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Un terremoto llamado Milei

Un terremoto llamado Milei
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El resultado de las PASO en Argentina movió el tablero político no solo en ese país sino a nivel regional e internacional. Rompiendo todas las encuestas Javier Milei se posicionó en el primer lugar frente al macrismo y el peronismo. ¿Qué debe suceder en una sociedad para que surja este tipo de fenómenos? ¿Puede llegar a ser presidente argentino? ¿Cuán hastiada de promesas incumplidas debe estar una sociedad para erigir en potencial presidente a un individuo que declara sin tapujos ser proclive a la venta de niños y de órganos? ¿Es viable que Milei cumpla sus promesas si llega a la Casa Rosada? ¿Cómo nos afectaría una dolarización del país vecino? ¿Se romperá el Mercosur? ¿Existe la posibilidad futura de que surja un político de su estilo en Uruguay? ¿Cómo se generan anticuerpos para evitarlo?
Un fantasma recorre occidente por Eduardo Vaz

El fantasma del fascismo, se podría decir parafraseando a Marx y su comunismo decimonónico. Ya no pueden caber dudas a nadie sensato: estamos ante un reavivamiento de la ideología, prácticas y organización de las fuerzas de extrema derecha y fascistas, de viejo y nuevo tipo, en Europa y las Américas, al menos.

Entre la primera y segunda guerras mundiales, un período nefasto del capitalismo, junto a la irrupción de la Revolución Rusa de 1917 y la ofensiva comunista y obrera en Europa, surgió el fascismo en Italia (Mussolini es elegido en 1922, en democracia) y el nazismo en Alemania (Hitler es elegido en 1933), luego serían dictadores y sus tiranías terminarían recién con el fin de la Segunda Guerra y su derrota a manos de los aliados. Ambos muertos.
¿Qué llevó a esas dos sociedades avanzadas, de riquísimas tradiciones culturales, a inclinarse por estas ideologías antihumanas? En primer lugar, la crisis económica y política profunda y duradera, un sentimiento de indefensión y miedo crecientes, y la creación deliberada de un clima de violencia generalizada. La construcción de un enemigo causante de todos los males, explotando prejuicios como el anitsemitismo, el anticomunismo y otros, fue un elemento fundamental en la creación del caudillo, duce o führer, un salvador con su buena nueva redentora. Explicaciones absurdas racionalmente analizadas, pero sencillas y motivantes, esperanzadoras, con sueños de grandeza y felicidad para sociedades angustiadas, sin perspectivas, envueltas en un caos permanente.
Pero no se puede perder de vista la definición clásica de Dimitrov: el fascismo es la dictadura terrorista del capital financiero internacional. He ahí la mano invisible.
¿Qué se puede decir del panorama argentino desde hace varios lustros? Aumento de la pobreza y exclusión, alternancia política sin soluciones, corrupción y pérdida de credibilidad de los partidos políticos, una grieta que se profundiza y una sociedad harta de la crisis.
Puede ganar Milei, ya ganaron Benito y Adolfo antes, Trump y Bolsonaro ayer. Así que no cerremos los ojos: el fascismo de ayer y de hoy está aquí, con fuerzas crecientes que juntan el ocultamiento del verdadero poder económico que genera las injusticias y la crisis ambiental con los prejuicios anticomunistas renacidos y ampliados (hoy, se califica de comunista hasta a Joe Biden).
Entonces, ¿qué tarea es la más importante para las fuerzas democráticas de todo tinte ideológico en todos lados? Unirse para frenar el ascenso de estos sectores, haciendo acuerdos políticos y electorales de enorme amplitud. El mejor ejemplo es lo logrado por Lula liderando un gran frente con sectores de derecha anti bolsonarista.
En Uruguay, no corremos ese riesgo en forma inminente pues las fuerzas democráticas parecen lo suficientemente sólidas para frenar esos sectores. La celebración del cincuentenario de la dictadura en el Parlamento, bajo la presidencia de la Vice Argimón, con la gente en la calle y actividades en todo el país, es el mejor antídoto para el virus fascista que anida en algunas cabezas aquí también. Sigamos regando la planta democrática cada día.
Esperemos que Argentina frene a Milei pues no solo será fuente de enormes conflictos internos sino que desestabilizará la región.

