¿Subsidio o suicidio?
Un día sí y otro también la agenda pública se ve sacudida por el escándalo protagonizado por algún político. El subsidio de Sendic es el último capítulo de ese thriller. Cuando parecía que el affaire del vicepresidente iba quedando atrás, y la atención se centraba en el Partido Nacional con los casos de Bascou y Ezquerra, con sus consecuentes fricciones internas y costos políticos, la vicepresidente Topolansky les tira un salvavidas.
Los colorados tuvieron a Sanabria, aunque la situación parece haberse resuelto con mayor eficacia. Pero hay muchos otros ejemplos en todo el espectro político. Hoy se cuestionan aspectos de las gestiones de ASSE y la Intendencia de Maldonado.
¿Los dirigentes políticos viven tan inmersos en su burbuja que ignoran la realidad económica de cientos de miles de sus electores? ¿Subvaloran tanto algunos a la opinión pública que se sienten impunes frente a posibles ridículos? ¿Nadie se percata que los viáticos, pases en comisión, subsidios, acomodos y partidas se ven como privilegios por el resto de la ciudadanía? ¿Toda esta situación no debilita la actividad política, y por ende la democracia? ¿Y aún, desde el un poco más mezquino interés partidario, no son conscientes de los costos que hacen pagar a sus fuerzas? ¿No es hora de transparentar todo?
Subsidio y otras yerbas por Bea Kon
Separemos las aguas. Por un lado hablaré del subsidio, y por otro, de las “yerbas”
Soy partidaria del subsidio que se les otorga a los cargos políticos una vez que abandonan sus cargos. Un político se aleja (o debería hacerlo) de su actividad particular para ejercer su cargo y una vez finalizado el mismo debe intentar reinsertarse en el mercado laboral, lo cual no es sencillo. Y por cierto, no es poca la responsabilidad que asumen, ni el tiempo que se le debe dedicar ni las responsabilidades que acarrea, y ciertamente eso debe ser bien remunerado. Es cierto que su salario no es bajo en comparación al resto de los mortales, pero tal vez le erramos al punto de mira… ¿son altos los de ellos o son bajos los del resto?
Del lado de las “yerbas”, como ejemplo de éstas, encontramos los ya manidos viáticos. O las tarjetas corporativas. Ambos se prestan a acomodos, “joda” o malversación. Fomentan en el imaginario colectivo la peligrosa idea de que los políticos son todos jodedores. No sólo ganan bien, diría mi vecina, sino que además “se rebuscan”.
Adobando lo anterior, me animo a afirmar que beneficios se prestan a picardías reales o imaginarias. Quizá sea el momento de de revisar el tema a fondo y no parcharlo por medio de un decreto. Dar una solución final a estos temas, lo cual sería muy sano para la sociedad tan castigada con tantos casos de corrupción de políticos de todos los colores. Dejar de abonar la idea que la “buena vida” se financia con los altos impuestos que pagamos los ciudadanos comunes, que deriva en el nada deseable “que se vayan todos”. No es sencillo para la inmensa mayoría que gana sueldos muy por debajo de cualquier político sentir como algunos políticos dilapidan más dinero de lo que la gente puede ganar en meses, en años, o nunca.
Y ahora, bajando el tema a tierra, y aplicando lo que estamos diciendo al tema más comentado últimamente, afirmo sin lugar a dudas que de acuerdo a la normativa vigente Raúl Sendic debe percibir un subsidio, pero que el mismo se debe abonar recién en 2020, ya que así se regula en nuestra Constitución.
Pero el mundo no son sólo normas jurídicas. La moral y la ética también rigen nuestro comportamiento. Y en este caso en particular, más allá del formalismo de una renuncia “por motivos personales”, todos sabemos (y hasta que la historia no escriba otro relato) que dicha renuncia fue motivada por el lapidario informe del Tribunal de Conducta Política de su fuerza política, ayudado por otro lapidario informe de la JUTEP. Por el camino quedaron sus diatribas de inocencia. Lejos quedaron las pruebas que una vez, y otra también, decía que iba a presentar. Y que, por cierto, nunca presentó.
Jurídicamente le corresponde el subsidio, pero desde los otros puntos de vista entiendo que no… Pero jurídicamente tampoco estaba obligado a renunciar a la vicepresidencia. Una nueva renuncia tal vez sea lo deseable.
El no hacerlo fomenta la sospecha sobre el sistema político. Como lo fomenta que tras la renuncia a su cargo se hayan olvidado de las sanciones. O que olvidando las sanciones, haya renunciado con la foja limpia, se le dé un subsidio express. O que la oposición nada haya dicho en la sesión de la Asamblea General en la que se le aceptó su renuncia “por motivos personales”.
Estas sospechas dañan al país.
