Nos vemos en las urnas por Cristina Morán
Si tuviera la más mínima intención de enumerar lo que aparecerá en esta columna por orden de interés o importancia caería en un rotundo fracaso, pues todo es merecedor de un primerísimo lugar.
Podría comenzar, por ejemplo, con la breve historia delictiva del asesino de 21 años que agregó el asesinato de una mujer, esta de 26 años, a su oscuro prontuario policial.
Del llamado Kiki, que anda libre robando y matando (desde que asesinó a su ex pareja en el propio domicilio de ella), se puede argumentar que llegó a ser lo que es por distintos motivos familiares, sociales, educativos, etc.
Pero de alguien que pasó por la Universidad, que luego ingresó a la Facultad de Derecho para convertirse en abogado, lo que hace suponer, sí, apenas suponer, que tuvo una buena educación, sin conflictos familiares y/o sociales y que insulta y amenaza al Fiscal de Corte, que no tiene reparos en hablarlo todo telefónicamente con uno o más colegas, también vinculados, por supuesto, de una u otra forma al poder judicial, no puedo encontrar explicación y una y otra vez concuerdo con mi amigo que sostiene que “la gente enloqueció” aunque para mi, que tuve la fortuna de conocer otra sociedad en el mismo país no se arregla con pensar y/o decir que la gente enloqueció, sino que esta sociedad del siglo XXI, tiene que ir hasta el fondo, sin reparos, sin amiguismos, sin falsos pruritos para, al menos, hacer un intento de encontrar una explicación, para luego ir a la búsqueda de la soluciones, si es que se llega a tiempo.
Otra sorpresa, nada agradable, por cierto, fue el al caso de la niña que debía repetir cuarto año para afirmarse en aquello en lo cual se encontraba, (según docentes y psicólogos), con determinadas dificultades. Sus padres no aceptaron esa decisión, se presentaron a la justicia y la niña fue o será promovida. La gran pregunta: ¿qué pasará con la escolar? ¿cómo se sentirá en un lugar al cual, según sus educadores, no estaba aún preparada para acceder? ¿Cómo la verán sus compañeros. Esto, nunca pensé que llegaría a vivirlo. Y no es bueno. No es bueno y crea un antecedente de mucho riesgo.
Estoy escribiendo esta columna el lunes 19 y casi finalizándola ví en el informativo algo que nunca hubiera esperado de mis compatriotas: la agresión verbal al Presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez por parte de un grupo de los llamados autoconvocados cuando el Dr. Vázquez se retiraba de una reunión sobre el tema que se había desarrollado en el Ministerio de Ganadería. Señoras muy bien vestidas, protegiéndose del sol con paraguas o sombrillas con los colores de la Patria sentadas en escalones de la entrada del Ministerio y varones que casi iban por un linchamiento, no físico, pero linchamiento al fin, del primer mandatario que encaró al grupo de “valientes” autoconvocados que se turnaban para gritarle palabras que lo trataban de deshonesto, otro que lo increpó por el tema del ladrón y asesino de dos mujeres, afirmando que “ yo vengo de (tal lado, no importa cual) y lo encuentro enseguida” (¡ministerio del interior convóquenlo ya mismo!. ¡un hombre así no lo pueden perder!). Luego otro, un colono, lo trató de mentiroso y el presidente que ya había subido a su auto, descendió, lo encaró y el mismo colono más tarde entre sus declaraciones a un periodista, afirmó que el presidente estaba “sacado”.Yo a esto le llamo patoterismo. Y lo es. Pa-to-te-ris-mo. Y aunque el señor Nogués lo niegue pertenecían a los llamados autoconvocados.
Escuché en el mismo informativo al Senador Lacalle Pou que refiriéndose a los hechos ocurridos en los últimos días y que ustedes conocen bien, le comunicó al Ministro del interior que “se terminó el recreo” y que durante los hechos en las afueras del Ministerio de Ganadería al ser consultado respondió que no había escuchado eso de mentiroso dicho al Presidente de la República. Lo que sí debe haber escuchado fueron las palabras de “despedida” al presidente Vázquez: NOS VEMOS EN LAS URNAS. Esto me recordó a Irineo Leguisamo que luego de afirmar y defender con contundencia el origen francés de Carlos Gardel, al preguntarle sobre la amistad de ambos, respondió:”Como yo era del Salto y el de Paysandú…” claro, porque en ese entonces Tacuarembó no era un departamento, sino una villa. Entonces ¿qué le pasó al “pulpo”? Simple: se pisó el palito. Al autoconvocado, le ocurrió lo mismo: se pisó el palito. O el pez por la boca muere. Como más te guste.
Voy a tratar de dormir y mañana cuando recuerde como procedieron estos autoconvocados, creeré que solo fue una pesadilla. Porque estos, no pueden ser uruguayos. Ni trabajadores del campo.
Me voy a despedir porque el director me dirá con justa razón, “vamos Cristina, que a vos también se te acabó el recreo”.
Hasta la próxima.
Que seas feliz.
POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES
Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.
Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.
Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.
Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo.
Conozca aquí las opciones de apoyo.