¿Los blancos se fagocitan a sus aliados?
La última encuesta de Equipos consultores reveló las preferencias partidarias si las elecciones nacionales se hicieran en breve. Allí se muestra que el Frente Amplio alcanza un 35%, el partido Nacional un 30%, el partido Colorado 4%, Cabildo Abierto 3% y el partido Independiente 1%.
¿Esta tan centrado el gobierno en los blancos que no dejan espacio para sus aliados de la coalición? ¿Corre peligro la existencia del partido Colorado por su crisis interna y su falta de liderazgo? ¿Cuánto pesan la fuga de Talvi, la desprolijidad de Cardoso y el retorno a primera línea de Sanguinetti? ¿Se desinfló Cabildo? ¿El Herrerismo le disputa el voto rancio de derecha? ¿Hay algún futuro para Mieres y su equipo? ¿Cuánto importa el protagonismo presidencial en este resultado de preferencias? ¿Se mantendrá la coalición si se confirma esta tendencia de popularidad? ¿Los blancos sin Lacalle Pou, alcanzarán ese apoyo? ¿Hay alguna figura emergente que pueda jugar el rol que le cupo al hoy presidente en futuras campañas? ¿Cómo pueden revertir esta situación los partidos minoritarios?
Ojalá lo logre por José Manuel Quijano
Una encuesta, realizada fuera de periodo electoral, muestra que la coalición de gobierno (por sumatoria) reúne un 38% y el FA llega al 35%. Semejante resultado debe llevar a reflexión a la coalición de gobierno, cuyos partidos menores emergen debilitados, pero también al FA que aparentemente habría perdido una parte no despreciable del apoyo que mostraba, en casi todas las encuestas, durante los últimos tres lustros.
¿Corre peligro el Partido Colorado (evaporación de Talvi y renacimiento de Sanguinetti)? El PC muestra declive electoral desde hace bastante tiempo. Quizás parte de su electorado lo recogió el Partido Nacional con el reverdecer del herrerismo, otra parte Cabildo Abierto y algo, poco, el Frente. Hasta el día de hoy sigo sin entender la conducta política de Talvi, pero cada uno es dueño de hacer, en el terreno del compromiso político, lo que más le plazca. Talvi no hubiera “salvado” al PC, pero quizá el declive del partido, al día de hoy, se presentaría algo más atenuado.
La coalición de gobierno presumo que continuará por la sencilla razón de que no hay motivo alguno para desarmarla. El balance, en este primer año de trabajar juntos, es bastante exitoso, en parte porque Lacalle Pou demostró un manejo político hábil, poco irritativo y equilibrado, en alguna medida porque Sanguinetti, octogenario, se puso el PC al hombro y evitó un derrumbe mayor y también porque Manini, que viene de una familia de políticos, demostró que no se maneja mal haciendo política. La coalición tiene además en su haber una acción competente en el combate a la pandemia (mientras los dos vecinos, como empieza a ser cada vez más habitual, mostraban su vocación al descalabro) con eficiencia en el sistema de salud y acierto en la comunicación con la gente. Hay dos actores relevantes. El sistema de salud, fortalecido y mejorado durante los gobiernos del FA, y el Ministerio de Salud Pública que parece haber operado, durante marzo 2020- noviembre 2021, como maquinita suiza. El recurrir a los equipos técnicos, formados con gente capaz y discreta, está en el haber del pais. Tanto en el caso del grupo que ausculto a la pandemia, con Radi, Cohen y Paganini a la cabeza, como en el caso de la reforma de la seguridad social, bajo orientación de Saldain, se ha pedido la opinión y se ha escuchado a personas con abundante y confiable historia curricular, acostumbradas a investigar los temas de las consultas que eran y son, como es obvio, de muy difícil solución.
