En un emotivo acto de intenso contenido ideológico, el movimiento sindical denunció las políticas excluyentes y hambreadoras del gobierno, que permiten, por ejemplo, que el 42% de los trabajadores –unos 650.000- perciban menos de 25.000 pesos mensuales, lo cual supone una suerte de inmoral estafa y una bofetada a la dignidad.
La convocatoria, que coincidió con la celebración del Día Internacional del Trabajo, fue propicia también para fustigar la carestía y la rebaja salarial de un 4,5%, tanto en el ámbito público como el privado, así como también de las jubilaciones.
La irrefutable contundencia de las cifras, que fueron leídas por el Presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, marca que hay 230.000 asalariados que deben subsistir con apenas 15.000 pesos mensuales, lo cual alcanza apenas para arrendar una vivienda tipo, pero no deja margen para alimentare ni vestirse.
¿Algún gobernante o empresario puede subsistir razonablemente con ese irrisorio estipendio? Así es fácil aumentar la tasa de empleo de la cual se ufana la administración Lacalle. Si estos carroñeros que capitalizan la necesidad de los esquilmados uruguayos tuvieran un mero atisbo de vergüenza deberían llamarse a silencio.
Parte del discurso de Abdala estuvo dedicado a denunciar los dos años consecutivos de radical caída del poder adquisitivo, sin que se visualicen perspectivas de recuperación, en un escenario escandalosamente inflacionario y con medidas que no alcanzarían ni siquiera a cubrir el IPC del primer trimestre del año.
En contraposición a esta dramática realidad, una minoría se sigue enriqueciendo merced al explosivo incremento del valor internacional de las materias primas. En ese contexto, denunció que sólo 25 de las empresas exportadoras de gran porte concentran la mitad de las ventas al exterior.
De las reflexiones del dirigente sindical se infiere que el crecimiento de la economía, que el año pasado alcanzó a más de un 4,5% y este año se especula aumentará un 3,8%, es asimétrico y profundiza la inequidad, pero que no derrama al conjunto de la sociedad.
El correlato de esta situación absolutamente indignante es que, mientras miles de compatriotas viven en condiciones infrahumanas, la oligarquía rentista deposita nada menos que 9.000 millones de dólares en cuentas en la banca local y en instituciones del exterior.
En estas circunstancias, la democracia se torna una entelequia, una caricatura o una mera formulación retórica, ante la contundente evidencia de las escandalosas inequidades que golpean a la clase trabajadora, los jubilados y a la población que sobrevive en la periferia de la sociedad.
En ese contexto, la central obrera propuso medidas de emergencia, como aumentar las asignaciones familiares y la tarjeta Uruguay Social, extender los jornales solidarios, que suponen el 40% de los nuevos puestos de trabajo, incrementar el salario mínimo nacional y la inversión pública y en infraestructura, así como dinamizar las políticas de vivienda y renegociar los acuerdos salariales para adecuarlos a la nueva realidad y así evitar que se siga perdiendo poder de compra.
La intervención de Elbia Pereira, Secretaria General del PIT-CNT, puso énfasis particular en acusar al gobierno de promover una sistemática persecución a los sindicatos de la educación, en particular a docentes nucleados en Fenapes, que serán denunciados judicialmente por presuntas irregularidades en las licencias sindicales. Algunos de ellos fueron sancionados y sumariados.
Empero, la voz más potente y denunciante fue la de Fernanda Aguirre, Secretaria de Derechos Humanos del PIT-CNT, que fustigó al Ministro de Trabajo y Seguridad Social Pablo Mieres, quien, en referencia a los trabajadores de hotelería y gastronomía, habría afirmado, en el ámbito del Consejo Superior Tripartito: “sí, Fernanda, perdieron y van a perder de nuevo porque así lo determinamos nosotros”. No nos llama la atención de un inepto impresentable como el líder del inexistente Partido Independiente.
Una auténtica y colorida multitud que anegó la Avenida del Libertador expresó, en forma contundente, un tajante rechazo a las políticas restauradoras y regresivas del gobierno multicolor.
Esta animada pueblada se celebró en una situación contradictoria, pero habitual en el sistema concentrador de impronta neoliberal: mientras los números de la macroeconomía crecen, caen en picada los salarios y las jubilaciones.
En esta oportunidad, la consigna fue “por la unidad de quienes movemos la rueda, contra el hambre y la carestía, por trabajo, por salario y en defensa de la seguridad social”. La proclama toma imaginativamente una expresión propia de la derecha, que acusa recurrentemente al movimiento sindical y a la oposición de “poner palos en la rueda”.
Por supuesto, los que mueven la rueda son los trabajadores, que producen la riqueza que no se distribuye, ya que el bocado del león- léase plusvalía- se la apropian las elites empresariales que detentan la propiedad privada de los medios de producción.
La teoría del derrame –acuñada por el capitalismo de talante predador- es una de las falacias más groseras ya que carece de valor redistributivo.
La nota dolorosa fue el relato de una madre agobiada por la muerte de su hija en un accidente laboral trabajando para una multinacional. Empero, fue una jornada luminosa, propiciada por músicos integrantes de la OSSODRE, quienes interpretaron el Himno Nacional y el Himno de la Internacional Socialista, engalanando un domingo pleno de esperanza y de militancia combativa y emancipadora.
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