 38% de aumento este año) y tributos domiciliarios por servicios que no recibo. Claro, vivo en Carrasco y he ahí la razón de mi condena. Claro, puedo pagar para que un hediento camión cisterna bombee todos los meses mi pozo negro para vaciarlo. Claro, pudimos poner alumbrado en las calles pagándolo entre todos los vecinos. Claro, cuando llueve mucho mi esquina se inunda y podemos salir con galochas o en canoa hasta tierra firme. Claro, cada vez que un pozo rompe una cubierta, puedo pagar su arreglo. Por eso nos llaman privilegiados, oligarcas, y por eso la IMM no nos provee con los servicios básicos que otros vecinos si tienen.
El problema son otros barrios cuyos habitantes no pueden tan fácilmente costear el servicio mensual de una barométrica, ni pagar de su bolsillo el alumbrado público y que no saben siquiera qué son las galochas…
Por eso, la decisión de la IMM de destinar un tercio de millón de dólares para IMMvertirlo en un espectáculo musical -que, discúlpeme Perogrullo- se agota en una noche, nos escandaliza. Y el apelar a que se trata de una inversión en cultura, nos exaspera. El acto es una inversión de la cultura, es decir, que deja a la cultura patas para arriba, invertida y al desnudo: .
No voy a caer en el lugar común de denunciar la milenaria estratagema política del Pan y Circo que, menospreciando a sus súbditos, usaban los emperadores para distraerlos y que no se percatasen de sus carencias y de lo poco que el tirano se ocupaba de ellos. Admitir que ese es el propósito del Lali-show sería participar de la subestimación de sus ideólogos por los montevideanos. Y esto, sin desconocer las dotes artísticas y caudal de seguidores de Lali y la energía contagiosa que derrama Daniela Mercury en sus presentaciones.
¿Todo es cultura? Puede ser. No niego que pueda haber una dosis de cultura popular en un show con dos artistas extranjeras -comparto la observación del Senador Alejandro “Pacha” Sánchez de que se podría haber hecho el show con artistas nacionales-. Lo que noto es una desproporción en el caudal de lo invertido y su retorno en cultura, sobre todo teniendo en cuenta las carencias de la ciudad, empezando por la limpieza.
Recuerdo una vivencia de mi niñez: una familia amiga con hijos menores había caído en la ruina por el desempleo de los padres. Escaseaban los recursos básicos, las cuentas se debían y estaban siendo desalojados. La tía acaudalada decidió ayudarlos. Les compró un piano de cola, para entretenerse.
Claro que en muchos países las autoridades organizan y costean espectáculos públicos para el disfrute de todos. Pero lo hacen luego de haber satisfecho las necesidades básicas de la población, al menos aquellas cuyo cumplimiento quedó bajo su responsabilidad. Nunca fue buena cosa poner el carro delante de los caballos. Y otra cosa: se puede hacer todo, incluyendo el espectáculo, pero adaptado a nuestras posibilidades. Es la desproporción lo que subvierte.
Es por todas estas consideraciones que muchos vecinos protestan y reciben esta decisión de la IMM como una bofetada. “No me importa que los monumentos del patrimonio cultural se estén cayendo, no me importa que las calles estén sucias y que deba seguir pidiendo préstamos para cumplir con las tareas que la ciudadanía mediante el voto me encomendó hacer y para las cuales paga sus impuestos, no me importa -ni siquiera sé- cuanto va a costar todo esto. Me importa otra cosa, muy claramente.”
Y si otros en otros departamentos hicieran algo similar, las consideraciones serían las mismas.
No invirtamos los términos, no invirtamos nuestra cultura

