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El Tablero de Oriente por Joaquín Andrade

El Tablero de Oriente por Joaquín Andrade
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El conflicto sirio, iniciado en 2011, sigue siendo uno de los episodios más complejos del siglo XXI. Más allá de su impacto devastador a nivel interno, Siria ha logrado convertirse en un escenario clave de tensiones globales, reflejando la lucha por el control geopolítico del Medio Oriente. Este conflicto no solo ha arrasado con la infraestructura del país y causados cientos de miles de muertes, sino que también ha creado un tablero geopolítico donde las grandes potencias mundiales se disputan la influencia. En este complejo escenario, las posturas de las izquierdas internacionales respecto a Bashar al-Assad han sido diversas, lo que ha generado intensos debates sobre soberanía, intervención extranjera y los límites de la defensa de los derechos humanos.
De las Protestas a la Guerra Civil: Un Escenario Fragmentado
El conflicto sirio comenzó en 2011 con la Primavera Árabe, cuando miles de sirios exigieron reformas democráticas y el fin del régimen de Bashar al-Assad. La brutal represión estatal derivó rápidamente en una guerra civil, con la participación de actores internos como el Ejército Libre Sirio, milicias kurdas y grupos extremistas como ISIS.
La guerra se internacionalizó con la intervención de potencias extranjeras como EE.UU., Rusia, Irán y Turquía, convirtiendo a Siria en un campo de batalla geopolítico. En la izquierda internacional, algunos vieron en Assad un símbolo de resistencia al imperialismo, mientras que otros denunciaron su autoritarismo y violaciones a los derechos humanos.

Bashar al-Assad y las Izquierdas: Entre el Antiimperialismo y los Derechos Humanos
Las posturas sobre el régimen de Bashar al-Assad fueron sumamente divididas dentro de la izquierda internacional. Para algunos sectores, particularmente aquellos alineados con posturas antiimperialistas, Assad representaba una resistencia frente a las políticas de intervenciones militares promovidas por Estados Unidos y sus aliados. Estos sectores interpretaron la alianza entre Siria, Rusia e Irán como una estrategia para resistir el dominio del «orden mundial» liderado por Occidente, viéndolo como una oportunidad para contrarrestar la hegemonía estadounidense en la región.
Por otro lado, dentro de la izquierda, surgió un amplio sector que cuestionó fuertemente las políticas represivas del régimen. La brutalidad con la que el gobierno de Assad respondió a las demandas de reformas y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos de la población civil fueron puntos clave para condenar al régimen. Algunos de estos sectores, enfocados principalmente en la defensa de los derechos humanos y las libertades democráticas, rechazaron cualquier tipo de justificación o apoyo hacia el gobierno sirio,

independientemente de la lucha contra las intervenciones extranjeras. Subrayaran que la lucha contra el imperialismo no debería implicar un silencio ante las atrocidades cometidas por el propio régimen sirio.
La Geopolítica del Conflicto: Intervención Internacional y Rivalidades
El conflicto en Siria no solo ha sido una guerra interna, sino un escenario de rivalidades geopolíticas. Rusia, principal aliado de Assad, intervino en el año 2015 con ataques aéreos y apoyo militar para sostener al régimen. Irán también ha jugado un papel clave financiando y entrenando fuerzas progubernamentales.
En contraste, Turquía ha respaldado a grupos opositores y combatido a las milicias kurdas, a las que considera una amenaza. EE.UU., aunque inicialmente buscó derrocar a Assad, centró su estrategia en la lucha contra ISIS, apoyando a los kurdos y enfrentándose indirectamente a Turquía. En 2017, bombardeó objetivos del régimen en respuesta al uso de armas químicas, pero sin una estrategia clara, permitiendo que Rusia e Irán consolidaran su influencia.

La Caída de Bashar al-Assad: ¿Un Cambio en el Horizonte?
A pesar de la guerra y la presión internacional, Assad sigue en el poder gracias al respaldo de Rusia e Irán. Sin una solución política clara, Siria sigue dividida en zonas de influencia ocupadas por potencias extranjeras, mientras la crisis humanitaria persiste. Mientras la oposición propone un modelo federalista, Assad se aferra a un Estado centralizado. Con Rusia e Irán protegiendo sus intereses, su caída parece poco probable en el corto plazo.

Siria y el Futuro Geopolítico: La Paz, ¿A Qué Precio?
Un cambio en el régimen sirio, que implicara la caída de Bashar al-Assad, podría abrir la puerta a una nueva etapa para Siria, pero no sin desafíos significativos. La fragmentación interna del país, las rivalidades entre los grupos opositores, y las tensiones con actores como Israel e Irán complican las posibilidades de una transición pacífica. El miedo a una Siria más democrática y pluralista, pero también más inestable, persiste entre las potencias regionales.
En caso de que el régimen de Assad caiga, una de las grandes incógnitas será el papel de Irán. La influencia iraní en Siria ha sido crucial durante todo el conflicto, y la salida de Assad no necesariamente significaría el fin de esta presencia. Esto podría dar lugar a nuevos enfrentamientos regionales, con Israel probablemente intensificando su presión diplomática y militar para contrarrestar la creciente influencia iraní en la región.
En Conclusión
El conflicto sirio continúa siendo un reflejo claro de las tensiones geopolíticas globales y un desafío constante para la comunidad internacional. Las intervenciones extranjeras, la falta de

consenso sobre una solución política y la difícil situación interna continúan siendo obstáculos para la paz en la región. Mientras que el fin del régimen de Bashar al-Assad podría abrir la puerta a una nueva etapa para Siria, la fragmentación interna, las rivalidades regionales y la influencia de actores externos siguen representando grandes obstáculos. En última instancia, la estabilidad de Siria sigue siendo una meta aún distante, y el futuro de la región sigue siendo incierto.

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