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Oportunidad para avanzar por Ruben Montedonico

Oportunidad para avanzar por Ruben Montedonico
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Al parecer, los renacimientos no solo son momentos de creación en que corrientes culturales trascienden espacios para instalar sus aspiraciones de cambio, sino, sujetándonos a nuestra realidad político-económica, tiempos en que fuerzas de distinta intención procuran ubicarse para concretar sus planteos.

Por supuesto que las apetencias de los 27 no son las de los 70 del S. XX; ahora la UE busca los territorios de unos países con desarrollo asimétrico menor donde adquirir materias primas baratas y en los que colocar sus productos y su financierismo. No
es el tiempo de dictaduras de seguridad nacional (de EE. UU en el contexto de la “guerra fría”) en Sudamérica; de cuando, por ejemplo, una educada “femme de mènage” (criada) sudamericana enseñaba en veladas culturales parisinas a los amigos de sus patrones galos -con buena pronunciación del idioma- cómo había sido la Revolución Francesa. Era una abogada exilada que sabía que tenía que emplearse para sobrevivir. Hoy, una alianza con la UE, complementariamente la haría receptora de mano de obra barata de emigrantes latinoamericanos -con años de estudio- para sustituir en cargos menores la escasez de trabajadores nacionales en poblaciones cada vez más disminuidas.

Con el cometido de pulsar de qué manera aprecia Latinoamérica a la UE, como una especie de globo sonda, la UE dispuso que Úrsula von der Leyen -presidenta de la UE- viajara a hablar con los presidentes de Brasil, Argentina, Chile y con el mandatario mexicano. A su regreso a Bruselas, la presidente dará un informe a la reunión de los líderes de los 27. Un encargo apenas mencionado
pero de válido interés, está referido a tratar de inteligir qué política seguirán los involucrados respecto al litio: fuentes propias de energía (excepto carbón) les falta a muchos de esa comunidad.

Asimismo, recuerdo que la UE adoptó para sus miembros la prohibición de importar lo que contengan o se haya elaborado de ganado bovino, cacao, café, palma aceitera, caucho, soja y madera; pretende, así, contribuir a reducir la deforestación y la degradación forestal. Anteriores conversaciones entre UE y Mercosur se trancaron, en parte, por desacuerdos en materia agrícola; por la medida actual y la suplementaria para coadyuvar al restablecimiento del bosque amazónico (mucho más formal
que real y que no compensa lo que Brasil deja de vender a la UE) la estimo como una paradoja cuando se tiene la intención de construir una alianza (dispar, insisto) entre Latinoamérica (conteniendo al
Mercosur y a la Aladi) y la UE. El capítulo agrario parece el más difícil de abordar en este acuerdo (que no pasaría de un TLC más), mientras en lo financiero hay países de Europa que se ven ampliamente beneficiados con lo que han obtenido y obtienen.

En cuanto al trance continental, señalo el aspecto en que coinciden el triunfo electoral de Lula, el anuncio del regreso de Brasil al escenario mundial y el retorno a la consideración internacional de los BRICS, tanto en su planteo de negociar sin considerar al dólar como moneda de intercambio (demanda común expresada
por Xi Jinping y Lula; hace tiempo abrazada por otros) y el situarse, de cara al futuro, como un grupo comercial abroquelado frente a EE. UU y la UE, con amplia capacidad de inversiones en distintos
continentes. Los avances generales de China e India, ofrecen al mundo la posibilidad de sus mercados de centenares de miles de habitantes, modestos al compararlos con algunos, pero en sostenido crecimiento.

De acuerdo con opiniones de columnistas, “EE. UU entiende que la expansión de los BRICS en AL podría profundizar intereses de China y Rusia en la región”, y quizá tenga razón, sobre todo en cuanto al primero de los nombrados: en todo caso es cuestión de que esa nación asuma las nuevas realidades del mundo y que estas no se cambiarán por más trabajo que le sumen a sus agentes y ciertos “amigos”. Es hasta posible que la actual generación joven de nuestros países viva en un mundo de proximidad inmediata diferente al que tenemos, aunque de todas formas será complejo e interrelacionado: lo que haga uno repercutirá asi automáticamente
en los demás. ¿Cuál será el rumbo y destino de Latinoamérica?: sobre ese aspecto cambiante, inconstante a veces, me es difícil hacer una conjetura, pero pienso como optimista que le irá unido muy bien, con una sola voz que no oculte ni acalle a ninguna.

Por supuesto, esta situación nos obliga a ser prudentes en nuestras decisiones, pero radicales en los contenidos, y en un resumen consensuado por las mayorías desmenuzar las diversas concepciones acerca de la práctica que
nos conduzca siendo independientes y estando en coincidencia con los objetivos de los más, sin abdicar de
principios tan elementales como el acabar con el consumismo capitalista y demás alienaciones. Debemos ser
capaces en nuestras observaciones para adelantarnos a entender los signos de una nueva época.

El desafío planteado en una segunda “guerra fría” entre el imperio que se va y el que -dentro de cierto tiempo-
quiere ser, desde mi opinión presenta la ocasión oportuna para los latinoamericanos de aprovechar la
tensión ideológico-política-comercial entre estos poderes para conducirse certeramente con herramientas
propias a una coyuntura política equidistante, de no alineamiento, sin dejar de beneficiarse con una opción
comercial ampliada.

Tengo la impresión de que ese es el camino que va recorriendo Lula, quien se decidió a reponer a su país en
la escena internacional: lo fortuito (o no) de las circunstancias con que se rodeó en su ascenso pasan por las
oportunas coincidencias con Xi, que se extendió a su propuesta de paz entre Ucrania y Rusia -rechazada por la
Casa Blanca y con pocas objeciones del Kremlin-; asumir de hecho la representación regional, convocando a la
unidad, y la propia reunión con sus aparceros de los BRICS en Sudáfrica, suman valor a su regreso.

Hay inquietud en Washington cuando mira que el eje Brasilia-Caracas-Bogotá se le escapa; “es lo que hay”,
como dirían los jóvenes al imperio.

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