Las elecciones departamentales avivan las ambiciones.
Surgen como hongos personajes que se postulan de candidatos.
Desde alcaldes a ediles por todo el país y por supuesto, intendentes
Hay lugares que demuestran gran competencia cabeza a cabeza.
Y los argumentos que se utilizan en un lado se desechan en otros.
Se habla de alternancia, como si fuera una obligación democrática.
Y se da manija con los 30 años del Frente Amplio en Montevideo,
pero se ignora las muchas décadas de gobiernos blancos y
colorados, casi como hereditarios, en otros departamentos.
Se intenta asustar con el copamiento de la capital por la izquierda
radical y olvidan mencionar que hubo intendentes tupas y bolches.
No sean fantasmas y dejen de agitar viejas sábanas reaccionarias.
La suerte de Montevideo está echada, por más recursos y
esfuerzos que ponga la coalición multicolor apoyando su candidata.
La cuestión es para que quiere ganar el Frente el bastión capitalino.
Si lo van a usar como oficina de colocaciones para políticos
desocupados del gobierno nacional, le están errando fiero.
Si se piensa utilizar como foco de resistencia, la pifia es aun mayor.
Si va a servir como rampa de lanzamiento para una potencial
candidatura presidencial 2024, solo resta decir: gracias recién tiré.
La intendencia capitalina es demasiado importante en la vida de
los montevideanos para ser utilizada por ambiciones personales.
Quedan aun muchas asignaturas pendientes que no supimos
resolver adecuadamente durante las tres décadas de gobierno.
Yo no voto por género sino por ideología, trayectoria política,
idoneidad e identificación con el proyecto colectivo del FA.
Y considero que tanto Daniel cómo Álvaro tienen las condiciones
para llevar adelante la tarea y poseen esos valores compartidos.
Hablando claro, no quiero una emperatriz en el palacio de ladrillo.
Pensalo, el 27 de setiembre tu voto frentista define.
Alfredo García
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