La bella de la calle Yi

“¿Existe de verdad? ¿O será que permanece oculta a todas las miradas, menos a la mía? ¿O se trata de un engaño de mi imaginación? ¿La volveré a ver hoy?”, se pregunta, cada vez que se aproxima al lugar donde la encontró, casi por casualidad, hace ya algún tiempo.

Aquella primera vez, se quedó parado en la vereda, sin poder apartar los ojos del hermoso rostro que se asomaba desde lo alto de la fachada. Hasta que, en un momento incierto, por debajo del urbano tumulto que los rodeaba, creyó escuchar una asordinada voz que le susurraba lo que a él, en principio, le parecieron solo palabras inconexas. Mas, cuando prestó atención, intuyó que aquellas se unían en breves fragmentos tan dulces como armónicos.

Víctima de un embeleso que no se podía explicar a sí mismo, empezó a pasar con frecuencia por el sitio. Al cabo de un tiempo, con las frases que atesoraba en su memoria, fue tejiendo una historia, la que aquel ser, extraña floración con rostro de muchacha, intentaba contarle. Hablaba de “frases vagas y tenues suspiros”, de “las flechas de Eros”, “de triunfos mundanos”, de “sonrisas y perlas y flores”…

Quizá porque aún no ha logrado armar por completo el rompecabezas de aquella narración, cada tanto, acude, cual si de a una cita se tratase, al encuentro de la bella de la calle Yi.

(Ubicación: Yi 1385)

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