Sentimiento de culpa

Esta semana por ser el día de la mujer convocamos solo hombres.

La reflexión semanal sobre el feminismo, la igualdad de género y

todo lo relacionado con reivindicaciones femeninas fue dirigida en

exclusividad a hombres de diverso pensamiento y extracción social.

La primera sorpresa fue la reacción de dos jóvenes militantes

políticos: un comunista y un colorado. ¿Vos querés que me maten?

No quisieron arriesgarse a la condena de sus compañeras de ruta.

Muchos otros, hicieron mutis por el foro y no respondieron nada.

La cuestión es si no hay convencimiento de la legitimidad de la

lucha de la mujer o no quieren ser políticamente incorrectos.

A esta realidad se le agrega el debate a nivel sindical por el paro.

Además, se le suma la polémica sobre la participación masculina en

la marcha del 8 de marzo, porque algunos colectivos la rechazan.

La iniciativa del paro mundial de mujeres surge hace años en

Polonia buscando demostrar que si un día ellas dejan de hacer todo

lo que hacen a nivel laboral y doméstico, el mundo sería un caos.

El movimiento feminista lo toma como bandera y cada fracción lo

encara de diferente manera poniendo sus diversos énfasis y

marcando las reivindicaciones que consideran más importantes.

La libertad es libre para todos y especialmente para las mujeres.

La cuestión es cómo nos paramos los hombres frente a esta ola de

justos reclamos que seamos honestos, nos mueven bastante el piso

El mirar al feminismo como una amenaza para el mundo masculino

no solo es reaccionario sino profundamente equivocado para poder

cambiar la situación de “machos” fuertes y proveedores que

cargamos sobre nuestras espaldas por tradiciones socio culturales.

No podemos seguir catalogando de “minas”, “feminazis”, “histéricas”

u otros epítetos a nuestras compañeras, hijas, amigas o madres.

Se trata de acompañar un movimiento que en definitiva nos hace

bien como sociedad toda, porque hay cambios insoslayables.

El 8M no es un día de fiesta o de homenaje, es un día de lucha.

Son la mitad de la población de nuestro país y del mundo, y

recordemos que la mitad del cielo y de la tierra les pertenece.

Sin sentimiento de culpa, nos vemos el viernes en 18.

Alfredo García