Cultura masiva y manipulada por Isabel Viana
No hay oposición que habilite el discernir: el circo es parte de la cultura, así como lo son las artesanías y el futbol, el bailar tango y consumir drogas, así como cualquier otra actividad humana. La cultura de una sociedad, que convive en un lugar y tiempo, abarca todas las manifestaciones de la vida en común, sean compartidas por un alto porcentaje de la población, expresión específica de un grupo de esas personas o de un individuo. El conjunto de esas maneras de actuar expresa la peculiar forma de ser de la sociedad en cuestión, en un momento dado.
La cultura de la sociedad uruguaya de hoy mantiene fragmentaciones históricas (urbana-rural, ricos y pobres, libres y esclavos y otras), a las que se agregan nuevas manifestaciones producto de la contemporaneidad (desmembramiento de la familia extensa como célula social básica, decadencia de la educación pública como generadora de patrones culturales compartidos, introducción masiva de medios diversos de comunicación portadores de valores y formas exógenas (que frecuentemente responden a acciones intencionales diseñadas para formar consumidores acríticos de objetos y prácticas sociales y políticas).
Las empresas y los gobiernos presionan hacia la adhesión irracional a propuestas facilongas, para cuya práctica no se requiere formación. La gente es entrenada para adherir apasionadamente a propuestas del hoy: se es “de” un grupo político, un club de futbol, una marca. Todo lo distinto es menospreciado. Empero, poder adherir no es para cualquiera: muchos sueñan con poseer objetos propuestos que resultan inalcanzables o integrarse a prácticas sociales exhibidas como prestigiosas, que se convierten en inalcanzables objetos de deseo (vacaciones en el Caribe, por ejemplo)
La masa es protagonista de esta nueva cultura y se vuelve necesario “pertenecer a”, expresado en tener desde una camiseta identificatoria, o pagar pequeñas fortunas por el lujo del contacto “directo” (si se puede llamar así a estar en un estadio donde los frágiles héroes del momento presentan su show, al que el espectador accede gracias a pantallas gigantes). Esos espectáculos no brindan mayor contacto con los performers. Su mérito es vivir la masa: ser una voz más que canta (y sabe la letra de la canción compartida), una mano más que sostiene una luz o que aplaude. Somos – y nos sentimos bien – en tanto que pertenecemos al gran número.
Las convocatorias políticas en Uruguay son poco innovadoras: mantienen en general formas consolidadas y bastante prescindentes, que nos brindan sensaciones de confiabilidad. Los candidatos interactúan directamente con grupos de gente relativamente pequeños, pronuncian discursos sonoros y con clara definición de la oposición “al otro”, al diferente.
La novedad del espectáculo “Acá estamos” es que tiene claros contenidos político – ideológicos. Su promotora dice desear brindar acceso “a los que no pueden» al contacto “directo” con alguna circunstancialmente fulgurante estrella regional actual o de hace 20 años. A ellas se suma Canoura, prestigiosa cantante uruguaya y un grupo de cantantes del país, poco conocidas (por la suscrita) a las que se otorga el beneficio de aparecer junto con “estrellas”.
A la hora de escribir este artículo se habían vendido un tercio de los lugares disponibles. La entrada de $ 400 implica un gasto al que no todos alcanzan. La inversión de dineros públicos en las dos cantantes extranjeras asciende a más de U$S 300.000. No he accedido a saber la remuneración de las uruguayas.
Creo que una visión contemporánea y responsable de los procesos de la cultura uruguaya merece encares seriamente planificados, desde la formación al ejercicio profesional, de manera de asegurar el crecimiento endógeno y de calidad de nuestra actividad cultural. Los protagonistas pueden tener contactos naturales, habilitados por la tecnología, con las formas culturales locales, regionales y globales. Resulta imprescindible hoy asegurar que se prescinda de la selección política de artistas subvencionados por el Estado.

