¿Temporada de pases política?
Se avecinan las elecciones y vemos un sinfín de cambios de diversas personas entre grupos y partidos políticos. Sindicalistas, diputadas, mediáticos y dirigentes poco conocidos buscan amparo tras los diferentes candidatos. ¿Aportan caudal electoral? ¿Es un reacomodo de último momento del tablero político, o una búsqueda de cobijo en paraguas más amplios? ¿Son convocantes para nuevos electores? ¿Cuánto hay de convicción en esos nuevos afiliados? ¿Se busca acomodarse en algún cargo o lugar de la lista? ¿Hay que exhibirlos como muestra de poder de convocatoria? ¿Son creíbles los tránsfugas?
De ‘alta política’ y otras boberías por David Rabinovich
A la carrera electoral le llaman política. Un veterano dirigente herrerista me decía: “el dueño de los votos manda”. Era diputado por los que tenía en ‘su’ territorio. Otro, coterráneo y que supo ser ‘wilsonista’, decía que él tenía ‘la credencial a favor’. Muy joven dejó la carrera universitaria y decidió que viviría de la política. En Uruguay la competencia electoral no comienza con la proximidad del ciclo electoral. Toda la política se ha vuelto electoral, aunque cada cinco años haya Elecciones Nacionales y debamos barajar y dar de nuevo porque la mano es otra. El acomodo de los ‘caudillitos’ propios en puestos públicos para que puedan juntar votos con más comodidad y el reparto de prebendas varias a la clientela electoral, es moneda común en el interior. Lo que se ha conocido últimamente sobre Salto Grande o sobre José L. Falero en el MTOP, son muestras de una práctica que, en materia electoral, ha dado resultados. Aunque tenga sus limitaciones generadas en la ineficiencia de las administraciones que se sustentan en esas prácticas políticas.
Pero mientras la política no encuentre las formas de hacer docencia, para generar conciencia, más allá de las simpatías y los agradecimientos; mientras la organización política tenga por objetivo excluyente ‘arrimar votos’, no habrá cambios de fondo. Los cambios sociales tienen un componente cultural siempre importante.
Normalmente la política tiene objetivos de largo plazo, para los que se instrumentan estrategias y tácticas de corto y mediano alcance. Hacer una sociedad más igualitaria, justa, solidaria, participativa y democrática puede ser un objetivo. Proteger el derecho de propiedad de las elites ocultando, claro, cómo se llegó a la situación en la que estamos, implica como explicó Javier Milei, considerar que la justicia social es un robo y la desigualdad la mejor de las realidades posibles. Se diga eso, o el discurso sea otro, ‘la realidad es una sola’. Los relatos son muchos y variados.
La política puede ser corrupción y clientelismo. Pero también hay quienes, desde su lugar, sea cual sea el que les toque, tratan de aportar a la construcción de un mundo diferente. Me permito poner un ejemplo: Guillermo “Yuyo” Chifflet. ¡Cómo no recordar su renuncia a la banca de Diputados!
Se puede escuchar el ruido o mirar las nueces. El ruido es mucho y las nueces pocas cuando hay cambios y alineamientos intrascendentes.
En política, como en tantos aspectos de la vida, “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Por eso, los paraguas demasiado amplios que cobijan todo y cualquier cosa, me generan desconfianza. No creo que el objetivo más importante sea juntar votos, como sea, para ganar. Es seguro que al mejor candidato no lo votan todos. No me sentiría cómodo caminando junto a Moreira, Penadés o Radaelli.
Pero ¿dónde está el límite personal o colectivo?
¿Qué implica llamarle así? por Carmen Asiain
Usamos las expresiones de “pases” y “temporada de pases” en nuestro amado deporte, el futbol, para aludir a la práctica de transferir entre un cuadro de futbol y otro, contratos con jugadores profesionales a cambio de una suma de dinero, en las vísperas de temporadas de campeonatos importantes. Hay dos juegos de contratos involucrados: la relación jurídica entre el cuadro de futbol y el jugador, contratado a cambio de un salario y otros estipendios o premios -una relación de trabajo con un estatuto especial- por un lado y por otro lado, los contratos comerciales entre clubes de futbol por los cuales compran y venden o transfieren las “fichas” de los jugadores, o los derechos de que ese jugador se desempeñe para un club determinado. Parecería, para el observador externo, que el cuadro fuera “dueño” del jugador y lo “vende”. Dos juegos de relaciones jurídicas diferentes.
