Cada vez resulta más difícil escribir sobre Venezuela.
Hace muchos años que seguimos de cerca lo que sucede allí, y desde la creación de la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), entre los años 2008 y 2009, hemos creído ver en Venezuela una forma distinta, activa, conocedora de los riesgos de ser oposición, en defensa de la democracia y los valores democráticos, decidida a enfrentarse contra un poder que se inauguró con un intento de golpe de Estado, contra el Presidente Carlos Andrés Pérez, a quien Uruguay nunca le agradeció la actitud valiente en defensa de los perseguidos políticos de nuestro país.
La izquierda uruguaya no ha percibido el error de apoyar al régimen chavista, y sí ha seguido sus consignas a favor de un enigmático “socialismo del siglo XXI”. Condenó, solapada o indirectamente, a la Mesa de la Unidad Democrática, que, seguramente, tiene muchas más coincidencias con el Frente Amplio, de las que éste pueda tener con el chavismo.
Ha jugado a la ruleta rusa con el régimen chavista, haciendo malabarismos políticos para darle a Chávez, y luego a Maduro, la convalidación ideológica que, seguramente, no comparte, salvo en su rechazo visceral a los Estados Unidos.
¿Cómo es que el régimen de Maduro sigue mostrando solidez frente a la oposición, si nada funciona bien, y PDVSA no está siquiera en condiciones de abastecer de gasolina a la población venezolana, que, prácticamente, está encerrada, sin necesidad de usar sus vehículos? La izquierda uruguaya saludó y apoyó a Hugo Chávez, desde que estuvo aquí por primera vez, a excepción del general Seregni, que se negó a recibirlo. Una izquierda siempre atenta a las violaciones de la soberanía de numerosos países por parte de Estados Unidos, pero ciega y sorda ante la masacre de Tianmén, la invasión de Polonia, el pacto con Hitler, la invasión de Hungría y Checoslovaquia, y la propia fantasía de la revolución cubana, que funcionó, a duras penas, sólo cuando tuvo a alguien que la proveyera de fondos para activar sectores no productivos. ¿De dónde obtiene el chavismo divisas para mantener activo el aparato policíaco-militar funcionando, cuando está incapacitado para mantener los signos vitales del Estado y asegurarle a la población luz y papel higiénico? ¿Tiene asidero la hipótesis de que la principal fuente de recursos es asegurar a los productores de coca colombiana el flujo hasta la entrega en mano a los distribuidores en Estados Unidos y Europa?
Según confesión del Chapo Guzmán ante el tribunal que lo juzgó en Estados Unidos, en toda su vida, consiguió colocar 200 toneladas de coca. Pero el llamado “Cartel de los Soles”, del que Diosdado Cabello ha sido el artífice de su desarrollo, introduce 250 millones cada año dentro de los Estados Unidos y Europa. Esas denuncias han sido confirmadas por militares que desertaron en este último par de años, como el Mayor General Hugo Carbajal, Anthony Daquin, capitán de corbeta Leamsy Salazar, jefe de seguridad de Chávez y Cabello, y su esposa Anabel Linares Leal, ambos capitanes, fieles a Chávez, pero testigos directos del montaje del Cartel, posterior a la salida de la DEA de Venezuela. Leamsy Salazar fue, hasta desertar, la persona más cercana al poder, y testigo de innumerables operaciones de tránsito de coca, y conversaciones entre Cabello y Maduro.
Los sobrinos de la primera dama, Cilia Flores, utilizando pasaportes diplomáticos, fueron capturados en Haití, portando 800 ks. de cocaína con destino a Estados Unidos, por lo que fueron procesados a 18 años de cárcel por un tribunal de Manhattan. Pero las evidencias del tráfico de drogas son numerosas, y todas apuntan a la alianza estratégica entre las FARC de Colombia y el régimen chavista. Las FARC han contado con campamentos en territorio venezolano, en la región de Apure, donde la coca es procesada, protegida por miembros de la Guardia Nacional y Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela.
Aunque fuese una especulación, y sin tomar en cuenta las denuncias de la DEA y las propias investigaciones que viene procesando las Naciones Unidas, el abandono de la industria petrolera, y el manejo del Estado por parte del régimen, que ha provocado la huida del país de 5 millones de venezolanos, que huyeron con lo puesto, y muchos de ellos a pie, atravesando la selva y sus peligros, llevan a pensar que el cogollo de dirigentes chavistas que manejan el país de forma insensible, tienen un interés particular en un negocio enorme. Los dictadores no creen que un día les llega el fin, mientras tanto viven en una burbuja de interminable dinero.
Maduro hace tiempo que abandonó el control sobre las barriadas que rodean Caracas, dejándolo en mano de los pranes, criminales que lideran la población con armas que les han sido facilitadas por el gobierno. El Estado se ha retirado completamente de esos territorios, porque el gobierno sabe que ningún grupo de delincuentes tendrán jamás las posibilidades de liderar una revuelta que le haga perder el sueño. Pocos días atrás se produjo una masacre de 47 presos en una cárcel a 500 kms. de Caracas. No es un hecho aislado. Simultáneamente Maduro libera a uno de los pranes más emblemáticos: el Gusano, y le da el encargo de traerle a Wilexis, vivo o muerto. El Wilexis es uno de los pranes más poderosos, que gobierna en la enorme barriada de Petare. Cuenta con numeroso armamento moderno, y muchachos, casi niños, capaces de matar o morir por nada. Pocos días atrás el Wilexis hizo circular en las redes una proclama de guerra a Maduro, y dio la orden de matar a cualquier funcionario chavista, cualquier guardia nacional, cualquier integrante de las FANB, que suba a los cerros. El mensaje del Wilexis, no difiere de cualquier proclama de izquierda, sólo que, en el lenguaje directo, simple, en el que llama a una guerra contra el gobierno, y sin rehuir la invitación a participar de este alzamiento de todo aquel que se sienta pisoteado por el régimen de Maduro.
Venezuela se hunde. Una banda de forajidos, le hizo creer a la izquierda regional que todo vale contra el imperialismo norteamericano; lugar común, un santo y seña para alinearse con quien sea. En las manos de la izquierda ha estado la posibilidad de frenar esto, pero ya es tarde, ni la oposición venezolana ha sabido defender sus mejores momentos, y todavía anda a la búsqueda de otro líder que los saque del laberinto. Tal vez no haya entendido que eso puede venir después, cuando la democracia regrese a las instituciones, y la ciudadanía pueda elegir libremente. Ahora, hasta los pranes empiezan a desafiar a Maduro.
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