Muro, ergástula, cadena

La crueldad es como un lodo radioactivo. Sus miasmas impregnan el sitio donde se infligió y sus efectos persisten, no importa el tiempo que transcurra.
Hoy sólo permanecen los descascarados paredones, entre los cuales, por más que brille el sol, ha quedado cautivo un aire denso de oscuridades; las ventanas que, de tanto mirar un horizonte de piedra, enceguecieron de tedio; las rejas carcomidas por el orín, que aherrojaron las esperanzas de volar a través de un cielo libre; los números alejados de la unidad, que remiten a seres hundidos en el orden del dolor, en la materialidad más burda, en la involución.
Se empoza en el patio el recuerdo de la maldad. Al visitante se le oprime el alma y le cuesta respirar. La memoria de tantos padecimientos, angustias, ignominias y abusos pesa sobre su pecho cual lápida brutal.
(Ubicación: ex Cárcel de Miguelete)