Milei y el descalabro argentino por José Manuel Quijano

¿Qué debe suceder en una sociedad para que surja este tipo de fenómenos?
Argentina lleva décadas de inestabilidad, de mal manejo de su economía, de crecimiento de la pobreza, de la extensión de la corrupción en la política, en el mundo empresarial, en los sindicatos (al punto que la vicepresidente en ejercicio está condenada por la justicia, en primera instancia, por corrupción). Tiene todos los ingredientes para ser catalogado como país camino a ser fallido.

¿Cuán hastiada de promesas incumplidas debe estar una sociedad para erigir en potencial presidente a un individuo que declara sin tapujos ser proclive a la venta de niños o de órganos?
Obviamente, muy hastiada. Y una parte importante de la población está convencida que con el voto es poco probable que las cosas cambien. Ni Massa, ni Rodríguez Larreta, ni Bullrich van a cambiar significativamente ese desastre. Y los más descreídos hasta se abstienen de votar. En ese clima aparece el 30%de Mile.
¿Es cierto que él dice que habla con dios?
Bueno, en el libro El Loco, de Juan Luis González (2023, Planeta) dice que, por interpósitas, el habla con dios. «Milei les comenzó a contar historias cada vez más llamativas: que Conan en verdad no había muerto —“fue su desaparición física”—, sino que había ido a sentarse al lado del “número uno” para protegerlo, y que gracias a eso había comenzado a tener charlas con el mismísimo dios» “Yo vi tres veces la resurrección de Cristo, pero no lo puedo contar. Dirían que estoy loco, le dijo a un amigo de aquellos años, en un chat que esta persona todavía guarda.»

¿Es viable que Milei cumpla sus promesas si llega a la Casa Rosada?
Las promesas de Milei son de todo tipo. Va de un tema a otro, y no pocas veces disparatando. Tomemos el caso del comercio internacional. Ha dicho que no propiciará el comercio con China, con Brasil, con Venezuela, Cuba y Nicaragua. Todo en la misma bolsa. Los exportadores salieron, alarmados, a protestar. El secretario de agricultura repudio esos dichos. Y entonces un miembro de su equipo, Diana Mondino, se asomó a aclarar que el sector privado puede comerciar con quién quiera, pero el estado, no. Podrán ser «socios comerciales del sector privado; pero nosotros no hacemos pactos con comunistas.» Antes, en 2021, Milei le había dicho a Bloomberg:»Yo no haría negocios con China. Es falso que sería una tragedia. Podemos hacer negocios con el lado civilizado, con occidente…yo no hago transacciones con comunistas».
¿Si llega a presidente no comerciara con países comunistas?
Así lo ha dicho. Milei no sabe, por lo tanto, que EEUU y la UE nos compran desde hace décadas con muchas limitaciones. Que el acuerdo Ms/UE lleva más de 20 años detenido, por la postura proteccionista de Francia, Polonia y otros. No hay necesidad de decir, además, que China y Brasil son socios comerciales de primerísima importancia para Argentina. Esto evidencia cuan liviano e ignorante es el mensaje de Milei

¿Se romperá el Mercosur?
Ha hecho declaraciones muy adversas al Mercosur, un acuerdo que él considera es enemigo del libre comercio. El principal socio del Ms, por tamaño e intercambio comercial, es Brasil. Pero Milei no quiere fomentar las relaciones con Brasil.

¿Cómo nos afectaría una dolarización del país vecino?
Es un hecho reconocido que Argentina ha vinculado de distintas maneras su moneda al dólar. En todos los casos terminó en macro devaluaciones. Dolarizar, eliminar la moneda local, es la forma más extrema de vinculación. Obviamente, con esa medida elimina el «señoreaje», del cual Argentina ha abusado (en muchos casos irresponsablemente) a lo largo de su historia. Pero queda sometido a disponer de circulante necesario en moneda extranjera para medio de cambio, medio de pago y reservar de valor. Las funciones monetarias ya no dependen de moneda local sino de la disponibilidad de dólares.
Podría ser con el dólar o con el euro. Es indiferente.
Krugman, que no parece un entusiasta de esta idea, ha dicho: si quieren hacerlo no lo hagan con el dólar sino con el euro. «Argentina comercia casi el doble con la UE que con EEUU, el dólar no es una divisa de materias primas»(El País. Madrid, 18/8/23) Pero me temo que sería lo mismo. Argentina no debe dolarizar; debe aceptar la disciplina que implica emitir la propia moneda. Es decir, asumir la responsabilidad que corresponde a un país viable.
¿Tiene experiencia Milei para ejercer la presidencia de Argentina?
La experiencia de Milei está vinculada al sector privado. En el libro «El Loco», que mencioné anteriormente, se señala que trabajo como economista para el grupo Eurnekian. Eduardo Eurnekian es accionista principal de Corporación América, una de cuyas empresas es Aeropuertos 2000 (administra una gran cantidad de aeropuertos en Argentina y otros países del mundo) y ahí Milei trabajo y llegó a economista jefe. Podemos presumir que quizá adquirió experiencia en un grupo exitoso del sector privado. En un hombre equilibrado esa experiencia podría ser de utilidad desempeñándose en el sector público. En el caso de Milei y sus disparatados pronunciamientos públicos, su triunfo significaría, me parece, poner a un desequilibrado a manejar un país con inestabilidad crónica.