Más complejo es el tema de la LUC. Mi percepción nada original es que, en una democracia representativa, las leyes se discuten en el Parlamento. La ley se discutió durante 90 días (¿será poco tiempo o que algunos están acostumbrados al paso cansino?), en un total de aproximadamente 500 artículos se introdujeron modificaciones, con aportes de la oposición, en más de 300 y después se aprobó por legítima mayoría. No obstante, se juntaron firmas para un referéndum, pero de momento no se discute mucho sobre el contenido, sino que se lanzan acusaciones: desde que la LUC no es Uruguay- pero ¿quién se puede arrogar la patria potestad del Uruguay? – hasta que el gobierno se propone afectar negativamente el derecho de huelga – pero tal propósito, que es posible este en la mente de algunos, no se vislumbra en el extenso articulado en cuestión. El FA está intentando reconstruir y fortalecer su brazo de centro izquierda. Es un esfuerzo necesario. El senador Bergara aproximándose al astorismo y la huida de dirigentes y militantes desde el Partido Socialista hacia la Vertiente, apuntan en esa dirección.
El Frente necesita urgentemente un ala de centro izquierda que pese, que gravite, que oriente, que demuestre profundidad, conocimiento y talento en cada una de las decisiones fundamentales que tome el partido político. Que lo saque del “talenteo”, las acusaciones estridentes, la gimnasia perpetua y lo sumerja en el conocimiento de los temas complejos y lo encamine hacia las sólidas propuestas bien elaboradas. El FA necesita reconstruir ese brazo que fue tan relevante en sus comienzos. Lo necesita para cumplir su papel de gran fuerza democrática y contribuir, con su aporte, al fortalecimiento de la democracia uruguaya. Ojalá lo logre
Lo que el gobierno debe fagocitar son los problemas de la gente por Fitzgerald Cantero
Hablar de preferencias partidarias a tres años de las elecciones nacionales, puede constituir un mero ejercicio académico sin su correlato en la realidad, o puede demostrar la ansiedad de algún dirigente por su futuro político.
Ningún análisis serio se puede realizar a 20 meses de iniciado el gobierno y faltando el doble para terminar. Así que, ya sea simpatía y mucho menos intención de voto, tiene la misma relevancia que decir que ayer hubo 18 grados.
Es natural que en los proceso de coaliciones, la predominancia la tenga el partido del Presidente. Este formato, novedoso, de 5 partidos coaligados, es un aprendizaje para toda la coalición republicana.
La teoría predominante en la Ciencia Política, dice, grosso modo, que cuando a las coaliciones les va bien, el partido del Presidente recoge todos los aplausos y no sus socios coaligados; y cuando les va mal, a todos les cae esa factura. Es por ello que se sugiere, desde los estrados académicos, romper las coaliciones conforme se acerca el ciclo electoral.
No comparto que deba suceder eso en este formato y en este tiempo. Hay dos razones muy importantes por las cuales es necesario que la coalición republicana se mantenga unida: primero, al gobierno y por ende al país y su gente, le tiene que ir bien; segundo, como nadie va a tener mayorías por sí mismo, se necesita de la permanencia de la coalición. ¿Cómo puede alguien que se vaya de la coalición, pedir el voto prometiendo gobernar en coalición?
Quienes creemos que esta coalición llegó para quedarse, lo tenemos bien claro. Por lo tanto, la lógica es de cooperación en la competencia. Aquello que nos obliga, compromisos asumidos, luego de firmados se defienden. Y aquello que es propuesto por un socio, fuera de acuerdos asumidos previamente, se debaten.
Ahora es el tiempo de gobernar. Y es el tiempo de defender las buenas medidas que está tomando el gobierno, que somos los cinco partidos que lo conformamos. En esa defensa está la muy buena ley que es la de urgente consideración, que el PIT CNT y el Frente Amplio pretenden derogar parcialmente.
Por lo tanto, debemos gobernar y defender las herramientas que han mejorado en varios aspectos las condiciones de vida del país.
