Entre Capuletos, Montescos y otras historias por Cristina Morán

La semana pasada hubo ruido en el partido colorado integrante junto a otros cuatro, de la coalición de gobierno. Ni los Capuleto ni los Montesco, familias de los desdichados y jóvenes Romeo y Julieta, tienen algo que ver en esta historia. Pero dado que una versión nos dice que las dos familias vivían “una disputa comercial y política” y una va a referirse a políticos, pero de nuestro país, a una entonces se le ocurrió trasladarse a los tiempos de esplendor de Verona para rescatar la historia de amor de William Shakespeare y darle a la columna un aire romántico, que en realidad tiene todo lo contrario. El ruido empezó cuando Julio Luis, hijo de Julio María fue propuesto para integrar la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y objetado por el hoy canciller Ernesto Talvi argumentando que no era conveniente que los familiares ocuparan esos cargos por los motivos, supongo, por todos conocidos. Esto no le cayó bien a Julio Luis quien tuvo una reacción un tanto fuerte y le dijo al canciller algo así como “petiso acomplejado”. Si bien se comentó que también lo había amenazado, Julio Luis lo negó enfáticamente. Tal vez lo que Talvi pretendía era que los Sanguinetti no cayeran en eso tan denostado que es el nepotismo. Pero cayeron porque el hijo del dos veces presidente de la República es ahora vicepresidente de UTE. En fin. Cada maestrito con su librito. ¡Cosas vederes, oh, Sancho! Tal vez tenga razón mi amigo cuando dice esto recién empieza.  Otra historia ha sido el comentado y promocionado ahorro de 60 millones de dólares logrado por el presidente de la República en la renegociación del contrato con UPM. Si bien están en danza otros 65 millones que hacen un total de 125 millones ahorrados son los 60 (millones, obvio) los que estuvieron y están disputados. Porque Álvaro García quien fuera director de la OPP (cargo hoy ocupado por Isaac “Lito” Alfie) le salió al cruce al presidente con su verdad: que eso estaba en el contrato firmado por el gobierno anterior en noviembre de 2017. Esto me trae el recuerdo de una vieja canción española que tratando de saber que le gusta beber a “La Parrala”, dice” quien me compra este misterio, adivina adivinanza” y sigue por bulerías, la canción, claro, porque sobre los 60 millones cayó un casi piadoso manto de silencio. Tal vez por el Coronavirus que cubre dos horas de los informativos cada vez más largos y más aburridos. Si bien “Voces” aparece hoy jueves el material es entregado con la debida antelación y  suele hacerse imposible (al menos para esta columnista) la  referencia a lo ocurrido el día anterior, pero de todas maneras una no va a pasar por alto la nueva marcha del silencio llevada a cabo en el marco de algo que debe  parecerse a la “nueva normalidad” y para la cual una vez más se puso a prueba la creatividad de los uruguayos y el acompañamiento de los orientales a los familiares de los detenidos desaparecidos diciendo Presente. Sí, Presente.                                           Hasta la próxima. Que seas feliz. Ahora y siempre.

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