En los preámbulos del año electoral que se avecina quizás es hora
de discutir cuestiones ideológicas y programáticas sin anteojeras.
La izquierda siempre ha luchado por cambiar la sociedad y no de
defender el statu quo y menos luego de ocupar el gobierno trece años.
Los intereses partidarios no pueden primar sobre las medidas que se deben
encarar para imponer un modelo justo y solidario en nuestro país.
Hay temas incómodos que nos negamos a debatir desde hace años.
A modo de ejemplo y dejando de lado muchos importantes sugerimos:
¿Se debe mantener el voto obligatorio? ¿Régimen parlamentario?
Casas vacías y gente sin casa: ¿es inviolable el derecho de propiedad?
¿Educación autónoma o hay que subordinarla al poder político electo?
¿Abolición de las Fuerzas Armadas como en Costa Rica?
¿Limitación de entrada a la Universidad por escolaridad o examen de ingreso?
¿Financiación de partidos políticos exclusivamente por el Estado?
¿Abolición de la ley de herencia? ¿Renta básica universal?
¿Reducción de jornada de trabajo? ¿Reglamentación sindical?
Democratización profunda de los medios masivos de comunicación.
Propiedad de la tierra y reforma agraria, ¿es viable el pequeño productor?
Crisis demográfica: ¿no es hora de aumentar la edad jubilatoria?
Inversión extranjera para el desarrollo, ¿es el único camino?
Asentamientos y pobreza, ¿Cómo los erradicamos definitivamente?
Represión y cárceles, ¿no hay que sincerar la situación actual?
¿Apertura comercial al mundo o relaciones internacionales ideológicas?
Consumismo, fractura social y narcotráfico, ¿Qué cambio cultural queremos?
¿Sigue vigente la lucha de clases como fue concebida por Marx y otros?
¿Permanecerán los estados nacionales en el siglo de la globalización?
¿Cómo utilizamos la revolución tecnológica para generar bienestar común?
Para la izquierda no puede haber vacas sagradas y todo es cuestionable.
Estamos a tiempo de mirar la política en profundidad y elaborar propuestas
que sean removedoras en el corto, mediano y largo plazo para el Uruguay.
Que el clima electoral no nos nuble la mirada pensando en candidatos, listas,
alianzas partidarias para el 2019 y nos olvidemos de la genial frase de Mafalda:
Que lo urgente no le quite lugar a lo importante.
Alfredo García
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