Lo del título, lo que debemos hacer desde el gobierno es fagocitar los problemas de la gente. En 2019 se votó para cambiar la situación que se estaba viviendo. Nos han elegido para ello. No estaríamos a la altura, si nos pusiéramos a armar estratagemas electoreras. Y mucho menos los colorados, que no nos ha animado el afán demagógico, ni la ansiedad de mirar la calculadora electoral. Sobre esta afirmación, si necesitara algún ejemplo, vaya uno que vale por todos: el manejo de la salida de la crisis de 2002, elogiado por el propio Astori, en el que nuestro Partido no miró especulaciones electorales y aún hoy, tiene consecuencias en ese plano. Sin embargo, se hizo lo que se debió hacer, porque la ética de la responsabilidad que nos anima, está por encima de intereses particulares; porque las necesidades de la República, tienen prioridad para nosotros, por sobre las estrategias proselitistas.
El camino es claro, a defender los derechos que brindan los artículos que se quieren derogar, a seguir derribando los problemas cotidianos de los habitantes del país y a coadyuvar en la fortaleza de una coalición republicana ya instalada.
¡No está muerto quien pelea! Por Cristina De Armas
En principio quiero recordar al lector que en 2014 las consultoras pasaron la vergüenza de su historia cuando insistieron una y otra vez que no era posible que el Frente Amplio lograra mayoría parlamentaria si acaso ganaba nuevamente las elecciones. Pasado el 2014 se han mantenido en márgenes muy pequeños de diferencia pudiendo apelar siempre al confortable «todo es posible». Recordemos además que la consultora Equipos que se menciona, estuvo contratada por el último gobierno de Tabaré Vázquez y que cuando éste solicitó su cese, a la semana, le bajó cinco puntos en el porcentaje de preferencia del electorado. (Prensa 28-12-2017). Al propio director de la consultora le fue luego ofrecida por el gobierno de Lacalle Pou la presidencia de la Corte Electoral. (Prensa 28-01-2021)
Dicho esto, la diferencia a favor del Frente Amplio en la consideración del electorado no debe asombrarnos hoy cuando es quien genera mayor movilización en lo territorial, mediático y de opinión. Junta de Firmas, Elección de candidatos a presidencia del FA, movilización por Referéndum, etc. Sabe ser oposición.
Desde el punto de vista de la Coalición, como ya lo he comentado, no logra consolidarse como tal. Desde un principio ha sido un gobierno blanco y sus adláteres. Para las elecciones presidenciales en noviembre, no fue tan claro pues era el motivo primario, tomar el gobierno. Ya en las postergadas elecciones departamentales fue absolutamente claro, en especial, en Salto.
El hombre más votado en las elecciones internas en Salto fue el colorado y ex intendente Germán Coutinho. Ya he comentado en otra nota la incidencia del Partido Nacional y en especial del propio hoy presidente Lacalle Pou en que el Partido Colorado perdiera esa intendencia en 2014. En esta oportunidad y aunque era evidente que el beneficio electoral sería que la Coalición votara unida con Coutinho como candidato, el PN decidió tener su propio candidato y contar con el apoyo de Cabildo Abierto dejando solo al candidato colorado y optar por la reñida actitud con la Constitución de presentarse en Salto desde el presidente a los ministros en plena campaña. Y Salto lo ganó el FA. Hace recordar cuando en 2014 la Concertación solo fue aceptada por el PN en Montevideo ya que el hoy desaparecido ex Ministro Larrañaga se negaba a ella en el interior porque como luego demostró, en el interior, él ganaba. En Montevideo se recordará que cuando el hoy presidente Pou ganara la elección interna blanca descartó inmediatamente al candidato establecido que era Gandini porque era hombre de Larrañaga y prefirió perder con un candidato testimonial. Es política.
En los partidos hoy menores lo cierto es que no existe Partido Independiente sin Mieres ni Cabildo Abierto sin Manini Ríos. Mieres está llevando adelante un Ministerio de Trabajo en forma sobria, poco mediática pero atinada, respetada por trabajadores y empresarios. Manini Ríos logró calmar las disidencias internas sin perder a sus destacados dirigentes y consolidar a su partido; la duda es si lo logrará una buena votación al dejar de ser la sorpresa de la política.