Cuando usamos esa terminología en política lo hacemos como un paralelismo, pero rengo. A menos que se sostenga que un partido político o agrupación o sindicato pueda llegar a tener cierta propiedad sobre sus miembros. Las diferencias entre ambas situaciones -la del futbol y la de la política- son tantas y de tan diversa naturaleza que hasta desmerecen la comparación y nos ahorran la necesidad de explicitarlas.
Pero igual se entiende: las personas se “auto-pasan” de un partido político a otro -la diputada Elsa Capillera desde Cabildo Abierto al sector de Andrés Ojeda dentro del Partido Colorado, la diputada suplente Inés Monzillo desde Cabildo Abierto hacia el Espacio 40 del Partido Nacional-, se “auto-transfieren” entre sectores de un mismo partido político -componentes del sector del extinto Jorge Larrañaga Alianza Nacional se han repartido entre otros sectores del Partido Nacional-, figuras importantes del sector Ciudadanos del Partido Colorado se han unido al proyecto del Ingeniero Gabriel Gurméndez vigorizando la legendaria Lista 15, y así sucesivamente. Pero no sólo ocurre entre asociaciones propiamente políticas constituidas para la disputa electoral; ocurre también entre asociaciones fundadas con otros propósitos -como la defensa de los derechos de trabajadores- como sindicatos, hacia filas políticas. Los ejemplos en algunos casos son abiertamente explícitos -como el de Fernando Pereira desde la Presidencia del PIT-CNT hacia la Presidencia del Frente Amplio-, en otros casos siguen siendo abiertos, pero más implícitos -como el de tantos dirigentes sindicales con militancia en causas frenteamplistas, pero sin integrarse formalmente a sus filas-.
Pero parecería que la ley no es igual para todos. Rigen unas reglas permisivas si el pase o la militancia se dan en una dirección, y rigen las opuestas si la opción de la persona se dirige hacia la Coalición Republicana.
Esta semana pasada hemos asistido a la más flagrante muestra de persecución política por razón de las ideas políticas, que no solo violenta la libertad de expresión y libertades políticas, sino que además configura una discriminación por motivos ideológicos que es condenada por nuestra legislación.
La guerrera por la causa de los derechos de los empleados municipales Valeria Ripoll, tras años de militancia asumida y conocida dentro del Partido Comunista, tras un largo y penoso proceso de desilusión y sobre todo, por mantenerse fiel a sus principios y querer atesorar su Libertad, no dispuesta a someterse a imposiciones externas de una dirigencia que estima ya no responde a los intereses de los grupos que pretende representar, opta por apoyar un proyecto político fuera del Frente Amplio, concretamente, la candidatura de Álvaro Delgado. La bofetada además viene acompañada de fundamentos: aquello que reclamaba de anteriores gobiernos y aun algunos beneficios legales que percibía, fueron defraudados en el pasado y satisfechos por este gobierno, desmintiendo el supuesto binomio “izquierda = sensibilidad social”. Este gobierno ha sido más sensible y efectivo en tres años -pandemia de por medio- que los quince años de gobierno del FA.
Las represalias ante tal “traición” fueron inmediatas y exhibieron que la emoción y falta de ponderación había dominado: la suspensión de los derechos gremiales a Valeria Ripoll, en medio de la gira de las agrupaciones que apoyan a Delgado bajo el paraguas del movimiento Uruguay hacia Adelante fue un error garrafal y caro de parte de los reaccionarios, y se les volvió en contra como el contragolpe de Suarez contra Inglaterra en el Mundial de Brasil de 2014.
Los que proscriben a María Corina Machado, son los mismos que proscriben a Valeria Ripoll, incurriendo en la barrabasada de hasta llamarle suspensión de los “derechos” gremiales a la medida, sin percatarse de que cualquier “suspensión de derechos” se lee inmediatamente como la confesión de parte de un tirano que en el impulso no tuvo siquiera el cuidado de usar eufemismos.
