En los últimos tiempos el gobierno ha lanzado diversas medidas.
Primero fue el anuncio del aumento de salarios públicos y jubilaciones.
Luego la instrumentación del Plan Avanzar para los asentamientos.
Y en las últimas horas las medidas de apoyo económico a los pobres.
Algún observador extranjero podría pensar que gobierna la socialdemocracia.
Otro mal pensado puede creer que son medidas demagógicas de un presidente
neoliberal que tira unas migajas para llenar el ojo y desacomodar a la oposición.
Se puede partidizar esta situación para tratar de sacar rédito político de uno y
otro lado, a favor o en contra, pero los hechos son los hechos, decía aquel.
Y no me duelen prendas de reconocer méritos a los adversarios si hacen algo bien,
no siento que se le quita protagonismo a la oposición por estas acciones.
Me parece que no corresponde partidizar la pobreza y es muy mezquino intentar
apropiarse de la situación de los humildes como una bandera política propia.
Dicho esto, vamos a los bifes, y analicemos los anuncios que hizo el gobierno.
No compartimos la medida de aumentos generalizados para quedar bien con todos,
y en realidad no le mueve la aguja ni a los que ganan menos ni a los más privilegiados.
Creemos que ese dinero podría haberse volcado a fortalecer un poco a los más
desfavorecidos y que el anuncio de este martes fuera bastante más que un 4%.
Para una asignación familiar de $2075 el aumento no llega a cien pesos por mes.
Consideramos que está muy bien que se empiece a focalizar la ayuda utilizando las
herramientas informáticas y los bancos de datos de la población que posee el Estado.
El problema de los asentamientos es muy grande y se necesita muchísimo más inversión
de la que se plantea, pero es un avance y sabemos de la preocupación presidencial por el
tema desde hace años, esto debería ser sólo el principio de una campaña nacional.
Es indigno que tantos compatriotas vivan en esa situación y no menos indignante es que
55.000 niños de o a 6 años se encuentren en la escala más baja de bienestar económico.
Creo que estos dos temas: asentamientos y pobreza infantil, conjuntamente con la
ineludible reforma educativa, deberían convocarnos a una revolución ciudadana.
Sin banderías político partidarias, para lograr entre todos un Uruguay más justo.
Alfredo García