El Partido Colorado, el aún socio mayor en la Coalición padece de grandes problemas internos que están a la vista. La «fuga» de Talvi no ha sido problema más que para la gente de Talvi, especialmente, para los hombres de Talvi dentro de la gente de Talvi. El ex presidente Sanguinetti lejos de ser un problema como algunos quieren instalar, es quien ha salvado al PC de su real desaparición o absorción por otros partidos. Volvió a recuperar el espíritu batllista en campaña y darle un líder cierto al PC hoy. El PC no está acéfalo y eso lo demuestra que el presidente Pou en momentos de duda sobre la decisión sobre el ex Ministro de Turismo, Germán Cardoso, se allegara a la propia casa del ex presidente para procurar la mejor solución. Germán Cardoso ha sido víctima – independientemente de aciertos y errores- de una interna que se fagocita. Es inteligente el presidente Pou en cortar estas situaciones por lo sano y no dejar que las campañas de difamación personal para hacer caer un cargo lleguen a extremos en que llegó la campaña contra Sendic. Es la última moda política, tirar desde adentro.
El presidente Lacalle Pou ha logrado ser un candidato de los doctores y de los caudillos, una parte del electorado aún responde a los apellidos, a las estirpes. No le faltan hombres al PN, pero ninguno que como él aúne en sí ambos mundos. El Partido Colorado por su parte parece – en mi opinión muy personal- inclinarse a resucitar al principismo. ¡No está muerto quien pelea!
Garantía de Republicanismo por Virginia Cáceres
Desde que cumplí la mayoría de edad, y de eso ya pasaron unos cuantos años, vengo escuchando y leyendo distintas teorías que vaticinan la desaparición del partido colorado. Que estamos atravesando una crisis, que no tenemos liderazgos claros y por tanto carecemos de rumbo, que tampoco aparecen nuevos candidatos que aporten en la contienda electoral y así se van sucediendo en el tiempo las distintas afirmaciones que concluyen que, más temprano que tarde, el partido colorado deja de existir. Sin embargo, en cada una de las instancias electorales que hemos atravesado el partido se reorganiza, alinea sus estructuras y da la pelea electoral, que claramente no arroja los resultados que quisiéramos, pero es la que permite armar los órganos internos, esos que son el corazón del partido y garantizan su existencia.
Por supuesto que no podemos negar los malos tragos que nos ha tocado vivir en los últimos tiempos. Por supuesto que no podemos ocultar el hecho de que los liderazgos de los últimos años no han logrado echar raíces o que no existen candidatos presidenciales naturales. Lo que si tenemos claro los Colorados es que ninguna de esas razones va a condicionar nunca la existencia de nuestro partido porque bien sabemos que los hombres y las mujeres pasan, pero las Instituciones quedan y el partido colorado es mucho más que un nombre.
No es este el momento de hablar y pensar en candidaturas, formamos parte de la coalición de gobierno y nuestro rol actual no es otro más que el de servir a la construcción del Estado desde los distintos lugares y espacios que nos toca ocupar. Y este rol solo lo podemos cumplir con la tranquilidad de sabernos poseedores de varias figuras del gobierno y parlamentarias con capacidad de liderazgo demostrada, con vocación de servicio y con gran proyección, dentro y fuera del partido, lo cual prueba que hay partido colorado para rato.
Pero además también contamos con el respaldo de la experiencia y la visión estratégica de quien es el líder natural del Partido, Julio María Sanguinetti, artífice y artesano de la actual coalición de gobierno.
Estamos en un tiempo nuevo, político e institucional. La coalición de gobierno, que sin dudas llegó para quedarse, implica un gran desafío, institucional sin dudas, pero especialmente un desafío político para quienes la integran. Practicar el ejercicio cotidiano, colectivo e individual de mantener el perfil histórico y propio de cada uno de los integrantes de la coalición, marcar las diferencias en la interna cuando corresponde, siendo fieles a los principios rectores de cada uno y tener la capacidad de construir los puntos de encuentro que permiten avanzar hacia un objetivo común, todo esto requiere de un trabajo minucioso en la búsqueda del equilibrio perfecto.
Y a ese equilibrio no se llega naturalmente, sino que es producto de un trabajo de articulación y coordinación en donde a cada uno de los actores le toca un rol distinto.
