Home Indisciplina Partidaria Sonido de “Trumpetas” Por Hoenir Sarthou

Sonido de “Trumpetas” Por Hoenir Sarthou

Sonido de  “Trumpetas” Por Hoenir Sarthou
0

A esta altura de mi vida estoy llegando a la conclusión de que, como el mundo da tantas pero tantas vueltas, cualquier cosa que uno imagine, piense o diga, sin importar cuán disparatada parezca, será verdad y tendrá la razón en algún momento de la historia. Quizá por la misma razón por la que un reloj parado da la hora exacta dos veces al día.
¿Alguien habría imaginado que un político yanqui podría darles cátedra sobre libertad de expresión y sobre democracia a un montón de representantes europeos, muchos de ellos forjados bajo la consigna “Libertad, Igualdad y Fraternidad” y fogueados en décadas de socialdemocracia?
Bueno, lo crean o no, eso ocurrió. Fue hace muy poquitos días, durante la Conferencia de Seguridad de Munich. El político yanqui fue J.D. Vance, vicepresidente de los EEUU, y el público un montón de representantes europeos y de expertos en seguridad que lo oyeron en silencio, casi no aplaudieron, y ahora vomitan bilis en toda clase de declaraciones.
Vance les dijo básicamente dos cosas. Y no sé cuál de las dos les habrá dolido más.
La primera fue que Europa (alentada por otros gobiernos de los EEUU) adoptaron una agenda de corrección política, de pensamiento único, de censura, represión y cancelación de las disidencias, por la cual sacrificaron la libertad de pensamiento y de expresión y terminaron por dar la espalda e ignorar la voluntad democrática de sus propios pueblos. Concretamente acusó a los políticos europeos de tenerles “miedo a sus pueblos”. Y concluyó diciendo que los principales riesgos para la seguridad atlántica no vienen de afuera sino de adentro, de la pérdida de los valores de libertad y democracia que caracterizaron su cultura, y sin los cuales cabe preguntarse “´¿qué estamos defendiendo?”.
Lo otro que dijo Vance fue que no esperaran que EEUU siguiera financiando los gastos de seguridad y defensa de Europa. Dijo que el gobierno de Trump esperaba (lo dijo en otros términos pero lo dijo) que Europa se pusiera las pilas y aportara más dinero para su propia seguridad.
Es difícil imaginar dos bombas más estruendosas y sacudidoras para la clase política europea. El mensaje, en otras palabras, es: van a recibir menos plata, así que más vale que dejen de seguir agendas ajenas y traten se oír la voluntad de sus pueblos si quieren durar en sus sillas.
Debo reconocer que ese discurso fue un alivio después de tantos años de hipócrita corrección política que esconde la descarnada manipulación económica e ideológica.
Lo he dicho ya en otros artículos, pero va otra vez. No creo que Trump, Vance y la ola de gobiernos conservadores que parecen avanzar en el mundo tengan la más remota posibilidad o voluntad de poner al mundo patas arriba. La élite financiera sigue en su puesto bajo Trump, bajo Milei, bajo Meloni y bajo quien sea. La prueba es que -sé que lo dije antes- la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro de los EEUU siguen en las manos de banqueros confiables para la élite económica. Y que los Milei de este mundo siguen entregando los recursos más valiosos de sus países a empresas controladas por el poder financiero.
¿Qué es lo que enfrenta, entonces, a la “reacción conservadora”, que parece crecer en todos lados, con la ortodoxia “progresista” y “oenegista”, hija de Soros, de la USAID y del Foro Económico Mundial, preocupada por las minorías, el cambio climático y las tecnologías “verdes”, obediente ante las pandemias, partidaria del animalismo, el feminismo, el sexo como percepción personal, lo LGTB y el veganismo?
Algunos partidarios entusiastas de la “reacción conservadora” hacen sonar ya las “trumpetas” (perdón, debí decir “trompetas”) y declaran “la batalla cultural”, es decir un combate ideológico en el que, a golpes de liberalismo económico y político, se proponen demoler la hegemonía cultural de lo que ellos llaman “la izquierda”, “los zurdos” o “la progresía”.
Aunque simpatizo con la libertad política e ideológica. esa “batalla cultural” me genera varias dudas.
La principal es, ¿qué pasa con el control de la economía, de la tecnología y de los recursos naturales estratégicos, cada vez más en manos del poder financiero y de corporaciones transnacionales, tema que del que parecen no querer hablar ni “zurdos” ni “derechos”?
Otra duda importante es ¿quíen financiará la batalla cultural? O, en otras palabras, ¿por qué la batalla se plantea justo cuando los financiadores de la corrección política parecen dispuestos a cambiar de bando y a lanzar algunas rupias a los caballeros de brillante armadura conservadora?
Y sigo: ¿el “enlibramiento” de Milei, el adalid rioplatense de la revuelta liberal-conservadora, no augura corta euforia a sus seguidores de éste y de otros lados del charco?
Tengo la íntima convicción de que los fenómenos sociales profundos son ante todo un cambio de mentalidad colectiva, casi siempre precedido por cambios técnológicos y de las posibilidades materiales. Por eso son lentos, confusos, y nunca son primicia ni titular de diarios ni de noticieros. Estoy seguro de que, si hubiese habido prensa en la antigüedad, ningún medio habría titulado: “El Imperio Romano se cristianizó y comienza su crisis”. Tal vez, de existir prensa, habría publicado el día en que se proclamó al cristianismo como religión oficial del Imperio”, pero la cristianización y el declive habían empezado mucho antes”. Nadie habría publicado tampoco “Hoy terminó la época feudal y comienza el capitalismo”. No, los grandes cambios no son percibidos en el momento en que ocurren. Y, por supuesto, no consisten en la elección de un presidente, que, en todo caso, cuando es un hecho importante, lo es por ser reflejo de un fenómeno mucho más hondo comenzado mucho antes.
¿A dónde quiero llegar?
Sencillo: a que si queremos tener alguna chance de interpretar el tiempo en el que estamos viviendo no debemos guiarnos por lo que es tapa de revista o titular de noticiero.
Es necesario -aunque muy difícil- detectar las manifestaciones visibles de los fenómenos que realmente pueden modificar el estado futuro del mundo.
Si hoy tuviera que apostar sobre qué es más significativo de lo que está ocurriendo, diría que es un salto tecnológico que parece destinado a revolucionar la vida de todos, destituyendo al trabajo humano como principal fuente de riqueza, con lo que ello apareja: posibilidades de consumo y de comodidad impensadas; gran parte de la humanidad sin un papel imprescindible en la economía; cambios políticos y culturales derivados de ese fenómeno, que posiblemente pondrá en crisis la ética del trabajo, la función de la educación, la noción democrática de que la voluntad de la mayoría debe ser la ley, y que seguramente otorgará a quien controle la tecnología un poder inaudito. Sin hablar de otros cambios, que algunos llamarán culturales y otros espirituales.
Estoy tirando palos de ciego, claro. Porque nadie tiene la bola de cristal. Aunque la realidad siempre tira algunos “piques” para suponer lo que puede y sobre todo lo que no puede ocurrir.
En cualquier caso, una batalla cultural planteada en términos de “izquierda” o “derecha”, o de “feminismo sí”, o “feminismo no”, o de “Impuestos sí”, o “impuestos no”, será una especie de música de supermercado que nos distraerá del rumbo que realmente está tomando la historia.
No pretendo saber lo que ocurrirá. Sólo creo que hay que mirar un poco más lejos y más profundo, si no queremos que el futuro nos tome totalmente por sorpresa.

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js