En recuerdo de una triste despedida por Cristina Moran

“Hace cien años unos gallegos analfabetos comenzaron esto”. El hombre siguió hablando, pero ya no lo escuchaba. Solo pensaba en todo lo que encerraban esas palabras. Eran una historia de vida, la vida de aquellos “gallegos analfabetos”, la vida de una Montevideo que estaba caminando con paso firme en el apenas estrenado Siglo XX, la vida de la Sociedad de Instrucción, Recreo, Beneficencia y Asistencia Médica cuyo líder fue Don José María Barreiro oriundo de Bayona, Pontevedra.  Había nacido Casa de Galicia que durante ciento cuatro años atendió la salud de los gallegos que habían llegado a una nueva tierra en busca de trabajo y progreso, y el cuidado de la salud de los que querían pertenecer a ese sistema mutual.  El 23 de Diciembre de 2021 la justicia decretó el cese inmediato de actividades de la Mutualista. Desde entonces hasta marzo de 2022, fueron meses de lucha por parte de los funcionarios por su fuente de trabajo y de los asociados, para defender el derecho a su salud en esa casa de Galicia que sentían tan suya, con el resultado del que fuimos testigos ahí, en el lugar, en la Avenida Millán o a través de las imágenes y las voces que llegaban a la pantalla de los televisores. El 31 de marzo fuimos testigos de ese cierre y lo que ello provocó en funcionarios, asociados, vecinos y comerciantes el barrio. Llantos, desazón, angustia generada por la pérdida de la fuente de trabajo, por la inseguridad y preocupación que genera la espera o la búsqueda de otra fuente de ingresos. Un hombre con buenos años sobre su espalda, se encadenó al lugar porque “es la única forma de llamar la atención y que me escuchen”, aseguró al periodista. Mujeres y hombres estaban viviendo el dolor de la pérdida de la cuidadora de su salud desde muchos años atrás. Esta vez, no hubo inauguración. Hubo cierre. Desaparición de un trozo de historia de la “muy fiel y reconquistadora”. Entonces, tampoco hubo risas, cortes de cintas, reparto de trozos de ella, saludos y sonrisas: hubo definitivo cierre de puertas, hubo vallado, hubo presencia policial, hubo llantos, hubo desolación, hubo incertidumbre. Fue una dolorosa y triste despedida. Estamos y seguimos estando junto a ellos, a los que les cerraron las puertas. Pero no hay que detenerse, hay que seguir transitando por esta vida que tanto nos da y también tanto nos quita. Y en ese transitar encontramos hace unos días la noticia referida a los estacioneros de Punta del Este con la amenaza o el aviso de que dejarían de cobrar con tarjetas de crédito y débito.  El aviso o como se le quiera llamar se hizo realidad y ya, con la cercanía de una semana de turismo en la cual pusieron  las esperanzas quienes están en el rubro, que son muchos y no los vamos a señalar uno por uno, en este momento,n entonces, y poniendo sobre la mesa un fuerte argumento de presión, los estacioneros de Punta del Este no te venderán combustible si no pagás “cash”.Avisale, por si no se enteraron, a tus amigos o familiares así no pasan el papelón de que su tarjeta sea rechazada y comprobar que el “efectivo”, ese día, lo habían agotado disfrutando del turismo “en Punta”. El intendente Antía respalda esa medida, afirmando que “hay que reestudiar la participación de las tarjetas, el porcentaje de cobro porque si no, lo pagamos todos los uruguayos. Los estacioneros trabajan todo el día y que “el dueño de la tarjeta se lleva casi lo mismo que ellos”, en términos económicos. Al leer estas declaraciones por un momento me pareció que eran pronunciadas por Fernando Pereira en defensa de los trabajadores. Pero no, fue el mismísimo Antía, intendente “forever” de Maldonado. Attenti al lupo porque cuando el río suena, agua trae. Es todo por hoy. Hasta la próxima. Que seas feliz.