Al partido nacional es a quien le ha tocado timonear el barco en esta oportunidad y por ser el “hermano” mayor es quien debe procurar mediante la articulación mantener los justos equilibrios con el resto de los integrantes.
El partido colorado tiene un rol bien definido dentro de la coalición de gobierno que refleja su espíritu republicano, somos quienes damos la garantía de gobernabilidad al partido nacional. Somos quienes le damos seguridad y responsabilidad en la administración de las diferencias internas, somos el principal socio de la coalición no solamente por la historia que nos respalda, somos el principal socio de la coalición de gobierno porque somos quienes garantizamos y propiciamos las condiciones que permiten la articulación y coordinación necesaria.
La coalición multicolor llegó para quedarse, de eso no hay dudas. El desafío para el Partido Colorado es continuar avanzando hacia el crecimiento a través de la consolidación de los sectores que lo integran, a través del nacimiento de nuevos espacios, siendo lo más amplio posible, lo más representativo de todo el espectro político, consolidando un ala bien Batllista que reivindique a viva voz nuestra mejor historia.
El desafío del partido colorado es continuar siendo el principal socio del partido nacional, pero robusteciendo su perfil propio dentro de la coalición, administrando las diferencias en la interna, pero marcando las posturas propias y transformándolas en acciones concretas del gobierno.
El desafío del partido colorado es continuar generando, desde los órganos partidarios, la más amplia participación de sus militantes, fortaleciendo los órganos que son los que le dan vida al partido y permiten construir una mística propia, esa que a veces parece perdida.
El desafío del partido colorado es darle más pista a sus jóvenes, que con su militancia efervescente no solo son los que le dan una impronta fresca y renovadora sino que además transforman ese impulso en logros concretos. Es aprovechar esta escuela de gobierno para quienes ocupan cargos de segunda línea potenciándolos, formándolos y generando espacios para que el día de mañana los recambios de liderazgos se den naturalmente.
El desafío del Partido Colorado es reencontrarse con sus raíces, reconciliarse con su esencia y reivindicar su rica historia para encontrarse con la gente nuevamente, con esa gente de la que alguna vez nos alejamos.
Ya llegará el momento de hablar y propiciar candidaturas, ya vendrán las instancias en donde los colorados tengamos que decidir y elegir una figura que nos represente en la contienda electoral. Mientras tanto debemos trabajar fuertemente para fortalecernos desde adentro, generando oportunidades, teniendo puentes y creando esa mística colorada que nos moviliza, nos interpela y nos conmina a salir a levantar nuestras viejas banderas.
Ya llegará el momento de hablar y propiciar candidaturas, ahora es tiempo de generarlas.
Sorprende el no saber por Roberto Elissalde
Muchos de quienes se dedican a la política de forma profesional (es decir, dedicándole lo mejor de su capacidad durante un largo período de la vida) tienen dificultades para explicar los mecanismos y las leyes generales que rigen la actividad. Hablar en barato y prometer es gratis, pero la vida social tiene reglas duras.
Hace unos cuantos años Liber Seregni dijo que en Uruguay iban a quedar dos partidos: el del cambio, que él identificaba en el Frente Amplio y el conservador, constituido por blancos y colorados. De éstos, uno sería el ganador y el otro se extinguiría, pasando sus esperanzas al más fuerte de su campo. Seregni opinaba que el ganador en el ala conservadora del país sería el Partido Colorado.
Todo parece indicar que Seregni tanto tuvo razón como se equivocó. El PC está cerca de la desaparición: el espacio ideológico del Estado de bienestar, laico y amortiguador, gestor de cambios, está plenamente ocupado por el Frente Amplio. El liberalismo económico que representó la lista 15 de Jorge Batlle está muy bien representado en el Partido Nacional (PN), mientras que el conservadurismo que no le hace ascos a la dictadura (el de Feliciano Viera y Pedro Manini Ríos) tiene una competencia recargada en el partido del nieto de don Pedro, Cabildo Abierto.