Y es censurada Valeria Ripoll. Y se le coarta su libertad de expresión, derecho humano fundamental y pilar de nuestra democracia republicana. Y torpemente se incurre en persecución por ideas políticas y en discriminación por motivos ideológicos. Se aplica no la misma regla para todos, sino la ley del embudo. Con los micrófonos de prensa disponibles durante la gira por el interior acompañando al candidato Álvaro Delgado, a Ripoll le sirvieron en bandeja la oportunidad de despacharse con enérgica protesta contra quienes pretendieron taparle la boca.
Algunos dirigentes, aludiendo a tan obscena censura, pedían tolerancia a la dirigencia gremio-política. Siempre sostuve que la tolerancia no marida bien con los derechos humanos, pues se tolera una molestia, y en este caso, estamos hablando de una libertad fundamental, la de expresarse y apoyar políticamente a quien uno elija, por mejor representar los ideales propios. Por ello, siempre he preferido reclamar respeto: es lo que corresponde frente a una persona que por el solo hecho de ser persona, es titular de todos los derechos humanos, incluyendo la libertad de expresión y opción política. Corresponde que ADEOM respete, no solo tolere las opciones de Valeria Ripoll. Pero si no respeta, que al menos, tolere.
Después de todo, en muy poco se asemeja la relación que une a los jugadores de futbol con sus clubes, con la que une a los adherentes a los partidos políticos. Las ideas no se compran, los principios no se transan, al menos para las personas íntegras.
Bomberos en alerta por Roberto Elissalde
Se puede cortar con hacha o con bisturí. Se puede dar la bienvenida o generar desprecio por quien se mueva de su sitio. El espectro es amplio, pero igual es posible marcar algunas fronteras internas.
Cambiar de opinión es la esencia del juego político. Si la gente no cambiara de manera de pensar y de actitud, desaparecerían los discursos, los alegatos, los debates y la publicidad en la televisión (y tal vez eso parezca una buena razón). Pero todos cambiamos, tanto como votantes como representantes. Fogueado por la injusticia y por la falta de libertad, fui incendiario a mis 20 años; la política era la forma de expresión de mi alma. Hoy soy bombero, tratando de acercar a los descreídos o desinteresados a las brasas calientes que son la reserva de justicia y generosidad que todos podemos tener. Integré 5 o 6 organizaciones políticas. De algunas me fui y en otras disolví los restos del barco en que viajaba.
Cambié de opinión, aprendí a ver las cosas de manera diferente o decidí hacer un esfuerzo más para construir algo nuevo, apropiado para los tiempos que corrían. Pero nunca me llevé algo que no fuera mío.
Tránsfuga puede ser quien se fuga con algo que no le pertenece.
En nuestro país la política se organiza en torno a partidos políticos y no en torno a personas. Existen liderazgos más o menos fuertes, pero el orden de una lista indica, como una brújula, dónde está el norte.
Si un diputado se va de su partido por serias discrepancias ideológicas, tácticas o políticas, lo esperable es que se aleje de ese partido y –si se siente con fuerza o convicción–, empiece una nueva vida política desde el llano. También puede –después de renunciar– esperar a las próximas elecciones y ver qué opina la gente, postulándose al Senado, a la Cámara o a la presidencia.
Dejar un trabajo como gobernante o legislador por motivos ideológicos es una de las señales más esperanzadoras de la política: la gente puede cambiar y vale la pena el debate, el intercambio y la generosidad como palancas y caminos para ese cambio.
Hay otras formas de ser tránsfuga. Muchas veces a Pablito se le sube el carguito a la cabeza y cree que esa suplencia del cuarto titular, que por azar lo depositó en Diputados, fue apenas una casualidad que le permitió demostrar al mundo su valor. Y si los compañeros de Pablito no comparten lo que le dice el espejo mágico y no creen que valga la pena renovar la apuesta con su nombre, el suplente devenido diputado se considera agraviado y decide “tomar una dolorosa decisión”: abandonar su organización y luchar por sus ideas desde la banca.