Veo gente que se siente burlada, enojada, desilusionada con el FA, pero también con la oposición. Y cada vez se escucha más el voto en blanco o anulado como un castigo a esas conductas.
El sistema político, todo él, debería darse cuenta del descrédito que están generando. Debería tomar en serio el tomar conductas que alejen la creencia del que se vayan todos es lo mejor que puede pasarnos.
Hace pocas décadas ya se fueron todos. O los fueron ayudados por otros que también querían echar a muchos. Y así nos fue.
Sendic en su laberinto por Andrés Copelmayer
Al presentar la solicitud de subsidio Sendic firmó la carta despedida de su tan anhelado suicidio político. Él mismo se empeñó en ahogar el último halito de vida que diole respiro, al convertirse en el 1º y único Vice del mundo que renuncia sin juicio político, procesamientos judiciales, investigación fiscal, ni estar imputado por la Justicia. Aún con el peso de la condena social y el lapidario dictamen del Tribunal de Conducta política del FA encima; la renuncia de Sendic a la Vice y a los fueros, sorprendió a todos y le devolvió dignidad política. Pero Raúl, con sistemática autodestrucción de su imagen, al solicitar el subsidio, parecería que no soporta más hacer política. Difícil entender los motivos. La lógica del aparente sin sentido de sus actos, tienta abordarlos desde la dimensión del inasible entramado entre lo personal y lo político, lo racional y lo afectivo, lo vivido y lo perdido. Allí donde poco importa si el subsidio se ajusta a Derecho, si es o no justo que lo reciba ahora o en el 2020, o si Sendic usará este dinero para vivir o hacer campaña. Con las limitaciones del caso y respetuosamente, formularé una descabellada hipótesis a partir de aconteceres de su vida que son de conocimiento público. Creo que Sendic, como nadie nunca en esta tierra, siempre convivió con el agobio de expectativas ajenas de un destino magnánimo. Temerario quien ose imaginarse lo tortuosa que ha sido la vida personal y política de Raúl. Imposible ponerse en sus zapatos, pues le quedarían gigantes al más ético, centrado y corajudo de todos los políticos. A los 19 años, nada más y nada menos que Fidel Castro, se lo llevó a Cuba junto a su familia para protegerlo y formarlo como líder revolucionario continuador de la lucha de su padre en el Uruguay. Post dictadura, ya de regreso al Uruguay y fallecido su papá, Pepe y Lucía lo adoptaron políticamente. Tanta fe le tenían al hijo del Bebe, que apenas asomó la nariz en la vida pública, lo entusiasmaron con que tenía pasta para ser el futuro presidente del Uruguay. Sendic asumió el reto, cuyo primer paso era ser Vice de Tabaré quien no lo tenía en su lista corta ni en la larga. Votó muy bien en la interna del FA, sumó simpatía popular y con el respaldo del grupo de los 8 y de Pepe en particular, se auto-postuló públicamente como posible Vice, mientras los demás candidatos se apañaban silenciosos bajo el ala del actual Presidente. Lo demás fue puro trámite. Plenario, ovación, campaña de partenaire simpático y listo el pollo. El 1º de marzo de 2015 fue ungido Vice. Sendic navegaba aguas mornas y solo necesitaba paciencia para cumplir los designios de su padrino político y el mandato histórico de su legendario apellido. Con no hacer olas durante 5 años, seguramente podría transformarse en el más probable Presidente del Uruguay a partir del 1º de marzo de 2020. Los embates críticos por la gestión de Ancap, tanto de izquierda como de derecha, apenas lo despeinaron pero nunca lo sacaron del tablero. Quien precipitó su caída fue el propio Raúl Sendic el 24 de febrero de 2016, a menos de un año de asumir. Ese día confesó a una periodista que no era Licenciado en Genética Humana a pesar de usar el título para presentarse. Esa tarde de verano, tal como registra la grabación de la conversación, nadie obligó a Sendic a responder una llamada perdida de un número desconocido. Tampoco lo forzaron a darle la nota a esa periodista que no conocía, ni a declararle que no era Licenciado y que solo había hecho unos cursos de Genética. Fue el principio del fin. Al ensañamiento consigo mismo, se sumó la esperable lupa periodística, el reojo de los compañeros del FA, la embestida opositora y el bullying colectivo. Pero hay una larga y sistemática secuencia de pasos en falso; o pasos firmes, si se interpreta que su deseo era liberarse de la mochila de trascender políticamente. Con asesoramientos autistas, hizo lo imposible para desacreditar la confianza popular depositada en él. Incluyo la promesa al Plenario del FA de que pronto aparecería el título que nunca existió; marchas y contramarchas permanentes en todas sus declaraciones públicas que sumieron su discurso en la más profana ambigüedad; comparecer frente al TCP sin comprobantes de gastos de tarjeta corporativa, y como si fuera su otro yo en vez