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¿Deportes menores?, ¿o mentes menores? por Onofre Laborde

¿Deportes menores?, ¿o mentes menores? por Onofre Laborde
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Por lo general, me gusta ilustrar y compartir información y contenidos históricos sobre diversos deportes, pero en esta ocasión brindaré mi opinión sobre algo que me molesta desde mucho tiempo: la mentalidad mediocre.
El deporte es toda aquella actividad física que involucra una serie de reglas o normas a desempeñar dentro de un espacio o área determinada (campo de juego, cancha, pista, etc) a menudo asociada a la competitividad. Por lo general debe estar institucionalizado (federaciones, clubes), requiere competición con uno mismo o con los demás. Como término solitario, el deporte se refiere normalmente a actividades en las cuales la capacidad física pulmonar del competidor es la forma primordial para determinar el resultado (ganar o perder); sin embargo, también se reconocen como deportes actividades competitivas que combinen tanto físico como intelecto, y no sólo una de ellas. También hay colectivos practicantes de determinadas actividades, donde sólo se usa el físico, o bien sólo el intelecto, que reclaman su actividad como deporte, incluso, de carácter olímpico.
Aunque frecuentemente se confunden los términos deporte y actividad física/fitness, en realidad no significan exactamente lo mismo. La diferencia radica en el carácter competitivo del primero, en contra del mero hecho de la práctica de la segunda.
Y lo tengo bien claro: toda actividad deportiva requiere mucho esfuerzo, vocación, aprendizaje, constancia, pero también inversión y quizás tener de lado “la buena suerte” de los resultados.
Precisamente, uno de los problemas mayores que debe enfrentar el deportista en Uruguay (y en varias zonas del mundo) es la inversión a su trabajo y desempeño. Existe la mala costumbre de que vemos el deporte solo como una competencia que nos sirve un medio de radio o tv en bandeja, sin observar que esa actividad comprende el enorme esfuerzo y trabajo de deportistas, directores técnicos, asistentes sanitarios, funcionarios de toda índole, como incluso laboristas terceros, sonidistas, camarógrafos, periodistas, relatores, y todo tipo de función para que cualquier ser humano vea el espectáculo cómodamente en el lugar de los hechos, como desde su casa.
Y no existen los “deportes menores”, lo que existe es quizás la popularidad en mayor o menor escala de una actividad respecto a otra en una zona o lugar determinado. Lo que si refiere mediocridad es la mentalidad muchas veces de quienes están a cargo de esas entidades deportivas, políticas e incluso empresariales; esas personas mezquinas que les “duele” invertir dinero en deportistas o equipos porque piensan que están “perdiendo o mal gastando” dinero, incluso “dando una limosna”, concepto que engloba una profunda falta de respeto al trabajo del competidor.
Algunos se creen que las cosas se hacen o logran “por arte de magia” y no observan todo el sacrificio que hay detrás, como también aparecen algunos arrimados u oportunistas a acercarse solo cuando se logran copas o torneos, los típicos “cercanos” solo cuando calienta el sol. Esos a mi ver no son personas que apoyen el deporte, son oportunistas que solo quieren figurar en el momento, que no comparten ni apoyan el esfuerzo del deportista en su proceso, en el cual no todo significa ganar, sino también perder, tropezar, aprender de los errores, luchar por mejorar.
Incluso existen tantos mezquinos en nuestro país, que piensan que el periodista deportivo es una especie de súbdito que debe estar como perro con collar siempre difundiendo o informando, teniendo la mediocridad de no querer invertir en los que hacemos el trabajo de difundir sus trabajos, pero si empleando el amiguismo y “la simpatía” con sus “amigos” por afinidades políticas, económicas o sociales.
Sinceramente con ese tipo de “personas” no podemos esperar prosperar en el éxito deportivo: necesitamos gente que además de vocación, tenga la visión de inversión, compañerismo, valores humanos y virtudes profesionales como lo son la perseverancia, la paciencia y el trabajo, el cual tampoco puede ser desorganizado, informal y con caprichos, otra pésima costumbre que se contagia a veces en cualquier ambiente.
No todo es negativo y existen claros ejemplos no solo deportivos sino también profesionales y humanos de que el trabajo colectivo sin egos y payasos logra que los equipos e instituciones deportivas prosperen y tengan éxito, y sin dudas lo más importante: el deportista en sí.
Otro factor mediocre que debemos quitar del deporte son los fanáticos enfermizos y los narcotraficantes, “gente” que no colabora ni ayuda en nada al avance de nuestras actividades, que solo perjudican a los propios clubes y que no respetan ni al vecino por la simple y mera estupidez de “enloquecer” por un color o camiseta, etc.
Debemos invertir y apostar a las personas serias, tenemos excelente deportistas y trabajadores haciendo “milagros” casi siempre sin recursos ni apoyos, y no solo mirar despectivamente y con envidia al que triunfa a nuestro lado, o personas de edad y trayectoria que tienen la mediocridad de “poner techo” a los nuevos, o quienes “te apoyan” solo buscando que uno sea campeón del mundo en el Maracaná si ni si quiera lo apoyaste cuando lo viste jugar en tu barrio. No existen “deportes grandes” y “deportes menores”, existen grandes mentalidades y mentes mediocres, y mucha gente honrada, honesta, decente que se esfuerza día a día por sacar las cosas adelante y dar todo lo mejor, no sólo deportistas, sino de toda índole, ese es el tipo de valor que debemos enaltecer.

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