Varios hechos sucedidos estos días nos cayeron mal, aquí vamos.
La postura del presidente electo de no invitar a algunos gobiernos a
la asunción, muestra una incoherencia con sus dichos de campaña.
Y las justificaciones del futuro canciller no fueron muy felices.
“Ni amigos ni enemigos permanentes, intereses permanentes”
Se escuchan los golpes de Lord Palmeston a la tapa del cajón.
La corporación docente de secundaria vuelve a la trinchera.
Decretan un paro por un borrador de un futuro proyecto de ley, cuyo
texto definitivo ni siquiera está consensuado por la coalición aún.
Los gurises como siempre rehenes y los sindicatos se debilitan
como instrumento de lucha por aplicar medidas como éstas.
Cada marzo, algunos dirigentes se reencarnan en zapatistas.
Recuerden que la selva lacadona es el Desierto de la Soledad.
Siguen apareciendo cupleteros en la murga Cabildo Abierto.
Se destacan las voces del “segundo” Rivera Elgue con su visión
sobre los desaparecidos y luego el gran suegro artíguense.
La versión oriental del Coronel Harland Sanders nos retrotrajo
a épocas remotas de voceros hablando del gobierno de facto.
A esta altura el general debe andar pensando en que corso se
metió y dan ganas de pedirle a Petinatti una mano para Manini.
La frutilla de la torta son las adjudicaciones de señales de televisión
que hace el gobierno saliente a algunos personajes tristemente
célebres en la historia de los medios masivos uruguayos.
Rechina que a pocos días de que asuma el gobierno electo
se deje este paquete atado para las nuevas autoridades.
Esto ya lo vivimos en el pasado con los gobiernos blanqui-colorados
y lo criticamos duramente desde las filas del Frente Amplio.
La historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa.
No hay máscara ni antifaz que nos permita tapar esta vergüenza.
Algunos se toman el carnaval en serio y siguen apretando el pomo.
Alfredo García