de aclarar frente a ellos el motivo de la adquisición de las lámparas, decirles que a él también le parecía muy rara esa compra en Divino. Luego la fábula del Plan Atlanta; el video viral donde confunde el año de la independencia nacional; querer transformar el Día del Comité de Base en San Sendic; entre tantísimos traspiés que lo fueron hundiendo cada vez más. Cuando la renuncia lo reivindicó y calmó las aguas, otra vez fue Raúl el encargado de agitarlas. Al día siguiente de formalizar su declinación al cargo de Vice, presentó la solicitud de subsidio induciendo a la gente a pensar que del pueblo solo le importa la plata. Errar es humano, pero persistir tan minuciosamente en hundir la pata en el barro ya configura otra escena, donde aflora la oscura luz de lo no dicho. Es altamente probable que todas estas especulaciones mías sean meros delirios personales que solo reflejan mi deseo imaginario de que Raúl sea libre y se despoje definitivamente de la inhumana carga del deber ser hiper exitoso políticamente. Quizás este solo sea otro torpe intento frustro de ponerme en sus zapatos, cuando lo más factible es que ni Sendic sepa que es lo que realmente quiso y quiere hacer con su carrera política. Pero aún equivocándome de palo a palo, confieso que si existiese la remota posibilidad de que este cúmulo de desaciertos culmine en el bienestar personal del compañero Sendic, liberado del peso de un destino prefigurado históricamente heroico, y del imperativo genético de trascendencia política; estoy convencido que si así fuera, cualquier sea el valor del costo político asumido por el FA, valió infinitamente la pena.
La política showmanizada con actores de medio pelo por Oscar Mañán
Ciertamente, la política uruguaya de los últimos meses ha cobrado características propias de los shows de entretenimientos, se asemeja a lo que son los programas televisivos que venden productos de bajo valor, tal los taquilleros de Tinelli o las telenovelas turcas. Esto, sin duda, tiene lugar por la falta de debate de ideas sobre temas trascendentes como, por ejemplo, un proyecto de desarrollo nacional. Nadie discute sobre la soberanía nacional, el papel del Estado en la regulación de la economía, la inversión extranjera y sus exigencias, o tal vez, políticas de bienestar adecuadas.
Las peripecias del ex vicepresidente generaron una sicosis sobre los comportamientos éticos y una vigilancia más estricta para las conductas desviadas de un estándar, que ahora es, superior. Ya son varios casos donde los políticos toman actitudes reprochables, utilizando sus vínculos e influencias para mejorar en sus negocios o usufructuar prerrogativas que la sociedad les ha dado en beneficios espurios. Esto lo único que establece es que los políticos, no son más ni menos probos que la mayoría de la población; sin embargo, en cuanto son delegados de un colectivo que les otorgó confianza tendrán cada vez más que rendir cuentas. Este es un concepto que ahora reaparece.
Lo anterior no desestabiliza la institucionalidad, tampoco pone en riesgo la democracia, sino todo lo contrario, la fortalece porque el soberano toma una actitud vigilante, celoso cuidador de los intereses nacionales. Lo que de alguna manera desafía es el papel de los partidos políticos como mediadores exclusivos entre la sociedad civil y el Estado. Ahora, existen otras instituciones civiles, otros actores capaces de enjuiciar conductas, validarlas o bien señalarlas por impropias.
Los desmanes de varios de los políticos a que alude la consulta, son parte de un ejercicio de “poder corrupto”, es decir desviado de aquellos cometidos para los que fue delegado por la comunidad de votantes. Por lo tanto, en adelante tales votantes deberán ser más exigentes respecto a los criterios que guían la elección de aquellos en que depositan su confianza para otorgarles el mandato soberano.
En general estos políticos cuyas conductas se ven cuestionadas, ignoran cuáles son las prerrogativas que autorizan las leyes y cuáles no. En cualquier caso, tampoco pueden alegar ignorancia de las leyes, lo que sí dice de tales políticos es que cada vez son menos profesionales en su función. Pero a su vez, más temprano que tarde, cuando asumen un cargo público tienden a pensar que son ellos los gurúes o guías de la comunidad que representan, y se olvidan que su lugar en la política tiene sentido en la medida que interpreten las expectativas de la comunidad electoral; y que su tarea es ejercer un poder delegado por tal comunidad como meros representantes.
De todos modos, la exposición pública de estos shows termina en un tedio generalizado y pierde el interés general. Pero la cercanía relativa de las próximas elecciones y las ansias de los diferentes actores por hacerse un lugarcito, promete relanzar próximas temporadas de estos mediáticos shows con nuevas puestas en escena.