¿Existe la posibilidad futura de que surja un político de su estilo en Uruguay
Que surja uno de su estilo puede ser. Que tenga arrastre electoral de significación, no lo creo

Una crisis política a toda velocidad por Camilo Márquez

El resultado de las Primarias argentinas con Javier Milei alzándose en primer lugar con algo más del 30% de los votos debe ser considerado un veloz ascenso de la reacción política. La advertencia tan reiterada a estas horas de que eso no significa que los siete millones de votantes sean fascistas es un señalamiento vacío. Un sector considerable de la clase obrera ha votado abrumada por la crisis, y por la bancarrota completa de un peronismo cien veces fracasado y una burocracia sindical desprestigiada. La apatía política vuelve a las masas presa de los demagogos, en este caso de uno violentamente contradictorio. Su prédica anti-casta choca con un entorno reclutado de los gobiernos anteriores o de sus márgenes.

El escenario político argentino se explica por la colosal crisis en todos los órdenes: desocupación crónica, desvalorización de la fuerza de trabajo, prolongación de la vida laboral, eliminación de derechos (salario mínimo, limitación legal de la jornada laboral) y una creciente represión a la protesta que en vísperas de la elección le costó la vida a un manifestante en las inmediaciones del obelisco.

El gobierno de Alberto Fernández se ha caracterizado por una violenta política de ajuste. El candidato del oficialismo es el actual ministro de economía, que producto de su pacto con el FMI es el responsable de la pulverización de los salarios y del poder de compra de la población. Como dijo alguien, el Massa candidato a presidente promete resolver los problemas que no puede solucionar el Massa ministro. El aparato peronista de la provincia de Buenos Aires rompió una nueva marca al brindarle al libertario los recursos para presentarse en todo lo ancho y largo de este estratégico territorio. “Autocrítica de los intendentes peronistas que armaron listas y fiscalizaron por Milei: «Nos fuimos de rosca», titula el portal La Política Online, citando a un dirigente peronista de la provincia. El ardid consistía en hacer crecer al libertario con el objetivo de dividir el voto y perjudicar a Juntos por el Cambio. “Así explican que Milei sin fiscales ni candidatos conocidos superara los 20 puntos y en algunos distritos se acercara a los 30. Incluso que hubiera votos de Milei en la categoría de presidente y del peronista local en el tramo municipal de la boleta. (LPO 14/8).
Mientras tanto el binomio presidencial sigue con paradero desconocido.
Milei se ha encargado de dejar claro que su enemigo no es sólo el estado sino también el comunismo, como antes lo hicieron Trump y Bolsonaro. La eliminación de ministerios está en línea con el ataque a las ayudas sociales y a las organizaciones de desocupados, que propicia un clima de hostilidad hacia los métodos de acción directa: piquetes, movilizaciones y huelgas, a los cuales se pretende prohibir. Se trata de un programa de guerra civil. El libertarianismo es la envoltura que ha encontrado la reacción para explotar el vacío político dejado por Unión por la Patria y Juntos por el Cambio, es decir, Peronismo y Macrismo respectivamente. La combinación de un gobierno agotado por un lado con el de un macrismo aún demasiado fresco en la memoria como para fungir de relevo por el otro, ha propiciado el ascenso veloz de un advenedizo “anarcocapitalista”. Milei se valió de una retórica más decidida y para utilizar un término en auge, mucho más disruptiva que cualquier otro. Un discurso bélico para un periodo bélico, que es lo que define a la política y la economía hoy. Fuera de ello el programa de Milei sólo puede echar nafta al fuego. El planteo de eliminar el Banco Central encendió las alarmas del FMI. El de terminar con la obra pública, el de las cámaras de la industria. El de no hacer más negocios con China el de todo el resto. Los intentos por matizar esta hoja de ruta no alcanzan a disipar el recelo en amplios círculos de la burguesía nacional e internacional.

