El fútbol: cultura, política, arte, negocio, alienación, opio de los pueblos. El listado resume algunas de las posibles definiciones sobre la pasión más popular del planeta. Los grandes medios, las poderosas cadenas de TV o las marcas deportivas top, han sido el dínamo para que el fútbol se haya convertido en lo que es hoy en día. En nuestro país es la materia común, el lenguaje cotidiano, y más allá del no-creyente, la mayoría de nosotros inspira y exhala fútbol. Por eso es natural que muchos compositores populares (como también escritores, poetas y artistas plásticos) le hayan dedicado sus obras más inspiradas.
En marzo de 1989 fallecía en Montevideo, Jorge «Choncho» Lazaroff. Un músico inclasificable, audaz, polifacético, creativo. Factor fundamental para lo que sería llamada la «música de la resistencia» en los años oscuros del Uruguay. Fundador de varios grupos musicales, pero el más importante -históricamente- fue Los que iban cantando. En la última etapa de su vida estaba haciendo una fuerte autocrítica sobre muchas de las concepciones que había abrazado, y que eran el sustento de su arte y de su vida. En el último álbum, «Pelota al Medio»(1989), parecía irse perfilando para un concepto de canción más popular, dejando un poco de lado la vanguardia y la búsqueda rupturista (aunque en este trabajo esos conceptos no fueron abandonados). La canción central del disco (y quizá la canción fundamental de su vida) es «Pelota al Medio”. Un himno futbolero si lo vemos con un solo ojo. De lo que habla aquí, de manera sensible e inteligente, es de la resistencia, frente el poder o cualquier adversidad, y de cómo superar los reveses y seguir, pese a todo (él venía batallando contra su enfermedad). “Vamo’ arriba, con fe pa’l segundo tiempo / Qué mal que estamos jugando, no se puede creer/ Aquel loco, aquél de pelo cortito / Nos baboseó, nos metió pechera, así que leña con él”. El inicio es belicista, y ese espíritu combativo se traduce como el signo de los tiempos políticos pos dictadura. El “loco de pelo cortito” simboliza al milico (en abstracto) que había que enfrentar y darle “leña”. Desde el vamos, el “Choncho” nos aclara el camino. Todo el texto es una puesta a punto de la situación social de entonces, tomando al fútbol como excusa: “Qué sucios, mamita, qué sucios que son/ ponen la plancha en el pecho y en el corazón / y viste el juez, el juez tira para ellos / el juez no tiene vergüenza / no les cobra nada/ ta muerto de miedo”. La metáfora se queda corta si pensamos en los años en donde la justicia fue una humorada trágica. La música, un candombe-murga electrizante, cuenta con una apabullante artillería armónica. En el estribo se vuelve canto de guerra murguero: “Al túnel muchachos, al túnel del tiempo / adentro muchachos, metiendo y metiendo /Al túnel muchachos, no hay más pa’ perder/ y el viento está soplando y nos viene bien/ pa’ romper la red”. La arenga futbolera es la que le da significado a la estética de la canción. Como nunca, deporte, política y Arte, aparecen entrelazados en una canción popular uruguaya.
En el tercer álbum de Rumbo, “Otro Tiempo” (1985), aparece “Al fondo de la red”. Una de las canciones más populares de Mauricio Ubal y que ha sido versionada por varios artistas. Candombe pop o candombe-canción, que describe al jugador habilidoso (el del potrero del siglo pasado) y con estampa: “Por la forma de pararse/ En el medio de la cancha/ De matarla con el pecho/ De volar hasta la raya”. El texto se detiene en la alta calidad técnica del jugador, en su capacidad -casi de ilusionista- de sortear los escollos de un partido: “Por la forma de cambiarla/ Sin hacer una de más/ Con esa comba exquisita/ Que se anticipan al azar/ No se sabe con qué pie/ Se desmarcará otra vez/ De las canillas del back/ En su camino a la red”. La estructura pop de la canción es eficaz para darle contundencia y llegada. No deja de ser una canción de las “entradoras”, sin ser rítmicamente arrolladora. Es más bien reflexiva y evocativa. El final es perfecto: “Cómo quiebra la cintura y la razón/ Y se acomoda en el aire, pájaro/ Para pintar ese gol al domingo”.
En 1992, Jaime Roos presenta una canción para la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y que fuera encargada por la empresa Tenfield. Se buscaba crear un himno alternativo y oficial, más allá de los históricos “Uruguayos campeones” o “Vayan pelando las chauchas”, y quizá, borrar el “Te queremos ver campeón” del oscuro mundialito de 1980. El texto de “Cuando juega Uruguay” fue escrito a dúo entre Jaime y Raúl Castro. Grito de guerra que encierra la cultura y la espiritualidad futbolera del siglo pasado; y canción anacrónica en ese sentido, porque el fútbol actual ya dejó de ser el que era. En ella está referida la cultura uruguaya pre internet, y la fotografía sepia de sus imágenes la hace afectuosa: “Como un cielo de verano/ Como el trueno de un tambor/ Con la cara del murguista/ Cuando baja del camión”. Carnaval, murga y candombe. Boliche y TV: “Asomando por el túnel/ Dominando la emoción/ A la cancha la Celeste/ Al boliche de la esquina/ Cerca del televisor”. La música elegida por Jaime es la de un candombe épico, de gesto patriótico: “Vamo’/ Vamo’ arriba la Celeste/ Vamo’/ Desde el Cerro a Bella Unión/ (…) / Como dice el Negro Jefe/ Los de afuera son de palo (…)”. Cubriendo la geografía de manera inteligente y citando a Obdulio Varela (quien aparecerá en el clip del Estadio), y creando metáforas adecuadas: “(…) Con la pinta de un gorrión/ Vamo’/ Con linaje de rebelde/ Sin más gala que su vuelo/ Con destino de campeón”. El gorrión aquí simboliza al jugador común, nacido lejos de la “cuna de oro”, el que pese a carecer de abolengo, cuenta con su rebeldía como valor espiritual para enfrentar las adversidades.
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