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Impunidad por Isabel Viana
No es novedad que el poder tiene un gran potencial para corromper. Tampoco lo es que el acceso a lugares de poder atrae y es motor de acciones de personas y grupos que lo desean. Algo similar ocurre con el afán de lucro, dinamizador de la economía capitalista. El afán de poder y el de lucro se realimentan recíprocamente a lo largo de la historia y son pocos los ejemplos de quienes han podido prescindir de la conjunción de poder y riqueza y la lujuria que ambos generan.
Ambos generan sentimientos de superioridad respecto a los demás (¿los de más?) y suelen implicar vivir por encima de las reglas y normas que estructuran la vida de la sociedad, así como de los medios de que otros ciudadanos disponen. El poderoso, que actúa por encima de normas (legales y morales) justifica esa condición estableciendo que los límites a su capacidad de hacer, perjudican al colectivo social. Para poder actuar discrecionalmente, necesita remuneraciones y medios económicos muy por encima de los de sus conciudadanos, a fin de fortalecer su poder por vía de la visibilidad. Maquiavelo lo expresó claramente.
En los estados, las leyes definen acciones a realizar por los ciudadanos y sanciones ante su incumplimiento. A su vez, faltar a las normas morales de una sociedad acarrea el rechazo social.
Uruguay sentó un grave precedente invalidando esos principios en 1986, al aprobar la ley 15.848 de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado. El Estado desistió de castigar a funcionarios que cometieron delitos terribles en el período de facto. La ley de caducidad fue propuesta por un presidente civil y apoyada por políticos también civiles. Se la justificó como instrumento de pacificación. En 1989 un referéndum revocatorio no obtuvo votos suficientes para derogarla. En el 2007 se inició una campaña para anularla por vía plebiscitaria y se la sometió a votación en el 2009. Tampoco alcanzó los votos necesarios. La ley no fue derogada, peor aún, contó con el respaldo ciudadano en dos ocasiones. La renuncia a la capacidad punitiva del Estado resultó consagrada y contamina hoy muchos aspectos de nuestra convivencia.
La coexistencia de la lujuria de poder y la riqueza y la renuncia a la capacidad punitiva del Estado generaron cambios en la sociedad toda. Se manifiestan en la desvalorización de la institucionalidad y sus actores. Los valores inherentes a la integridad de las personas, que debieran ser sostén básico de su elección para cumplir roles públicos, han sido sustituidos por adhesiones más o menos ciegas al juego de poder entre facciones políticas. En consecuencia, la ciudadanía debe optar entre la fidelidad a las viejas banderas, pese a como son portadas y la indiferencia.
El efecto de la impunidad en los políticos acrecienta su soberbia y la certeza de que todo vale, incluidos el franco menosprecio por leyes y controles, la mentira de corto alcance, el ignorar promesas pre-electorales, los negociados con beneficio propio o partidario, el nepotismo descarado, el rodearse de fieles de incapacidad manifiesta, el descaro y la desvergüenza en la demanda y el otorgamiento de subsidios públicos.
¿Se puede negar a los “de más” lo que se permite a los “visibles”, a los que suman prebendas pasando de cargo en cargo y acumulando beneficios?
El afán de poder y de riqueza, son dinamizadores de nuestra cultura. Si la institucionalidad se estructura violando los valores republicanos, vinculando mafiosamente a las personas por sus devociones políticas sin que sea necesario acreditar capacidades, si nadie va a ser sancionado legal o moralmente por ello, ¿cómo pretender que quien vive entre cuatro cartones no desee ser poderoso y rico por los medios que sean? El patrón de conducta es demasiado fuerte y claro. ¿Qué sentido tiene reprimir a los pequeños delincuentes, cuando irregularidades públicas y notorias, se dejan pasar con silencios políticamente construidos y se subsidia a los protagonistas por decisión de las más altas autoridades del país?
Los sayos descritos no caben a todos los que hoy actúan en cargos políticos. Seguro que hay quienes proceden dentro de las normas legales y morales. Y muchos otros que, en aras de conseguir o mantenerse en el poder, se pasean por los bordes de la legalidad y de la moral pública. Deben tener cuidado, porque la corrupción salpica y contagia, a los que no actúan clara y enérgicamente contra ella, rompiendo con silencios y privilegios.
La constitución y el idioma por Raúl Viñas
Debo confesar que no tenía mucha idea del “subsidio” a los cargos políticos y de particular confianza, electivos y designados.
Sabía si de la existencia de esa compensación, la que acepté siempre en el entendido que quien se desempeña en esos cargos, que exigen dedicación total e integral, abandona su trabajo, actividad profesional, comercial u otra; y así es justo se le otorgue en determinadas condiciones un ingreso temporal que le permita recuperar su nivel de actividad previa al ingreso a la administración.
Lo tomé así siempre como una forma de promover que pudieran llegar a esos cargos todos los ciudadanos, y no solo aquellos cuya capacidad económica les permita vivir sin trabajar al cesar en la actividad o finalizar su período. En ese sentido enaltece el espíritu republicano que haya habido casos de personas que pudiendo recibirlo no hicieran uso de esa opción legal.