Todavía queda por ver si la burguesía se alineará detrás de la aventura Milei. Para graficar el estado de cosas, consultado por las protestas que inevitablemente desencadenaría una agenda como la suya Milei respondió “Si me rodean la Casa Rosada, me van a tener que sacar muerto de ahí, a mí no me van a sacar” (Infobae 15/8).
Por su parte, la izquierda parlamentaria se ha autoinfligido una herida de muerte en un in crescendo de agravios por ver quién encabezaba las listas electorales. Su periferia inmediata ha votado en gran porcentaje a Milei, es decir que su base fue colonizada por el enemigo. No es alternativa de nada.
El desenlace de todo este derrumbe político y económico aún está sujeto al desarrollo de los acontecimientos. La poderosa clase obrera argentina no ha sufrido ninguna derrota decisiva.
La crisis en Argentina debe ser estudiada por la vanguardia obrera y todos los luchadores de nuestro país.

Mi ley es ni ley por Jorge Pasculli

Ahora todos quieren destruír al monstruo que fueron creando como chiste pero que hoy amenaza con comérselos a todos. Massa le propone unirse a Rodríguez Larreta para evitar la victoria del Frankestein argentino. Nadie quiere hacerse cargo de la creación, todos dicen con cara de asombro e indignación: “cómo pudo pasarnos esto…?” Es que cuando arrancó era un personaje bizarro que invitaban a los programas de TV a decir disparates. La mayoría se reía señalando a los otros como el objeto de sus críticas. Hoy se ríe él de todos, hasta de los que lo crearon, le dieron alce y medios de difusión a granel. Hasta se da el lujo de prescindir de un posible acuerdo con Bullrich.
No ha sido el primero ni será el último en el mundo. Muchos han llegado así a la presidencia de otros países. Y así les ha ido. Porque se aprovechan de la realidad (40% de pobres en Argentina) para sembrar descontento y pérdida de credibilidad en la política como si ellos fuesen la solución mágica. Llegó el mesías, el salvador…llegó Mi Ley. Y en ese guiso entra todo. Todo lo que genera descontento popular para la olla, condimentado con todo lo peor del primitivismo social: acumulación de riqueza, cero políticas sociales, cero derechos humanos, cero solidaridad, cero ayuda, cero afecto. Encarna y propone lo más jodido del capitalismo salvaje, sus injusticias, sus odios y discriminaciones. Es el vale todo. El sálvese quien pueda o pueda vender sus órganos. Es el pez chico en la ley de la selva. Es el mundo que no quisiéramos los viejos que les quede a nuestros hijos y nietos.

¿Cuál es el apoyo real de la gente a sus ideas? Es muy probable que muchos votantes lo hayan hecho para fastidiar al sistema y a los políticos. Algunos repetirán y otros no, dependerá de lo que pase de aquí a las elecciones. No hay mucho para elegir, tampoco. Pero que hay muchos sectores silenciosos de la sociedad que sienten y piensan parecido
a este hijo de la nación, no tengo dudas. Y pasa en todos lados. Por eso triunfaron Trump y Bolsonaro, entre otros “outsiders” de este y otros continentes.
El gran pecado de los poderosos de Argentina ha sido pensar que la gente bancaba cualquier cosa eternamente.
Milei era promocionado como un divertimento para “calmar a las fieras.” El invento termina matando al inventor y Frankestein termina castigando a sus “Doctores” con el voto de la gente.
Mientras nos empachábamos con el guiso de la desgracia de nuestros hermanos, en los noticieros volvían a mostrar nuestros asentamientos inundados por las intensas lluvias, con mayoría de madres jefas de hogar pidiendo ayuda y cuidando que sus hijos no se electrocuten. Por suerte quedan dos horas más de informativo, algo más van a decir de allá… Por suerte los uruguayos somos distintos y cada fin de semana miles de uruguayos cruzamos a comprar en Argentina. Para ayudarlos…

