Hoy: El teatro Miguel Young
Salir a caminar por el país siempre nos ha resultado grato y beneficioso. No es nuevo que lo hagamos. Comenzamos cuando llegó el video tape a Canal 10, y de eso hace ya unos cuantos años.
Conocimos ciudades y pueblos y, lo más importante, descubrimos a su gente y sus costumbres, compartimos asados, guisos, tallarines caseros y por sobre todas las cosas nos brindaron mucho amor, mucha buena voluntad.
A pleno sol o a plena lluvia hacíamos carretera, caminos de tierra, ríos, arroyos y lagunas como la llamada Negra o la otra, allá en el norte, que conocemos como Merín.
Descubrimos y mostramos por primera vez en televisión aquel humilde pueblo de pescadores llamado Punta del Diablo que fue perdiendo su humildad y ganando nuevos pobladores construyendo casas más o menos importantes y muchos negocios de comida y los clásicos puestos de venta de artesanía. Perdiendo de esa manera no solo su identidad sino la magia que lo destacaba de otros lugares de sol, arena y océano.
En síntesis si hiciéramos un balance de aquellos años el resultado sería altamente positivo.
Hoy vuelvo a ese interior que tanto disfrutamos para acercarlos a los exponentes culturales, teatrales específicamente.
Aquellas salas donde actuamos las primeras veces que salimos de gira o solo para hacer una o dos funciones y regresar, se transformaron. Fueron rescatadas por las intendencias y las fuerzas vivas de cada departamento.
Muy cerca de la capital, en la ciudad de Minas entraremos a un recuperadísimo teatro Lavalleja, que alberga, además un interesante e imperdible Museo del Comic.
Florida y la sala 25 de Agosto; Flores con su acogedor teatro Artigas
Paysandú mostrando con orgullo su teatro Lavalleja y Salto aguardando la recuperación del techo del Florencio Sánchez. Y ahí está el teatro de Rocha recuperado en forma total.
Pero hoy ocupará esta columna el teatro Miguel Young de Fray Bentos, departamento de Río Negro.
En la historia de esta hermosísima aparecen entrelazados la realidad, la fantasía y/o las llamadas leyendas urbanas.
Lo cierto es que un poderoso e influyente estanciero, hijo de inmigrantes ingleses muy culto el, amante de todas las artes, especialmente las escénicas, tuvo la muy feliz idea de dotar a Fray Bentos de un espacio, una sala a la europea con todo el oropel propio del tiempo por el que don Miguel transitaba, que su dinero le permitía y los constantes viajes a Europa para concurrir al teatro y cultivarse cada día un poco más.
Quizá cuando menos lo pensaba se decidió: compró el terreno de esa esquina donde se encuentra ubicado, recurrió al arquitecto Antonio Llambías de Olivar, a los especialistas europeos y a la mano de obra fraybentino y en el año 1908 se inició la construcción y fue entregado a don Miguel Young en 1913 para que lo disfrutaran los habitantes del departamento.
Pero, si bien es cierto que los hombres pasan y las obras quedan, la joya que es esa sala se vio “atacada” por quienes tenían a su cargo protegerla. Entonces desapareció el telón protector del fuego, fue pintada en distintas oportunidades haciendo desaparecer el oro con el que estaban cubiertas las figuras que habían dejado como legado don Miguel Young y el arquitecto Antonio Lambías de Olivar.
Cuando la restauradora argentina Agustina Esperón inició su trabajo y se dedicó a las molduras de los palcos descubrió el oro que las destacaba y que a pesar de una y otra mano de pintura ese oro, que ahora se protege con láminas doradas, permanecía intacto.
La leyenda urbana o relato histórico no sé, cuenta que don Miguel, que acostumbraba a contratar espectáculos europeos que se estrenaban en su teatro antes que en las salas de Montevideo y Buenos Aires, se enamoró de una mujer que un día (imaginamos que con un gran suspiro) le confesó que siempre soñó con tener un teatro. Tuvo el de don Miguel, su muy amante protector. Pero ella un buen día se fue y nunca más volvió. Nadie supo decirme su nombre. Pero el teatro permaneció, es una realidad que desde la década de 1930 pertenece a la Intendencia Municipal de Río Negro.Fue declarado Monumento histórico nacional. Cuando llegamos para hacer nuestro espectáculo musical, estaba anocheciendo. Verlo a esa hora mezclada la luz del sol
con las que encienden para iluminar tanta belleza resulta un fuerte impacto al que se suma el hermoso y sorprendente grupo escultórico de cinco metros de altura que representan la Inspiración, la Música y la Poesía
Cuando vayan a Fray Bentos a conocer, por ejemplo, el frigorífico Anglo no olviden el teatro. Podrán hacer una estupenda visita guiada.
Y tal vez logren saber el nombre de la mujer que “soñaba con un teatro”. Y lo tuvo.
Hasta la próxima. Que seas feliz.
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