El impacto mediático de la renuncia del Sr. Sendic a su cargo, al que se sumó el de su solicitud de “subsidio” y las condiciones de su otorgamiento, por el que justamente estoy ahora escribiendo, me llevó a revisar los textos que se citan en prensa, en un “volver a la fuente”, a fin de poder tener una opinión informada sobre el tema.
El primero es el Inciso 10 del Artículo 77 de la Constitución de la República de 1967 que dice: “Ningún Legislador ni Intendente que renuncie a su cargo después de incorporado al mismo, tendrá derecho al cobro de ninguna compensación ni pasividad que pudiera corresponderle en razón del cese de su cargo, hasta cumplido el período completo para el que fue elegido. Esta disposición no comprende a los casos de renuncia por enfermedad debidamente justificada ante Junta Médica, ni a los autorizados expresamente por los tres quintos de votos del total de componentes del Cuerpo a que correspondan, ni a los Intendentes que renuncien tres meses antes de la elección para poder ser candidatos.”
La constitución habla genéricamente de “compensación” y “pasividad” y deja claro que “Ningún legislador ni Intendente” tendrá derecho a ellas hasta “cumplido el período completo para el que fue elegido”.
El mismo inciso establece tres excepciones que son la enfermedad justificada ante junta médica, la autorización por voto de 3/5 de los componentes del Cuerpo y para intendentes la renuncia tres meses antes de la elección.
Todo eso era entonces aplicable al instituto de la “jubilación anticipada” ya que el “Subsidio” que ahora nos ocupa no fue creado sino hasta 1987 por la Ley 15.900, de “Ajustes de pasividades”, en la que se le incluyó en el Artículo 5 el “subsidio”, como compensación para aquellos que desempeñaran cargos políticos y de particular confianza y que al cese de los mismos no configuraran causal para acogerse a la jubilación anticipada.
Ese subsidio que se estableció por un máximo de 3 años fue modificado por la Ley 16195 de 1991 que en su único artículo reduce el período para recibirlo al máximo de 1 año.
Queda claro entonces, al menos para mí, que el subsidio es legal, tiene base jurídica, y el Sr. Sendic tendría derecho a solicitarlo por haberse desempeñado por más de tres años en forma continua o alternada en los cargos para los cuales se configura.
Harina de otro costal es la forma de otorgamiento, aduciendo que el Vicepresidente de la República y Presidente del Senado, que lo integra con voz y voto de acuerdo con el Artículo 94 de nuestra Constitución no es “legislador”, aunque en este caso no haya presentado nunca como tal un proyecto de ley.
En nuestro idioma es “legislador” el que da, hace o establece leyes; por lo que el voto en ese sentido del Sr. Sendic lo hace legislador. Así, debiera aplicarse lo que dispone el Artículo 77 de la constitución como se hizo anteriormente con otros integrantes de la cámara de Senadores y Representantes.
Claro que como bien decían del “Chicho” los inefables Julio Frade y Enrique Almada, “vos si que tenés recursos”
DE SEÑALES Y PRIVILEGIOS por Gastón Villamayor
“Lo que molestan son los privilegios” dijo la periodista Virginia Amorelli al referirse a las distintas situaciones que ocupan a la opinión pública por estos días, principalmente la regulación de viáticos y el subsidio a ex parlamentarios. Creo que es acertada la reflexión de Virginia, los privilegios de la casta política molestan profundamente.
Y por esa razón es que hace días desfilan políticos de todos los colores, predicando ética y bregando “señales” para la sociedad; seguramente que esté por empezar la campaña electoral para las internas no tenga nada que ver.
Además de algunos privilegios, esa promoción de “señales” acompañada de arenga por parte de operadores políticos también me molesta profundamente y le voy a dedicar algunas líneas.
Algo peculiar que percibo es que la indignación social está creciendo a la misma vez que el debate político pierde profundidad. Basta rascar un poquito para que las contradicciones hagan caer en un instante la credibilidad de los flamantes paladines de la ética de nuestro sistema político.
Podría referirme a varios ejemplos, pero mencionaré alguno nada más. El primero que se me viene a la mente es el del diputado Pablo Iturralde por estos días embanderado y preocupado de sobremanera por la ética política. A raíz de esto, hace unos días recordaba la investigación periodística de Sudestada que en el año 2014 denunció el acuerdo político entre Verónica Alonso y el Pastor Márquez (empresario evangelista y cabeza de la organización BERACA) ya conocido por todos. La atención desde entonces se centró en Alonso, pese a que Iturralde también fue favorecido con ese caudal electoral producto de un acuerdo interno con Alonso. Por ese entonces desde las filas de Iturralde y fuera de micrófonos se relataba sorpresa y desagrado ante tal situación. Por ello confío en que Iturralde esta vez ya con la información necesaria, dará a todos un gran ejemplo de ética y no acordará electoralmente con Alonso para evitar recibir esos votos mal habidos. Esperemos.