Dejemos que los jóvenes elijan por Diane Denoir

¿Quién tiene la vara exacta de lo que es un «espectáculo adecuado»? ¿Supongo que será la iglesia o Sturla?
Los espectáculos son buenos o malos. En mi opinión, es la única categorización justa.
¿Cuáles son las prioridades de una intendencia?
El saneamiento y el cuidado de la salud de sus habitantes son sin duda una prioridad en una ciudad, pero el fomento / la promoción de la cultura también lo es.
En este caso, «Acá estamos» reunió a 9 cantantes mujeres de diferentes generaciones y géneros musicales prácticamente en igualdad de condiciones y lo que es más importante, las cantantes uruguayas tuvieron la oportunidad de compartir escenario junto a dos cantantes que convocan a miles de personas que de otra manera nunca hubieran alcanzado un público tan masivo. Y ésto es un espaldarazo muy importante, es un puente para llegarle a un público que raramente las habría escuchado, para hacerle conocer músicas que ignoraban y que probablemente ahora también a este público les interese por primera vez. ¡Esto no es nada menor y ya justifica sobradamente la convocatoria!
A diferencia de lo que hacen la mayoría de las intendencias del interior que generalmente tienen grillas absolutamente masculinas o pagan cachets altísimos por personajes de la farándula argentina (y uruguaya) que sólo capitalizan sus curvas físicas a fuerza de cirugías y siliconas.
Daniela Mercury tiene una muy amplia trayectoria y ha cantado junto a figuras indiscutibles y emblemáticas como Chico Buarque de Holanda, Gilberto Gil, etc. Además, es una militante por los Derechos de la Mujer, los Derechos Humanos y los derechos LGTBQ. Encaja perfectamente en el lema de la convocatoria.
Lali Espósito no es una outsider, recién llegada, ni la invención de un manager: ha trabajado mucho en la música desde los 13 años, y ese trabajo se nota en su propuesta. Quien asista a su show -y esta vez por 400 pesos (10 dólares)- entiende el monto del cachet. Arriba del escenario la acompañan al menos 10 bailarines, 4 coristas, una banda de músicos súper profesionales, sonidista, iluminadores, además de road manager, maquilladora, vestuarista (hay muchos cambios de ropa) etc. Más allá de gusto y/o preferencias musicales, es un show bien trabajado, bien ensayado, bien armado, un producto de calidad.
Dejemos que los jóvenes elijan y no les impongamos modelos que nos gustan a los más adultos.
Yo elegí a los Beatles cuando los adultos de mi época se escandalizaban con esos irreverentes de pelo largo.

Es igual por Cristina De Armas
En el tiempo por venir hablaremos mucho sobre las internas de los partidos políticos pues es la primer elección en el calendario por venir. Es innegable que la interna frenteamplista acapara desde ya la atención por ser, primero que ninguno, el partido que tiene sus pre candidatos mayormente definidos y un alto porcentaje de apoyo electoral según dicen las encuestadoras.
Puestos a ver las campañas que ya comenzaron los pre candidatos podemos ver en ellos grandes diferencias en cuanto a estrategias.
Yamandú Orsi sigue una estrategia convencional, tradicional de sumar apoyos dentro y fuera del Frente Amplio, hace tiempo que vemos y escuchamos en prensa las adhesiones y apoyos que se le van ofreciendo por parte de dirigentes de partidos dentro y fuera del Frente Amplio que le sumarán sus caudales electorales y harán campaña por él a cambio de… Es la tradicional negociación amparada siempre en que es fundamental en democracia, y ciertamente lo es, porque al final, la gente, vota y elige entre aquellos que les presentan.
Carolina Cosse sigue sin ser apoyada directamente por ningún partido dentro del Frente Amplio pero se espera que lo sea en cualquier momento. Por lo menos eso parece decir el movimiento estratégico de gente que ha realizado en el último tiempo. Se podrá decir – y ésto lo diría el oficialismo- que la gente salió a la calle el fin de semana para ver a las artistas mujeres, a Espósito que está de moda; sin embargo, esas 60000 personas no dejaron de ver a las artistas porque convocó el FA, la Intendencia de Montevideo o Cosse.
Como ya lo dije cuando comentaba su idea de renovación del Teatro de Verano a modo de su Antel Arena pero desde la Intendencia; lo suyo es dejar obra y mostrar fuerza con gente en la calle. Una forma muy frenteamplista.
La pregunta que yo haría es: ¿qué tendrá mayor fuerza, las negociaciones tradicionales a puerta cerrada de los hombres o la fuerza de la gente en la calle de la mujer? Pero por sobre todas las cosas me pregunto: ¿Está preparada nuestra sociedad para votar a una candidata mujer?
De nada vale que el oficialismo hable de gastos, los gastos están presupuestados y si no se apartan de eso no se pueden impedir como sucede con los gastos de otras tantas intendencias oficialistas en el interior del país. Por supuesto, Montevideo siempre tiene lupa, aunque lo que sucede en el interior, pesará.
En los días previos al espectáculo que no fue para todos gratuito; muchos le han llamado Circo aludiendo a la frase romana «Pan y Circo» con que los emperadores pretendían, con éxito, eliminar el espíritu crítico de los ciudadanos romanos y gobernar a discreción. Yo prefiero otra frase: todo cambia, para que todo siga igual.

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