Grafitis, disciplina partidaria y ZinTV

Antes que nada, debo reconocer que tengo más grafitis pintados

que canas en la cabeza, lo que muestra que no es poca experiencia

Y recuerdo las guerras por los muros con los pachequistas allá en

el 71, y luego la competencia por las paredes entre bolches y tupas.

Pero creo que la comunicación ha evolucionado y existen formas de

llegar a más gente que pintarrajeando consignas por la ciudad.

Y asumo que me caliento cuando veo las fachadas de instituciones

públicas todas escritas, después de ser pintadas una y otra vez.

Hay un infantilismo pueril en los que ven como una batalla ganada

el mantener su grafiti firme en una pared y peor aun los que

denuncian como censura que se tapen por las autoridades de turno.

Confunden libertad de expresión con simple enchastre callejero.

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Odio la disciplina partidaria, por considerarla un avasallamiento al

pensamiento crítico de cualquier individuo con su grupo político.

Pensé que era un resabio del centralismo democrático leninista que

impera en buena parte de la izquierda, pero me equivoqué feo.

Parece que todos los partidos uruguayos la tienen como norma.

El ejemplo último del edil canario votando el fideicomiso de Orsi, es

una muestra que hay autoritarios y ortodoxos en todos lados.

Una cosa es exigir fidelidad a los principios de un partido y otra muy

diferente es pedir unanimidad en cuestiones puntuales y de gestión.

Me pregunto que se estarán preguntando muchos jóvenes blancos,

que han oído hasta el hartazgo, que el Partido Nacional a diferencia

de otros, como el Frente, es un partido de hombres y mujeres libres.

 

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El humor siempre ha sido un arma muy peligrosa para cualquier

poder, sea político, social, económico o mediático, sin dudas.

Y en los últimos tiempos unos creativos geniales han popularizado

un canal de YouTube, que se ha vuelto una referencia mediática.

Te podrá gustar más o menos el enfoque, pero no cabe duda que

hacen reír a un pueblo, y más de uno se muere por salir allí.

Ahora que un medio de prensa, como El País, denuncie a este

canal por parodiar uno de sus videos, llama mucho la atención.

¿No hacen gárgaras como defensores de la libertad de opinión?

Me trae a la memoria cuando Pablo Mieres se peleó con el

personaje Darwin Desbocatti por sus dichos o comentarios.

Muchachos tengan presente que del ridículo no se vuelve.

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Estos tres casos ponen sobre la mesa el tema de la libertad.

Si habrá que patear penales…

Alfredo García