Irse de una organización con una banca (sea ocupada como titular o suplente) es un robo al electorado y generalmente, cuando alguien se aleja de nosotros hacia otro lado, sancionamos duramente la actitud. Pero cuando el tránsfuga viene en nuestra dirección muchas veces nos tartamudean las convicciones.
Naturalizar la apropiación de una banca por parte de una persona, su “transporte” a un tablado diferente al elegido por el elector es un error grave para nuestra democracia. Aceptarlo abre las puertas para guerras internas, trampas y falsas denuncias, sólo con el fin de conseguir un palco rentado desde donde ser verdaderamente fiel a las propias ideas. Los bomberos tenemos que ir a apagar ese incendio antes de que se haga moda y nos queme el teatro.
Democracia y mercantilización de la política por Oscar Mañán
“lo importante no es ganar sino hacer perder al otro” (Les Luthiers)
Las formas que adopta la política, concentrándose en la competencia electoral sin escatimar en las estrategias más bajas, se contrapone a la democracia. Hoy más que nunca puede verse el acierto de Schmitt que definía como específico de la política a la distinción amigo-enemigo. Lo peor que siguiendo al mismo autor, cuando las diferencias entre los partidos se presenta como “política a secas” se está ante un problema grave de estabilidad. Y cuando las diferencias con el enemigo político y la búsqueda de destrucción del mismo ya no se realiza dentro de los límites del Estado, se está en un momento de confrontación civil.
La lucha electoral en Uruguay se convierte en “guerra de palabras” (pero no de conceptos) porque los bloques enemigos apuntan el uno contra el otro pero con descalificaciones ideológicas y sin contenido programático. El partido en el gobierno, descalifica a la oposición porque no tilda de dictadura al gobierno de Venezuela o no acusa de lo mismo a Cuba o Nicaragua. Pero no se atacan mutuamente por definiciones sobre política exterior, porque ambos presentan la misma pobreza; con diferencias anecdóticas. Todos los candidatos hicieron acto de presencia o llevaron su vela en celebraciones judías cuando el Estado de Israel masacraba al pueblo de Gaza. Más de un cínico estará pensando en la antinomia entre un Estado genocida y una creencia religiosa, distinción que nunca harían entre la religión musulmana y un Estado genocida que profese tal religión. Lo que puede el poder dirá el lector, recibir una Jefa militar estadounidense siempre es una bendición (salvo algún problema de agenda…); o las criticas a los partidos comunistas (PCs) por cierta vocación autoritaria, salvo que se esté ante el PC chino que sería un gran socio comercial.
Lo preocupante es que no hay discusión de ideas o de propuestas programáticas, nadie sabe cuáles serán los sectores que se alentarán para promover una senda de desarrollo, tampoco que actitud se tendrá respecto a los grandes problemas del país, la agenda sobre derechos humanos, los recursos naturales, la industrialización y, por supuesto, el financiamiento para ello.
El verano trajo el período de pases, al igual que en el fútbol, no todas las adquisiciones jugarán de titulares, aunque presentarán una cara renovada para el equipo contratante. El pase del año, tal vez fue el de la ex-dirigente sindical de ADEOM, “defensora” de la independencia de clase, y que en el pasado había sido muy crítica con dirigentes sindicales que utilizaban la estructura para hacer carrera política. Sin duda, la coherencia sigue siendo un bien escaso.
Hay otras diputadas de Cabildo Abierto que cambiaron de fila, una al Partido Nacional (PN) y otra al Colorado, pero menos rimbombante porque ya jugaban en las filiales.
Todo el año será de campaña electoral, donde cada candidato en vez de acreditarse más creíble poniendo temas indispensables sobre la mesa, lo que hace es desmerecer a sus contrincantes, tanto dentro del partido como fuera del mismo. El PN, eligió como enemiga dentro del Frente Amplio (FA) a Carolina Cosse, quizás la opción más alejada ideológicamente. Orsi, por su parte, es objeto de críticas menores. El FA apunta al candidato con más posibilidades del PN, mismo que a su vez, carga con la responsabilidad de gobierno y sus frecuentes desatinos.
