Estos 300 que no son los de Termópilas y Leónidas. Artemisia llegó mucho después. por Cristina Morán
“…me lanzó sobre un lado de la cama, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y…”
Artemisia Gentilescha (Violada en 1611)
Artemisia Gentilescha no está aquí por casualidad. Ella es el inicio de la columna de hoy que está dedicada a las mujeres víctimas de violación y que deben pasar por lo mismo que pasó esa excelente pintora barroca hace 500 años: vergüenza, dudas, humillaciones, pérdida de trabajo, falta de credibilidad. Y estas son apenas unas frases de la declaración total de Artemisia.
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En una edición anterior esta columnista hizo referencia a los tiempos tan difíciles que estamos viviendo. Y hoy, aún contra su voluntad, debe volver a ello porque los hechos así lo ameritan. Balean gente en las calles a cualquier hora del día o de la noche, no importa si la víctima está con sus hijos o acompañado por cualquier otra persona; la crónica policial nos informa de estos crímenes que pueden ser cometerse dos, tres o cinco el mismo día; los abusos y actos sexuales a niños de todas las edades y sexo por parte de padres, abuelos, hermanos no dejan de horrorizarnos. Las denuncias de violaciones a mujeres jóvenes o de mediana edad o adolescentes aumentan y de acuerdo a lo escuchado y leído por parte del Fiscal Iglesias, de los novecientos (900) casos que encontró al asumir, decidió archivar trecientos (300) por las causas que ustedes conocen porque fueron expresadas por el mismo en “el raid mediático” (al decir de la periodista Patricia Madrid), que inició al participar del programa “Polémica en el bar”. Este fiscal que a los tres años perdió a su madre y fue criado por su abuela y su tía, aseguró, entre otras cosas, que el fiscal subrogante de corte, Juan Gómez “cede a la presión de la Intergremial Feminista”. ¿Es una acusación, fiscal Iglesias? Este nuevo Fiscal de Delitos Sexuales compitió por primera vez en 2016 como independiente en la Asociación de Magistrados Fiscales del Uruguay y desde 2018 pertenece a la corriente creada por Gustavo Zubía. En estos días podemos ver en el Teatro Circular “El juicio de Artemisia”, escrita y dirigida por Jorge Denevi donde narra la historia de una joven de 17 años que fue violada por el pintor Agostino Tassi maestro suyo y amigo de su padre. Un año después el padre hizo la denuncia y el caso fue llevado a juicio. Artemisia, al igual que todas las mujeres que sufren violación, pasó una y otra vez por la vergüenza y la humillación que significa exponer lo sufrido luchando por imponer su verdad y enfrentar al descreimiento de los que imparten justicia y de la gente, que, en general piensa y expresa conceptos que en nada favorecen a la víctima. Era el año 1611 y narró al juez y a quienes asistían al juicio la escena de su violación sin omitir detalles. Siglo XII, año 1611. Siglo XXI, año 2022. Pocas cosas han cambiado. La denuncia y la denunciante, siempre, siempre, generan dudas, no le creen, le preguntan si está segura que fue violada, debe aguardar y enterarse, (como está ocurriendo con el caso de la violación grupal en el Cordón) por la prensa, que sus violadores, por decisión del nuevo fiscal pasarían a prisión domiciliaria mientras continúa el proceso. Esa mujer perdió el trabajo gracias a un audio emitido por alguien en una emisora radial, esa mujer al igual que Artemisia y todas las que sufren violación, queda marcada para el resto de su vida. El ex fiscal y hoy diputado Gustavo Zubía en una entrevista, dejó una frase que es tan preocupante como los asesinatos y el sicariato: “Hay un exceso de esa especie de reivindicación de la mujer a cualquier precio”. ¿Cree realmente, Sr. Zubía que hay un “exceso” en esa “especie” de “reivindicación de la mujer” y que es “a cualquier precio”? Mire lo que son las cosas, a mí, con 90 años +1, una hija y tres nietos, de ellos dos mujeres, lo siento y lo veo escaso porque con leyes o sin ellas las mujeres, de una forma u otra sufren violencia intrafamiliar, son amenazadas, violadas por un depredador o más al mismo tiempo (violación grupal o en manada, ¿verdad) y no les creen y mientras la justicia continúa trabajando y pasan los meses ellas continúan siendo llamadas “presuntas” víctimas. Es decir, nunca les creyeron. En 1611 el juicio de Artemisia, se cumplió en siete meses. La pena impuesta al violador, es para la risa. Es todo por hoy. Hasta la próxima. Que seas feliz.
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