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Un libro sobre Sharon Tate y Polanski

Un libro sobre Sharon Tate y Polanski
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Si hay un hecho de la crónica roja de Hollywood que a lo largo de las décadas ha sido aborrecido en forma unánime es el horrendo asesinato de Sharon Tate en manos del Clan Manson, del cual mañana se cumplen 50 años. Sin embargo, todo lo referido al período en el que convivió junto a su marido, el controvertido Roman Polanski, quizás pueda ser visto bajo un prisma muy distinto al admitido hasta hoy. Eso se debe a la aparición de un libro de Ed Sanders titulado Sharon Tate: una vida, que cambia de un plumazo aspectos muy importantes respecto a la existencia previa de su biografiada, los cuales no han sido rebatidos por Polanski.

Conviene decir que si Polanski entablase una demanda judicial no se estaría enfrentando a cualquiera. Ed Sanders (Kansas, 1939) es un poeta, cantante, activista social, editor, ecologista y novelista, considerado el nexo entre la generación beatnik y el movimiento hippie. Cobró fama en 1961 al publicar su primer libro de poemas, Desde la cárcel, escrito en papel higiénico en su celda después de haber sido llevado a prisión por protestar contra la proliferación nuclear. En 1971 publicó un libro que lo convirtió en celebridad mundial: La Familia. En él hacía un minucioso relevamiento de los eventos que llevaron a los asesinatos del Clan Manson. Para realizar ese libro había llegado a la osadía de acceder a la mansión de la Familia, haciéndose pasar por un maniático gurú satánico, atrapado por las drogas. O sea: Sanders vivió de cerca todo lo sucedido en el Clan Manson, y es una verdadera enciclopedia en el tema. Polanski lo sabe, y también es consciente de la pésima opinión que en USA provoca su persona. Sea verdad o no lo que el libro expone, Polanski no puede iniciar una demanda a Sanders, porque para ello debería pisar suelo americano, y si lo hace irá preso. Empero, nada le impediría hablar públicamente sobre el libro en Europa. No lo ha hecho. Sólo se limitó a decir sonriente: “No tengo ninguna reputación que defender”, lo cual resulta bastante sospechoso.

Lo que relata ese libro es que, cuando en enero de 1968 Sharon y Roman se casaron, daban la imagen de ser una pareja muy feliz y jovial. Para Ed Sanders eso es falso. De acuerdo a Sharon Tate: una vida, la joven vivía una existencia tortuosa desde mucho antes: una violación en 1960 había marcado el inicio de una serie de inseguridades y complejos, a los que debe sumarse una relación extremadamente violenta con Philippe Forquet, su ex pareja. Pero conoció a Polanski, se enamoró, y el estado de exaltación mutuo inició (según Sanders) un período de excesos, donde el sexo y la droga tenían rol principal. Todo normal, dadas las características de la década, pero según testigos la actitud salvaje del cineasta hacia Sharon era demasiado destructiva. Se cuenta que Polanski la obligaba a tener sexo rudo y a participar de orgías con desconocidos para filmarla y presumir de sus videos con amigos, quienes luego podían participar también de actos sexuales que implicaban el sometimiento de Sharon. Según Sanders, la joven mantuvo la relación con Polanski por el miedo al rechazo y su ferviente ilusión de tener un nombre reconocido en la industria del cine. Quizás haya sido así…

Con los excesos y las orgías también habría comenzado a manifestarse un creciente desprecio de Polanski por ella, y es aquí donde puede derrumbarse definitivamente la imagen del cineasta, porque si muchos lo detestan por lo que sucedería años más tarde con una menor de edad en la mansión de Jack Nicholson, no es menos cierto que desde 1969 quedó impresa en la memoria colectiva la imagen de un Polanski desolado por el asesinato de Sharon. Sin embargo la actriz Joanna Pettet, amiga de la pareja, declara en el libro que “el dominio que Polanski ejercía sobre Sharon era absoluto, tanto que hasta le indicaba cómo vestirse y maquillarse. De esa forma las cosas fueron yendo de mal en peor. Mientras Sharon estaba de gira o de rodaje fuera de su casa, Polanski llevaba una doble vida. Incluso se hacía acompañar por sus amantes a la mansión que ambos compartían en Los Ángeles”. Esa casa se ubicaba en el 10050 de Cielo Drive, y sería el lugar donde Sharon moriría de manera atroz. Pero antes del conocido episodio Sharon sintió que algo ocurría con su cuerpo. Comprobó que estaba embarazada aunque no se animó a contárselo a Polanski, que no quería ser padre. Esperó a decírselo hasta cuando ya era tarde para abortar, y el director al enterarse se dio media vuelta furioso y voló hacia Londres. Las cosas entre ellos empeoraron, pero continuaron juntos pese a la distancia: «Tenemos un buen acuerdo: Roman me miente y yo hago de cuenta que le creo», ironizó Tate al respecto con sus amigos.

Los asesinatos cometidos por la Familia, de sobra conocidos como para abordarlos aquí, han sido vistos por algunos sociólogos como un momento fundamental en la década del 60, y según la ensayista y periodista Joan Didion “ese día comenzó la tensión y la paranoia estadounidense». Por su parte, el trabajo de Sharon como actriz se reexaminó desde su muerte, aunque a mi entender su verdadero legado no está en su labor para la pantalla. El hecho que hoy las víctimas o sus familiares puedan sentarse ante los autores de un crimen y tengan voz y voto en sentencias o pedidos de libertad condicional (cosa que antes no ocurría), se debe a la labor de la madre y la hermana de Sharon (Doris y Patti Tate), que gracias a los años de dedicación a los derechos de las víctimas ayudaron a que Sharon se convirtiera en un verdadero estandarte contra la violencia física, por haber sido víctima del asesinato más tristemente célebre del siglo 20. Ése es, creo yo, el verdadero legado de Sharon Tate.

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Amilcar Nochetti Tiene 58 años. Ha sido colaborador del suplemento Cultural de El País y que desde 1977 ha estado vinculado de muy diversas formas a Cinemateca Uruguaya. Tiene publicado el libro "Un viaje en celuloide: los andenes de mi memoria" (Ediciones de la Plaza) y en breve va a publicar su segundo libro, "Seis rostros para matar: una historia de James Bond".