El aparato del Estado es una ventaja decisiva en la campaña y los medios masivos de comunicación (más el manejo de redes) son la herramienta más sofisticada para esto. Las caras visibles y mediáticas, y más si tienen training en la argumentación discursiva, son un plus para confrontaciones sin contenido. Ya no hay candidatos que vengan con votos en el bolsillo, ni siquiera los tienen los políticos más reconocidos, los partidos se alejaron de la gente y se fueron a la “caja boba” o a “la cuenta X”, y el votante es un consumidor más de una mercancía que debe acreditarse útil.
La oposición debería abrirse a las viejas formas de la comunicación, no porque vayan a lograr más cantidad de votos, sino porque los que logren serán una palanca para los cambios. Ahora bien, una vez en el gobierno, deben utilizarla, apoyarse en ella y escucharla.
Un par de fichajes por Juan Pablo Grandal
Difícilmente pueda emitir una opinión que sea consistente a lo largo de todos los diversos personajes que han sido protagonistas de cierto ‘período de pases’ en la política partidaria, y juzgar adecuadamente las motivaciones de cada uno de ellos. Quien afirme que puede hacerlo se encuentra bastante alejado de la realidad.
Solamente me animo a decir que cuando se dan tales cambios a nivel de dirigencia, es difícil no sospechar de entrada que hay claros intereses de ‘acomodo’. Que en algunos casos ni siquiera puedan ser muy fructíferos. Uno se puede preguntar qué beneficio tiene una Diputada como Elsa Capillera en sumarse a la campaña de Andrés Ojeda, candidato que tiene pocas chances de hacerse con la candidatura de un partido hoy muy minoritario como lo es el Partido Colorado. Por su parte, Capillera sí podría aportarle algo a la candidatura, ya que tiene cierto despliegue territorial que puede ser útil.
Hay otros casos que sí son más interesantes, como la incorporación de Valeria Ripoll al Partido Nacional. Ahí, se puede argumentar que tanto al partido como a la ahora ex dirigente de ADEOM le sirve. Ripoll venía enfrentada con diversos sectores del Frente Amplio desde la época de la gestión de Daniel Martínez al frente de la Intendencia de Montevideo, por razones más que legítimas que tenían que ver con los intereses de los trabajadores que representaba. También tiene una relación muy tensa con el Partido Comunista. De querer incorporarse a la política partidaria, difícilmente podría hacerlo en la coalición de izquierda, y encontró el camino para hacerlo en el Partido Nacional. Si esto tiene que ver con convicciones que ella siempre sostuvo, o un cambio de opinión sobre diversas temáticas, habrá que preguntárselo a ella. Personalmente cuesta entender la relación entre un apoyo al Partido Nacional y una amplia trayectoria como dirigente sindical. Hace mucho tiempo que las políticas económicas y sociales de los primeros no son muy favorables al movimiento obrero organizado. Pero, de nuevo, no me corresponde a mí juzgar las intenciones ni principios de nadie.
Al Partido Nacional también le es una incorporación bastante útil. Busca hace varios ciclos electorales aumentar su caudal electoral en Montevideo, y de tomar Ripoll quizás un rol protagónico en la campaña municipal, puede aportarle. Si bien Laura Raffo tuvo un buen desempeño en la campaña pasada, su propio perfil y discurso le imponen un techo que le sería muy difícil superar. Ripoll brindaría un perfil al Partido Nacional, con una capacidad discursiva y posibilidad de llegada a un espectro social más amplio, que al menos en Montevideo le venía faltando. Todo hablando de forma hipotética obviamente, pero creo que Ripoll podría aportar bastante al Partido Nacional en la capital.
De todas formas, usar el traspaso de varias figuras políticas de un sector a otro o un partido a otro como algún tipo de predicción de la fortaleza de distintos partidos de cara a las elecciones tiene sus límites. Nunca son figuras de primera línea, y si bien pueden tener cierto caudal electoral, dudo que tengan un voto cautivo propio muy extenso que voten como estas figuras digan. En resúmen, es difícil hacer predicciones. Falta mucho aún (que alguien me diga si en febrero del año pasado alguien pensaba seriamente que Javier Milei sería Presidente de la Nación en la Argentina), y este dista de ser el elemento más importante de análisis.
