El 11 de mayo fue asesinada la periodista palestina Shireen Abu Akleh, por francotiradores israelíes, cuando un grupo de reporteros cubría una incursión militar en un Campamento de Refugiados en Yenín, Cisjordania. Sus colegas también recibieron disparos.
Fue una muerte intencional, premeditada, selectiva, con presencia de numerosos testigos y violando expresamente la protección que se debe a los miembros de la prensa. La noticia causó conmoción entre los palestinos, los israelíes y el mundo.
Murió a los 51 años y trabajaba desde el año 1997 en la cadena Al Jazeera, donde era su periodista estrella. Un colega escribió: “ella ha estado allí día tras día, año tras año, cara a cara con los ocupantes de su tierra natal, dando voz a los palestinos sin voz”. Su crimen se esparció rápidamente entre los palestinos y provocó indignación y congoja.
Israel intenta cambiar el relato
A pocas horas de conocerse la noticia “hubo una consulta urgente de la Sede Nacional de Hasbara (estructura de propaganda sionista), con representantes de la oficina del primer ministro, el Ministerio de Relaciones Exteriores y las Fuerzas de Defensa de Israel. Tuvieron como fin tratar de defenderse de la narrativa internacional según la cual Abu Akleh había sido asesinada por fuego israelí”.
El primer ministro Bennett, comunicó: “Según informaciones que reunimos, parece probable que palestinos armados, que abrieron fuego sin discernimiento en ese momento, son responsables de la desgraciada muerte de la periodista”.
Su colega de Defensa, Benny Gantz, dijo: “Pueden ser los palestinos quienes le dispararan. Trágicamente, también podría ser alguien de nuestro lado. Lo estamos investigando”.
Los engaños no prosperan
B’Tselem, organización israelí de DDHH, informó que las imágenes de un “video” del gobierno mostrando palestinos tirando, no se correspondían con el lugar de los hechos. Tampoco existió ningún intercambio de disparos ni había ninguna fuerza de la resistencia palestina que pudiera alcanzar al grupo de periodistas.
Una investigación de la CNN concluyó que no sólo fueron soldados israelíes los que mataron a Shireen, sino que se trató de un asesinato selectivo.
La investigación palestina
La pericia científica mostro que la bala asesina provenía de un arma de guerra usada por Israel, así como el lugar desde donde se hicieron los disparos.
El fiscal general palestino, Akram Al-Khatib, afirmó que la asesinaron “directa y deliberadamente”. El ejército israelí era plenamente consciente de la presencia de periodistas en la zona, ya que todos llevaban chalecos antibalas con la inscripción PRESS en ellos, así como cascos, y que los soldados israelíes tenían una “visión clara y directa” de Shireen.
“Estaba claro que las fuerzas de ocupación habían disparado una bala que alcanzó a la periodista Shireen Abu Akleh directamente en la cabeza”, añadió. La investigación reveló que “la única fuente de fuego fue la de las fuerzas de ocupación con el objetivo de matar” a Shireen, subrayando que todo demuestra que se trató de un “asesinato premeditado”.
La ONU y la Unión Europea condenaron el asesinato de la periodista. Michelle Bachelet -alta comisionada para los DDHH- instó a “una investigación independiente y transparente sobre su asesinato”. “La impunidad debe terminarse”, aseveró.
El ataque al funeral
Cuando se iniciaba el trasladado de los restos de Shireen hacia su sepultura la policía israelí asalto a los portadores del féretro, que estuvo a punto de caer al suelo. Se produjo un choque muy fuerte y luego prosiguió la marcha. Eso fue visto en todo el mundo, debido a la gran cobertura de prensa, y ha recibido una repulsa masiva, pese a las falacias propaladas por Israel y la Hasbara.
El grupo Iglesias Cristianas de Tierra Santa afirmó que la policía israelí cometió una “invasión con uso desproporcionado de la fuerza y una grave violación de las normas y reglamentos internacionales, incluido el derecho fundamental a la libertad de religión”.
Su ataúd fue acompañado por un multitudinario cortejo, uno de los más grandes que se recuerden.
Los ataques a la prensa
A un estado genocida, que practica la limpieza étnica de los no judíos no le interesa una prensa que muestre sus crímenes: Shireen no fue ni el primer ni el último miembro de la prensa asesinado en Israel.
Dos semanas después, el 15 de mayo fue ultimada Ghufran Harun Warasneh, de 31 años, cuando se dirigía a su nuevo trabajo en una estación de radio de la ciudad de Hebrón. Las fuerzas armadas israelíes argumentan que Warasneh sostenía un cuchillo, pero testigos del hecho contradicen esa afirmación.
Según el Sindicato Palestino de Periodistas, 55 de ellos han sido asesinados y ejecutados por las fuerzas de ocupación desde el año 2000.
Edith Rodríguez Cachera, Vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras, manifestó a France 24 Español que no “solo hay asesinatos”, “se aplica una violencia sistemática muy dura contra los periodistas palestinos”, hay “palizas”, “disparos a los ojos, tuertos”, “a las piernas, mutilados”, “detenciones”.
Respecto al caso Shireen, dijo “Hemos pedido una investigación urgente, independiente e internacional”…”No confiamos en la investigación conjunta que propone Israel”, “Apelamos a la Corte Penal Internacional, porque son crímenes de guerra”. Esta violencia la ejercen países “que se saben inmunes e impunes”.
Un final parcial…
El periódico israelí Haaretz, publicó que las autoridades militares de Israel han decidido no abrir una investigación penal sobre el asesinato de la periodista de la cadena Al Jazeera justificando que sería tratar a sus fuerzas como sospechosos criminales y causaría demasiada tensión en su sociedad.
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