También esta semana se centró la atención en una tentada que sufrió la diputada Manuela Mutti (asistente al 100% de las sesiones parlamentarias, al 92% de las sesiones de comisión, que ha presentado 5 proyectos de ley y no ha realizado ningún viaje) y en un comentario soez de la vicepresidente Topolansky. Muchos de los indignados con tales blasfemias a la Santa Democracia, han manifestado incuso que “el país no puede caer más bajo”, esas personas son las mismas que muy serias de saco y corbata y de prolijos maquillajes, dejaron al país con un millón de pobres. Ni eso ni el diputado Ezquerra alcoholizado habiendo protagonizado un siniestro de tránsito pareciera haber despertado tanta indignación.
Asistimos por estos días a una pérdida atroz del nivel en la discusión política, la moralina gana terreno en el debate y los medios de prensa son funcionales al espectáculo.
Sobre el subsidio de Sendic o el decreto que regula los viáticos de la Administración Central, me da un poco por las pelotas escuchar decir a los políticos que son “señales importantes”, no quiero señales, quiero soluciones para eso los voté. Las señales no dan soluciones, tan es así que ni siquiera leyes que consagran derechos y deberían ser ejemplos por excelencia, no se cumplen si no existe voluntad política. Un claro ejemplo es la ley 18651 que prevé que el Estado debe cubrir el 4% de sus vacantes de empleo con personas con discapacidad, incluyendo al Gobierno Nacional, a Entes Autónomos, Servicios Descentralizados y Gobiernos Departamentales. Sin embargo, ninguno la cumple y en términos generales del 4% a penas se cumple un 0,66%. Pero ahora políticos y organizaciones sociales juntan firmas para respaldar la promulgación de una ley que empleé a personas con discapacidad en el ámbito privado. Estás instalada una falsa creencia de que las soluciones la dan las leyes y que tal instrumento mágicamente modifica la realidad. Bueno, no es así. Para profundizar la democracia, conquistar derechos y eliminar los privilegios de las castas, lo que se necesita es voluntad política. De hecho, los viáticos de la Administración Central y el subsidio de los parlamentarios, ya está legislado.
Para terminar, una última reflexión en pos de la promoción de “señales”, una buena señal se me ocurre que podría ser cumplir las leyes que aprueban. Capaz que funcionan.
Descubrir los valores de la ética de la izquierda por Alfredo Asti
No son novedad en la historia de nuestro país los comentarios sobre hechos de dudosa moralidad en el ámbito político. Simplemente como ejemplos recordemos las escandalosas entregas de frecuencias de medios de Comunicación, lo relacionado con el Banco Pan de Azúcar y la categorización de suelos para forestación en el Gobierno de Lacalle. Pero más grave aún fue la entrega de los principales Bancos Nacionales a delincuentes internacionales, quienes eran amigos de los Gobiernos de turno, como Benhamou, los hermanos Rhom y la familia Peirano (estos por segunda vez en 30 años), para que los vaciaran en provecho de sus colaterales y nos llevaran a la peor corrida financiera y crisis del país por «falta» de supervisión bancaria. Esta crisis le costó a nuestro país un millón de pobres, altísimo endeudamiento público y privado y destrucción de la economía, producción y empleo nacional.
Tampoco podemos obviar lo que ha venido sucediendo recientemente en el panorama regional de nuestra América Latina, con las multimillonarias denuncias y judicialización de casos de corrupción en Brasil, Argentina, Venezuela, y que también se han extendido a Chile, Perú, etc.
Si hablamos sobre el reciente caso de la renuncia de Sendic por uso indebido en algunos casos de una tarjeta corporativa, en primer lugar es fundamental dejar bien en claro que, esta situación, no tiene ningún punto de contacto en dimensión económica con los casos antes mencionados y en segundo lugar marcar contundentemente que el Frente Amplio como fuerza política tiene una postura clara y severa ante estas conductas indebidas más allá de lo insignificante que pueda ser el monto involucrado y la importancia del cargo en juego.
Nuestra fuerza política, una vez conocido el severo y claro Dictamen del Tribunal de Conducta Política, fue construyendo a partir de las decisiones y opiniones de Sectores, Departamentales y Coordinadoras de Base, una posición sancionatoria expresada en una moción a presentar en el Plenario Nacional, que contaba con gran apoyo lo cual aseguraba su aprobación (y que fue conocida incluso por la Prensa). Es en ese marco, de segura aprobación de esa moción, que se da la circunstancia de la renuncia de Sendic, contrariando sus declaraciones previas que expresaban que se defendería en el Plenario.