Período de pases por Rodrigo da Oliveira
¡Que ni en el fútbol! Eludamos los nombres, que personalizar situaciones para ejemplificar cuestiones negativas queda antipático, corriendo además el riesgo de ser injustos. Lo cierto es que ya desde la segunda mitad de próximo pasado año, se viene desarrollando tal período y no ha finalizado aún.
Es que es año electoral, las posiciones (y conveniencias) deben ser marcadas y al futuro hay que regarlo, ¿vió? Para que crezca con juerza.
Hay gente que ha cambiado tanto de sublema y de lema que, si un día le preguntan de golpe, no sabría qué responder. Porque eso sí, los reflejos los suelen tener intactos. Gajes de la cuestión, que le llaman.
El punto es que las posiciones comienzan a quedar definidas, los vendibles ya han sido en su mayoría comprados y el refugo queda ahí, pues suelen ser más económicos, nada de puestos en las Comisiones Mixtas o cosa parecida.
Ninguno de ellos aporta un voto, eso es un hecho comprobado elección tras elección. Sí vale tal vez a nivel publicitario, discutible ello. Suele convocarse a conferencia de prensa para mostrar tal incorporación.
Quienes a ella asisten muchas veces no conocen al personaje, preguntan entre ellos y googlean el nombre, a ver si figura en algo.
Ahí les aparece alguna referencia parroquial, discusión sindical, revoleo de cacerolas o desplantes airados a alguien sí conocido pero que tampoco se enteró de estar siendo desairado.
La carrera de nadie contra ninguno, podría haberse titulado esto también.
Luego los veremos instalados en alguna oficina con aire acondicionado, jugando su triste papel de ser más papistas que los papas, para convalidar el puesto que les fue otorgado, siempre a dedo, nunca por mérito.
Con actitudes más propias de una realeza rancia que de un servidor republicano, dictarán cátedra sobre temas que suelen no conocer, a personas a las que no interesa su opinión.
La pregunta es: ¿por qué siguen teniendo cabida en los procesos electorales actuales?
¿Lobby? ¿Capacidad de acomodarse y vender una imagen propia a un valor muy superior al real? ¿Necesidad de los candidatos de tener alcahuetes en número suficiente, pero que no los cuestionen lo bastante? Si nada, mejor.
Demasiadas preguntas, pocas certezas.
Lo cierto es que los seguiremos viendo aparecer, período tras período, para luego surgir de la nada, sosteniendo como verdades irrefutables argumentos en favor del patrón de turno, que no les será el último ni mucho menos.
«Camaleónicos». Nombre de revista porteña venida a menos, de mínimo presupuesto.
Integrantes de una «rascada » interminable e inconducente, pero bancada por todos nosotros, los nabos de siempre.
la conveniencia política por Martín Forischi
Hola que tal lectores, que gusto saludarlos; es un verdadero placer poder expresar mi opinión desde hace mas de 4 años en el Semanario Voces, en esta versión semanal de verano, donde uno debiese pensar que, en esta época estival en política no pasa nada, pero pasa; porque hubo mucha actividad para opinar; porque en estos últimos días tuvimos la noticia de que Inés Monzillo pasó al Partido Nacional; porque esto se suma a los movimientos que hubieron a finales del año pasado, y porque estamos en la antesala de lo que será un otoño a puro acto político en diferentes zonas de Montevideo e interior de cara a las internas 2024.
Con respecto a esta temporada de pases política, y coincidiendo con un colega en vacaciones, me marcaba que unos aman a su partido, y otros buscan su conveniencia. En realidad los dos hacen política; unos lo hacen mejor que otros, en todo caso, que es lo único que les importa en definitiva ¿no? Porque hay algunos que han hecho las cosas bien y no han llegado siquiera a obtener un lugar en la banca parlamentaria.
Pero a meses de las elecciones, y mucho menos para las listas, quedan pocos lugares, y algunos comienzan a cambiarse de partidos políticos.
