“Al país todo, al gobierno lo que se merezca”
Wilson Ferreira Aldunate
“Pensar siempre en la mañana siguiente”
Liber Seregni
Apenas están faltando diez días para el 27 de marzo, pero por la
agresividad que algunos manifiestan, olvidan que luego hay un 28.
Auto proclamados dueños de un barrio agreden a los adversarios.
Insultos y acusaciones de mentir son frecuentes en estos días.
“Intolerantes” y “cobardes” pelean por un muro en Avenida Italia.
“Ponen palos en la rueda trancando al gobierno electo”, aúllan.
“Nos censuran en los medios y no nos dan espacio”, protestan.
Los fanáticos y los conversos se vuelven más papistas que el papa
y tiran el bebe con el agua sucia y hasta tiran la propia palangana.
Los primeros porque ha perdido su capacidad de ver la realidad.
Los segundos porque se sienten obligados a demostrar su lealtad.
Con la LUC suben los tomates, el pan rallado y los huevos, se
privatiza la educación y los milicos van a andar golpeando gente.
Sin la LUC no se va a poder andar por la calle, los sindicatos van a
a adoctrinar gurises y se liberan miles de presos de las cárceles.
Con la LUC volvemos al feudalismo y gobernarán los oligarcas.
Sin la LUC se acaba la democracia y pasamos a régimen comunista
“Se acaba la libertad, vienen por todo”, proclaman en rosado.
“Se termina la república, no pasarán”, vociferan en celestito.
Mientras tanto un gran porcentaje de ciudadanos no tiene la menor
idea de lo que implica la LUC y no ha definido que va a votar.
No vale todo y los dirigentes deben marcar mejor la cancha.
Para que sea como dijo Yamandú Orsi: “Una gran fiesta cívica”.
O como dijo en recientes declaraciones a la prensa el presidente: la
presión de un referéndum no nos puede hacer decir cualquier cosa”
Es hora de respetar a los ciudadanos, parar con la manija y no
convertir la jornada del próximo 27 de marzo en una lucha fratricida.
Los líderes históricos que encabezan esta columna la tenían clara.
Bajemos la pelota y dejemos los “relatos salvajes” para la ficción.
Alfredo García