¿De qué humildad hablan? por Cristina Moran
Días pasados dos candidatos la presidencia en las elecciones nacionales de octubre, Talvi y Novick se encontraron en un mismo programa de televisión. El primero recriminó al segundo por haberlo criticado debido a algo que ya estaba casi finalizado. Entonces el verde respondió que el colorado “debería ser más humilde”. Y el colorado reaccionó diciendo: “A mi nadie me va a dar lecciones de humildad”.
Mientras Talvi se disculpaba en su cuenta de Twitter y decía sentirse avergonzado por lo ocurrido, Novick añadía un poco más de leña al fueguito ya casi extinguido y en la misma cuenta señalaba: “Talvi no viene de una familia humilde” pero sin duda “hay mucha gente de Carrasco y del British que es humilde. Claramente no es el caso de Talvi”.
Bueno, basta ya de “jugar” al Jorge Rial de los chimentos baratos y repito la pregunta: ¿de qué humildad hablan? De lo expresado por los dos, me quedó la sensación que ninguno sabía de qué hablaban o la pasión puesta en lo que se decían hizo que se mezclaran las cartas del “tute” con las del “bridge” y diera como resultado algo, que podría llamarse empate de perdedores pues mirándolo desde afuera los dos fueron perdedores, porque ninguno pensó y eso, señores candidatos a la presidencia, no es bueno. Pensar y después decir. Les cuento que, para que no haya dudas, que según el Diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española “HUMILDAD”, es nada menos que “una virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo a este conocimiento”. De todas formas no está demás saber que existe la “Humildad de garabato” que hace referencia a la “humildad falsa y afectada”, cosa de la que ustedes están muy alejados, ¿verdad?
Recuerdo que cuando el verde (Novick) comenzó a dar sus primeros pasos en la complicada arena política, su gran caballito de batalla fueron sus orígenes humildes, (esta es la “otra” humildad) de cuando el, de niño, ya “sabía colocar y casi decorar las frutillas” en sus bandejas (lo repitió en las previas de las internas pero creo que pasó sin pena ni gloria) o tal vez el resultado no fue el esperado, porque luego de aquel inicio, se habló mucho de sus trajes de la grifa Armani y esas cosas, viste, suelen opacar las otras. Del colorado (Talvi) lo único humilde que vi (y no tanto te diré, porque estaban hechos “a medida”) fueron los cartelitos donde se leía “Ciudadanos” y que cada uno de los escasos asistentes sostenía en sus manos durante toda su alocución. Pero “cambia, todo cambia” y le ganó a Sanguinetti, que se tenía una fe de aquellas, y que volverá a sus casi “orígenes” con la banca al Senado pero antes dejó su marca: le “cortó el brazo” a Pedro, según lo expresado por la “víctima”, que no se la esperaba.
Hasta la próxima. Que seas feliz.
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