Yo no sé cuanto tiene que ver la interna de un partido para que uno decida cambiarse; o si por el contrario es la conveniencia política la que manda en año electoral.
Empezamos por Carmen Sanguinetti que deja el sector ciudadanos del partido Colorado para sumarse a Gabriel Gurméndez del mismo partido.
Inés Monzillo, diputada suplente en Cabildo Abierto, dejó ese partido para ingresar en el espacio 40 del partido Nacional. Que más, ex integrantes de la agrupación “Un Solo Uruguay” decidieron fundar un nuevo partido político denominado “Por los Cambios Necesarios”.
Ahora entre los que ganan, y me refiero a la alianza multicolor, el partido Nacional es al que mejor le va. Pero al final del día podemos decir que, la coalición multicolor llegó a su pico más alto ganando las elecciones en 2019, haciendo que el FA no lograse su 4 gobierno consecutivo. Pero esta coalición multicolor que es consciente que no está en su mejor momento, sabe que el FA va a ser un duro escollo en las próximas elecciones; y a su vez, la coalición de izquierda sabe que está reencontrándose con su gente, a nivel nacional y a nivel departamental, sumando inteligentemente los artistas a la política; acercando el votante joven al partido. Este FA que mejoró y aún no llegó a su pico más alto, donde debiese captar la atención de los posibles votantes de parte del litoral uruguayo, y la campaña política recién está iniciando.
Me parece, y no quiero que me tergiversen por esta opinión que, en este periodo de gobierno el partido Nacional solo fue superior al resto de la coalición multicolor; después no la paso nada bien en la pandemia; no la paso nada bien con las políticas sociales, ni con la generación de empleo, ni con la creación de liceos, no la paso nada bien con los ministros renunciantes, y la crisis del agua.
¿Cómo puede ser que, estamos a un año de que termine esta administración y no se hayan cumplido ni un mínima parte del programa de gobierno?
Sin embargo me atrevo a decir que, hoy las fuerzas de la derecha y la izquierda uruguaya son casi análogas; pueden parecer disimiles en cuanto a lo que uno lee y escucha en la diaria, pero de cara a octubre del 2024 de ninguna manera el partido Nacional es más que el FA. Es cierto que el partido Nacional tiene la obligación de ganar las próximas elecciones debido a que es la única prueba que tiene para acreditar que su gobierno dio la talla; de modo tal que, ya no es suficiente ver parlamentarios y ministros nacionalistas mirando a las cámaras declarando para la tribuna respecto a que tan aptos estaban para gobernar, intentando ganarse el cariño y la aceptación de los votantes; Y por otra parte, el FA está obligado a ganar las próximas elecciones porque está en deuda con el pueblo.
TRANSFUGAS por Cristina de Armas
El término tránsfuga tiene socialmente una connotación negativa pero no todos saben que el término se refiere a la actitud política de pasar de un partido político a otro, de un sector a otro. Es un término sinónimo de traidor y quizás por eso es que en política difícilmente se usa; es que actualmente cualquier político puede caer en su definición en cualquier momento. Hay políticos que lo han tenido casi como costumbre y otros que se han mantenido en un lugar la vida entera.
Los partidos políticos como sabemos son organizaciones sin fines de lucro; por ese motivo están exonerados de impuestos tal cual las Iglesias. La política por definición trata de cambiar la realidad para mejorarla en bien de la sociedad.
Los políticos son entonces quienes llevan adelante la honorable tarea de mejorar la vida de los ciudadanos.Aquellos que logran cargos de gobierno, los estadistas, lo hacen administrando los recursos del Estado y ese es el fin del político y los partidos políticos, gobernar, administrar.
Puede entenderse entonces que cuando el político se encuentra ern un lugar donde no encuentra camino para lograr sus intereses, tenga en cuenta la posibilidad de cambiar a otro espacio político.
Las situaciones son diversas, su espacio político puede estar de acuerdo, si ya tiene cargo, su espacio político puede solicitarle la renuncia que generalmente no sucede. Siempre debe contar con el apoyo del espacio hacia donde va.
Existen quienes discuten sobre principios, convicciones y lealtades y hay quienes dicen que tales cosas no existen. Por suerte son minoría.
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