Esta solución fue un gran aporte a la unidad y esencia del Frente Amplio, al reafirmar los principios de ética y gestión públicas expresados en los documentos fundacionales y el documento de Lineamientos de Conducta para la Función Pública de abril de 2004, aprobado poco antes de llegar al Gobierno Nacional por primera vez.
Asimismo, el Frente Amplio no se queda solo con esta solución, sino que ya ha promovido a nivel legislativo tres normas de indudable importancia en la transparencia en la actividad política: Ley de Financiamiento de Partidos, mayor control y publicidad de las declaraciones juradas de los Funcionarios Públicos y regulación de viáticos de todos ellos. Por su parte el Poder Ejecutivo ya ha decretado algo similar para los funcionarios de la Administración Central.
Es entonces con actos y propuestas legislativas y de Gobierno que avanzamos en transparencia y control para despejar dudas que pueda tener la opinión pública al respecto de la ética en política y en el desempeño de la función pública.
No quiero evitar el pronunciamiento sobre el otorgamiento del Subsidio a Sendic. Pero antes que nada debemos aclarar que esta disposición legal abarca a todos los cargos políticos electivos o no (salvo por decisión propia del ex intendente Vázquez para la Intendencia de Montevideo) y no siendo una disposición nueva. En realidad, tiene décadas y anteriormente era de 3 años, siendo luego modificada y reduciéndose a 1 año de plazo en el cobro.
La particularidad del caso de legisladores la da el artículo 77 de la Constitución que limita la posibilidad de cobro por renuncia antes de la finalización del período salvo que expresamente se acuerde por ⅗ de los votos del Cuerpo. En todos los antecedentes que conozco de la Cámara de Diputados, se consideró que los 3/5 que aprobaban la renuncia también habilitaban el pago del subsidio sin esperar el fin del período si así lo solicitaba el legislador.
Para finalizar hacemos nuestras las palabras del compañero Danilo Astori:
“Orientación que nos lleva a preguntarnos qué somos, esto es: de dónde venimos, hacia dónde vamos, por qué transitamos por este rumbo. Y la respuesta, compañeras y compañeros, está en lo más profundo de los valores, algunos de los cuales acabo de mencionar; hablé de libertad, de justicia, de participación, de prosperidad, de democracia. De democracia de calidad, de democracia profunda en todo el sentido del concepto.
Esa es la ética de la izquierda. Y cuando uno se encuentra ante situaciones en que tiene que reafirmar un rumbo, lo más importante es mirar al fuero interno y descubrir los valores de la ética de la izquierda. Y, otra vez, en su afirmación, saber que nos estamos apoyando en ellos y que seguiremos transitando el camino enfrentando las dificultades que haya que enfrentar.”
Señales por Leo Pintos
Es evidente que asistimos a una sucesión de hechos que pone en cuestionamiento el papel de los políticos en la vida del país. Sin embargo, esta realidad no debe poner en tela de juicio el papel de la política y de los partidos, aunque está en manos de estos últimos la responsabilidad de dar las señales que contrarresten la sensación generalizada de corrupción y falta de controles en la gestión de los recursos públicos.
Lo que parece claro es que nuestros políticos no han asumido el impacto de las redes sociales en la circulación de la información y sus consecuencias. No soy de los que creen que el votante medio vaya a cambiar su voto en función de un tuit o posteo de Facebook, pero sí que cualquier gesto político hoy trasciende más allá de lo meramente político y adquiere una fuerza que desborda los cauces tradicionales. La omnipresencia tecnológica en la comunicación nos convirtió en ciudadanos activos, emisores y receptores, ya no más actores pasivos de la comunicación política. He señalado, desde estas mismas páginas, que llegados hasta aquí, nos sentimos desbordados por la basura y las miserias de una manera de hacer política que se olvidó del ciudadano en favor de la lógica del poder a toda costa, del atornillamiento a los cargos y la maldita representatividad de los sectores. ¿Recuerda aquello de los más preparados para el cargo? Bien, el Sodre es un claro ejemplo de las consecuencias de haber renunciado a ese postulado histórico de la izquierda.
Sin embargo, hoy quiero rescatar una declaración del Presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, que pasara desapercibida en el maremagno generado por la renuncia de Raúl Sendic. A su entender la permanencia de personas en cargos de gobierno no debiera extenderse más allá de dos períodos. Toda una declaración de intenciones, revolucionaria para lo que es la forma de entender la política en este país, en la que pasan los años, los lustros y las décadas, y los mismos actores siguen en el escenario, transcurriendo y haciendo biopolítica, donde la muerte parece ser el único acto político concluyente. No es sano para la democracia tener legisladores con 30 años de permanencia en el Parlamento, líderes históricos que dicen renunciar a sus aspiraciones en favor de sus hijos, ineptos ocupando cargos de responsabilidad sin más mérito que portar un apellido. Sabemos que la impunidad a la hora de tomar decisiones y la opacidad en la administración acaba en pérdidas socializadas.