La perspectiva para los colorados, es negra. Sin propuestas ideológicas interesantes, sin espacio político propio y sin líderes emergentes después del veloz desinfle de Talvi, sólo se alza la voz de un anciano Julio María Sanguinetti. El único “recambio” posible parece ser el retorno a los fracasos de los tiempos de Pedro Bordaberry, para navegar y pescar en la pecera en la que se divierte Guido Manini.
Cabildo alimenta esperanzas fáciles en algunos rincones donde José Mujica era ídolo. Busca al pueblo llano que espera soluciones rápidas de parte de hombres fuertes. Esa fuente seguirá estando en disputa mientras algunas organizaciones frenteamplistas mantengan su inserción y militancia continua entre esos sectores.
EL PN por su parte disfruta las mieles del éxito de haber encontrado un líder (relativamente) joven, sin los acartonamientos de sus antepasados patricios, que parece estar muy seguro de cada uno de sus pasos. No es necesario saber; alcanza con marcar un rumbo y seguirlo mientras convenga o cambiarlo sin inmutarse (como con el famoso precio de paridad de importaciones del petróleo). El problema para este agrandado PN es el futuro: desaparecido Jorge Larrañaga, vuela sólo con el ala cajetilla del partido. Y para peor, sin un candidato a la vista que tena la estatura (política) del actual presidente.
Y Seregni tenía razón. Por cuestiones de simpleza y facilidad, el paisaje político se configura entre izquierda y derecha, entre conservadores y progresistas, entre oligarquía y pueblo o cualquier otra dicotomía posible. Es posible que en el corto plazo el PN y Cabildo ocupen toda la cancha del conservadurismo, pero a la larga, va a ser necesaria una síntesis. Es cierto también que pueden surgir novedades periódicas (como el Partido de la Gente o Cabildo), pero la ley es de hierro. Aunque no tengan otras alternativas, los políticos profesionales deberían saberlo. Yo creo que Sanguinetti lo intuye.
Análisis de situación por Juan Pablo Grandal
A pesar de que aún faltan 3 años para los comicios electorales del 2024, y que en los últimos tiempos un aire de desconfianza rodea a las encuestas de opinión pública desde todos los sectores ideológicos de la opinión pública, personalmente tener este tipo de datos para analizar me agrada bastante y creo que se pueden sacar ciertas (muy tempranas) predicciones para lo que se viene.
En primer lugar, pensando en un posible balotaje: si se suman los votos de la actual coalición gobernante (asumiendo que esta se mantenga para las próximas elecciones) se llega a un 38%, ante un 35% del Frente Amplio, una ventaja del 3%. Esto teniendo en cuenta el contexto extremadamente complejo en el que al actual gobierno le ha tocado tomar las riendas del país, entre la pandemia del COVID-19 y la consiguiente crisis económica y social que esto ha conllevado. También ya nos encontramos fuera del tradicional período de “luna de miel”, haciendo ya 19 meses de la asunción presidencial de Luis Lacalle Pou. No parece haberse resentido mucho el apoyo al gobierno en estos casi ya 2 años de gobierno, lo cual es sin duda un logro. Si repartimos en mitades iguales el 27% que en esta encuesta no se decantó ni por la coalición gobernante ni por el Frente Amplio, los resultados serían aproximadamente 51%-49%, casi idénticos a los del balotaje de noviembre del 2019
En la interna de la coalición sí se ven grandes cambios. Como se comentó en el planteo de la temática, se ve una gran consolidación de apoyo alrededor del Partido Nacional, que muestra un apoyo 10% mayor al recibido en octubre del 2019; y una gran caída en el apoyo del Partido Colorado y Cabildo Abierto, con menos de un tercio del apoyo recibido en 2019 para ambos. Esto puede tener variadas razones: en cuanto al Partido Colorado, la crisis de liderazgo que han sufrido tras la salida de Ernesto Talvi parece haberlos afectado gravemente, siendo un partido sin liderazgo claro fuera del ex Presidente Sanguinetti, que es difícil de ver como una figura para el futuro del partido, por obvias razones. La opción que les quedaría en este contexto sería buscar nuevos liderazgos o recuperar antiguas figuras, lo más conveniente para recuperar apoyos me parece sería la vuelta de Pedro Bordaberry, que, si bien sería un nuevo cambio ideológico para el PC que lo haría perder la parte del electorado socialdemócrata/socioliberal que pudo atraer Talvi, puede tomar de otros sectores y al menos acercarse a sus resultados del 2014/2019. Si el Partido Colorado sigue este rumbo, difícil ver una recuperación.
