Esta semana trascendió la denuncia de un plagio a un documento
argentino en un borrador de la ANEP y enseguida se armó “kibebe”.
Llamado al parlamento de las autoridades y pedidos de renuncias.
Algunos compañeros están viviendo un déjá vu de los años 90 y su
resistencia a la reforma educativa impulsada por Germán Rama.
Parecen olvidar que mucho de lo realizado en la educación pública
luego se reivindicó por la izquierda que terminó implementándolo.
Es un tema menor y lo de siempre mucho ruido y pocas nueces.
Pero cuando hablamos de plagio nos referimos a otro tema actual.
El cambio de gobierno y de roles políticos de los partidos ha llevado
a que oficialismo y oposición se plagien posturas constantemente.
Y nos referimos específicamente al tema inseguridad y al rol de la
policía y el Ministerio del Interior que está siempre en el candelero.
Las acusaciones por la ineficacia del gobierno son permanentes.
Igual que el autobombo sobre los logros en el combate al delito.
Se pueden intercambiar los apellidos de los ministros y jerarcas y
escuchamos los mismos argumentos de un lado y del otro.
Antes era sobre la falta de apoyo que tenía la policía por el ministro.
Ahora es sobre el aumento de las cifras y las promesas incumplidas
También era sobre si la pandemia debía ser tenida en cuenta o no.
En definitiva, se toma a la seguridad como un botín partidario y se
intenta sacar redito político sobre un tema demasiado doloroso.
El problema es demasiado complejo, es multicausal y se debe
abordar desde muchos ángulos para poder encontrar soluciones.
Lo que está meridianamente claro que no es soplar y hacer botellas
No hay medidas mágicas y nadie es dueño de la verdad revelada.
Se precisan poner cabeza, mucho laburo y acuerdos globales.
La ciudadanía está cansada de las peleas y la falta de soluciones.
Quizás haya que formar un nuevo GACH para la seguridad pública.
En definitiva, dejen de plagiarse y póngase a trabajar en conjunto.
Alfredo García
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