La consecuencia de esta dejación es una inflación punitiva estéril que recarga la administración de reglamentaciones que no se cumplen o que son inaplicables. Demasiado batiburrillo para un país tan pequeño. Demasiados costos para las carencias existentes. Pero quizá todo se entienda mejor si analizamos las señales del sistema político y para ello bastan algunos ejemplos: 1) la comisión investigadora que estudia la financiación de los partidos políticos sesiona de manera secreta; 2) se acaba de designar como integrante del Tribunal de Cuentas de la República a una persona que fue acusada de falsificación de la firma de una legisladora. 3) El Senado aprobó con los votos del oficialismo el subsidio al ex vicepresidente Sendic pese a lo polémico del asunto. 4) La Junta Departamental de Soriano rechazó la comisión investigadora por el caso Bascou. Lo que sí es claro es que como sociedad tenemos una percepción distorsionada de la corrupción, a la que asociamos exclusivamente a la coima y, sin embargo, aceptamos y toleramos el acomodo, el amiguismo o la viveza criolla porque lo percibimos como algo natural en el manejo de los recursos del Estado. Porque el ladrón tiene la conciencia de saberse ladrón, el corrupto no, está convencido de que lo que hace es parte del juego y, lo más grave, se siente amparado por el sistema. Pocas cosas más patéticas que los pactos anticorrupción entre los partidos, porque nos hacen sentir que nos hacen un favor poniéndose de acuerdo en cumplir la ley. Mientras tanto, la política desinteresada de la gente sigue generando desinteresados en la política sin que a nadie parezca importarle.
¿Quién paga el subsidio a Sendic? por Lucía Siola
El fin de las vacas gordas ha dejado por el camino un vendaval de casos de corrupción que se expresan en todos los partidos del régimen. El caso más paradigmático ha sido el del ex vicepresidente Sendic, no sólo por su repercusión política y mediática, sino porque se trata de la punta del iceberg de toda una orientación general de negociados con empresarios amigos a partir de los recursos del Estado. El caso de ANCAP revela toda una red de negocios no rentables con un montón de empresas de capitales nacionales que se veían beneficiados a partir de los favores oficiales. Lo mismo sucede a nivel de todo el Estado, por eso no es de sorprender lo que ahora sale a la luz en ASSE, o en las Intendencias del interior del país; Soriano, San José y Maldonado. El esquema que se está viniendo abajo es el mismo que ya se derrumbó en Venezuela, dónde el Chavismo co-gobernó con la ‘boliburguesía’ amiga que se enriqueció durante todo su mandato. La crisis mundial ha acicateado la disputa de las diferentes fracciones de los partidos del régimen por el control de las diversas cajas estatales, por eso emergen todo tipo de denuncias sobre la mala utilización de los recursos. De fondo lo que esta saltando por los aires son los manejos oficiales de los subsidios, exoneraciones, licitaciones y convenios con las grandes empresas. Es que ahora en el marco del ajuste ya no se puede dejar contento a todos los sectores capitalistas que se enriquecieron a partir de esta orientación política.
La novedad política de todos estos casos de corrupción, es la manifestación pública de la completa integración del Frente Amplio al aparato del Estado. La ‘izquierda’ en el gobierno ha construido en todos estos años, a partir de altísimos salarios, el acomodo y el carrerismo, toda una burocracia propia, que se ha enriquecido a partir de la gestión estatal. Los grandes sueldos, y enormes subsidios que estos funcionarios políticos ganan abren una brecha inmensa con los trabajadores y el pueblo explotado. El subsidio que recibirá Sendic por U$$ 13000 por haber renunciado a la vicepresidencia es un privilegio inadmisible, pues ningún trabajador recibe un sólo peso si renuncia a su trabajo – y menos si desfalca una empresa- , y no sólo eso, son miles los uruguayos que han quedado desempleados y no reciben ningún tipo de ayuda o subsidio al parado. Las trabajadoras de la Spezia –entre otros casos- que han sufrido el default patronal no reciben subsidio alguno para mantener a sus familias, muchas de ellas jefas de hogar. Por supuesto, con estructura impositiva que recae sobre los ingresos de los trabajadores, el subsidio a Sendic lo terminan pagando quienes viven de su trabajo.
El gobierno del Frente Amplio se ha convertido en una administradora de los negocios capitalistas, por eso se aumentan los salarios de los funcionarios políticos y mantienen bajos los salarios de los trabajadores, se trata de un problema de clase.
La salida a esta situación ya la marcaron con su práctica, hace más de un siglo los obreros parisinos en la primera experiencia de un gobierno de trabajadores en la Comuna de París: funcionarios revocables con un salario igual a un obrero calificado.
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