En el caso de Cabildo Abierto soy bastante menos pesimista. Al ser un partido nuevo, sin una identidad ideológica muy definida, es de esperar que el voto cabildante sea bastante poco fidelizado y se demuestre poco fuera de campaña electoral. También al ser un partido con una impronta bastante caudillista, sus fuerzas se ven en mayor medida en plena campaña electoral, con su líder, General Guido Manini Ríos en campaña y recorriendo el país (particularmente el interior, donde son más fuertes) y los medios de comunicación. No veo como una certeza que puedan recuperar su voto del 2019, no deja de ser una incógnita, pero creo que sin duda ese magro 3% va a verse aumentado en campaña, más aún si se pone en un rol protagónico al Ministro Salinas, por lejos el ministro con mayor aprobación en otras encuestas de opinión pública.
En cuanto al Partido Nacional, no cabe duda que los datos son extremadamente positivos, demuestran consistencia con los índices de aprobación del Presidente Lacalle Pou, y parecen demostrar también un continuado apoyo al rumbo tomado por el gobierno para afrontar la pandemia. Creo que por el rumbo ideológico del gobierno y el perfil particular del Presidente ha logrado tomar apoyo de ambos socios de la coalición y fidelizarlos a su persona (por sus posturas económicas y sociales el voto “socioliberal” del PC; por su perfil personal y papel protagónico tomado en la crisis en el contexto de la pandemia, antiguos votantes del PN más caudillistas o conservadores que votaron a CA), no creo que esto se mantenga en el 2024 al estar inhabilitada constitucionalmente la reelección por lo que el PN tendrá que presentar otra lista de candidatos que está por verse cuanto apoyo le puede quitar a sus actuales socios. En cuanto a la “derecha rancia”, quien debe preguntar exactamente qué significa ese término y por qué el Herrerismo calificaría como tal (también por qué no se habla de una “izquierda rancia”, si existiría tal derecha), soy yo.
En cuanto al Frente Amplio, se ve una pequeña caída comparado con octubre del 2019, pero tras transitar un período en 2020 y principios de 2021 en que tuvieron dificultades en plantarse como oposición tras 15 años de gobierno, y recuperarse con la victoria (parcial, pero victoria al fin) que significó juntar las firmas.
Empantanamiento por Camilo Márquez
El país transita el segundo año de un gobierno de distinto signo luego de tres períodos bajo administración del Frente Amplio. Este cambio suele ser reducido sólo a un cambio de humor del electorado producto de este o aquel error del partido o los partidos que se encuentran ocupando la Torre Ejecutiva. El hartazgo, ciertamente, es un síntoma político de época, pero no por ello deja de ser una explicación estrecha. El actual conglomerado de gobierno llega al poder con cierto retraso en comparación con los recambios derechistas en la región. Asumió cuando Macri se retiraba del otro lado del río y con un Chile incendiado. Si vamos más arriba, Trump ya estaba en la banquina. Los que han venido detrás no han significado una salida al estancamiento de esos países, más bien han incrementado el impasse político. Reflejan la convulsionada situación política y los constantes cambios de frente que ensayan las masas.
En la elección de 2019 la principal novedad fue el surgimiento explosivo de Cabildo Abierto. Esto fue interpretado como una derechización del electorado, incluso para cierta izquierda propensa al impresionismo, con una creciente fascistización. Esta misma izquierda luego encontrará, en un pase de manos dialéctico, “coincidencias varias” con el partido de Manini Ríos.
Lo que debutó como lo que en apariencia era un colegiado, pasó rápidamente (sobretodo con la salida de Talvi) a lo que en la literatura marxista se conoce como “bonapartismo”. La enorme inconstancia de un Lacalle-bonapartista es que encabeza un gobierno de coalición de cinco partidos y que carece de una base parlamentaria propia. Incluso su partido se encuentra fragmentado en distintos sectores con intereses particulares. La dispersión del gobierno refleja la enorme dispersión de la burguesía y también de las capas medias que lograron arrastrar. Según las encuestas la formación sorpresa Cabildo Abierto apenas recogería un 3% de intensión de voto si hoy fueran las elecciones. Es decir, aunque habrá que comprobarlo en la práctica, se agotó en sí misma.Otro tanto le pasa el Partido Colorado, aunque en este caso su condición evanescente es arrastrada elección tras elección. Mientras tanto el Partido Nacional se mantiene clavado en un 30% como hace tres décadas. En este sentido decir que “fagocita” a sus socios es una grosería. Otra cosa es el rol que desempeña Lacalle. El mandatario aprovechó la pandemia para aprobar una Ley de Urgente Consideración sin mayores movilizaciones de protesta. Hace unos meses el Observador decía “lo que más encorseta a los socios es el nivel de aprobación del mandatario entre los votantes colorados, cabildantes e independientes”. Valiéndose de esos números aparece ocupando todo el espectro político. A su vez, los colorados se han desdibujado por la salida de su principal referente apenas asumido en el debut del gobierno y luego muy comprometidos con la salida estruendosa de Cardozo del Ministerio de Turismo. Cabildo Abierto ha protagonizadoun sinnúmero de encontronazos. La salida de Bartol y la inesperada muerte de Larrañaga reforzaron el sector del presidente y su núcleo duro.
Tanto los bonapartismos como los gobiernos de colaboración de clases antes, se insertan en un escenario de antagonismos sociales y políticos crecientes. El pasaje de la burguesía de apoyar una u otra vía responde a la necesidad de articular una ofensiva en regla contra la clase obrera. Cuando la crisis escala peldaños, el relevo puede dejar lugar a gobiernos de unidad nacional o a la implosión de esos partidos y el surgimiento de otros, algo que por otra parte en la región ya tiene recorrido.
Por el momento el gobierno “multi-color” se encuentra en pausa. El signo más extraordinario de este impasse ocurrió la semana pasada: la negativa a aumentar los precios de los combustibles en base a los precios de paridad de importación, un esquema establecido en la LUC que mueve la paramétrica en espejo con los valores internacionales del crudo. En otras palabras, teme aplicar su programa.Confirma que el gobierno aún debe hacerla valer.
Hay que apuntar que el FA votó en el parlamento dos de los tres artículos de la LUC que habilitan a fijar el precio del combustible por este mecanismo, por lo que se negaba a incluirlos dentro de los 135 artículos a derogar. La insistencia de la Federación de Ancap denunciando la desmonopolización de ANCAP obligó a que se incorporaran entre los 135.
La fuerza de estos gobiernos no descansa en la solidez de sus respaldos sociales o históricos, sino en la ausencia de una mira política propia de los explotados. La tendencia a las luchas está en ascenso; aquí no sólo hay que apuntar los paros y ocupaciones, o las huelgas, sino también las elecciones donde el gobierno ha intervenido para respaldar a sus secuaces. La última, las elecciones al Codicen, donde mordió el polvo de la derrota por amplio margen frente a la Fenapes y La CSEU. Lacalle ha tenido ocasión de comprobar que el respaldo que le asignan las encuestas a su figura, de ser rigurosas, es intransferible.
La crisis de los regímenes políticos es un fenómeno mundial. Desde Trump y la toma del Capitolio, pasando por el Brexit, hasta la revolución chilena y la Constituyente salida de ella. En el propio centro del capitalismo mundial anidan todas las contradicciones y tendencias a la bancarrota económica y crisis social y política. En América Latina los gobiernos de “ofensiva derechista” se fueron al tacho antes que sus relevos agarraran su segundo aire. Por lo pronto, prevalece una neutralización recíproca de las fuerzas en pugna, lo que no debe ser confundido con estabilidad. La palabra es la que encabeza esta nota: empantanamiento. La siguiente etapa será generosa en crisis y choques. Se viene un verano caliente.
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