Un ruido llamado Milei por Cristina De Armas

Ha hecho ruido Milei, sobre todo con el foco que ha hecho la prensa argentina sobre cada cosa que decía por más inaudita que fuera y un poco más con el resultado de las PASO, que no son más que las internas argentinas. Sí, fue el más votado y nadie esperaba otra cosa, con un discurso antisistema, antipolítico y en medio de una crisis general en su país.
Un discurso antipolítico cuando él mismo es político, un antisistema dentro del sistema. Le doy un buen consejo. No crea buen lector en quien le diga que se queda para cambiar las cosas desde dentro.
En un artículo anterior sobre cuidar el Centro del espectro político yo le daba varios ejemplos en el mundo de pueblos que en crisis económicas graves tienden a votar no solo lo contrario sino la política más radical contraria.
Todo discurso político tiende a decir lo que la gente quiere escuchar dentro de un nicho seguro de votantes a los que se quiere alcanzar, cuando esos votos no alcanzan, cuando debe ser masivo, hay que buscar los recursos que alcancen a la mayoría y la mayoría cree que son todos iguales, todos corruptos y a veces surge algún político capaz de decir: menos yo.
A Milei le acompañó el momento, el aspecto y la forma.
Pero pasaron las internas, el discurso dio resultado y mientras algunos se apuran a reagruparse y los medios hablan de una futura presidencia; Milei llora, se enamora de una vedette, habla de Macri como un ejemplo y ve con buenos ojos lo que plantea el presidente uruguayo sobre el Mercosur. Para Macri, cualquier cosa que le gane a la izquierda argentina es buena y para Milei, Macri tendrá un lugar destacado. Ya podemos decir lector, que se terminó el discurso.
La comparación con Bolsonaro o con Trump hoy parecen disparatadas. Tanto el americano como el brasileño tenían las expectativas de los mercados internacionales sobre ellos, los Foros los aclamaban pensando en la supremacía de la derecha en América de punta a punta. Pocas veces los mandatarios ejercen sus gobiernos de espaldas a los mercados de los que son deudores y que, por eso, les enmiendan la plana. No parece acertado pensar que ese puede ser Milei y si bien puede cambiar a todos los políticos, en términos económicos y de mercado hará lo que deba hacer.
Me hace recordar a una frase que dicen que Perón le dijo a Evita: Yo no mando, solo soy el presidente.
Fue un discurso que dio resultado por el contexto, que puede aún dar resultado más adelante en tanto éste no cambie y la masa no entienda. Siempre se puede contar con eso. En Uruguay también. Nosotros comenzamos a vivir el nuevo bipartidismo. Todo puede volver a suceder.
No llores por ti, Argentina por Leo Pintos

Si me dejara llevar por el primer impulso tras conocer el resultado de las primarias en Argentina diría: sin palabras. Pero como la dirección de Voces exige un mínimo de ejercicio intelectual intentaré ensayar alguna interpretación a lo sucedido. Lo primero es decir que, de cara a la elección nacional, Argentina se encuentra al borde del abismo. No solo por la posibilidad del triunfo de Javier Milei, sino también por las alternativas. Pero convengamos que tampoco es que esa situación sea novedosa para un país que siente fascinación por el abismo. Como en su momento para Trump o Bolsonaro, para el fenómeno Milei tiene que haber alguna explicación, pero corremos el riesgo de que la cercanía temporal y espacial de los hechos y el sesgo de las múltiples fuentes de información nos permitan apenas una interpretación parcial en el mejor de los casos, o totalmente equivocada en el peor. Joseph Overton hace casi treinta años planteó una idea que nos puede ayudar a encontrarla. La llamada «Ventana de Overton», un modelo que explica cómo ideas políticas consideradas extremas en cierto momento por la sociedad, en otro pasan a ser tolerables. Hay algo en la sociedad que ha cambiado. Aquellos asideros que permitían mantenernos estables, que no quietos, han desaparecido. Claro que no todas las sociedades son iguales. La argentina es -y siempre lo ha sido- adepta a los sacudones y las revueltas, en la que la inestabilidad es permanente. Quizá por ello para los uruguayos es muy difícil comprender lo que sucede al otro lado del charco. Porque en una dualidad perfecta, el río no nos separa, nos protege. El 13 de agosto solo votó el 69% de los habilitados, mientras que algo más del 4% votó en blanco. Es decir que la primera expresión electoral es un signo de interrogación enorme. Si acaso hay un hartazgo de la clase política, ese fue su pronunciamiento más genuino.
Yendo en concreto a lo que podemos esperar de todo esto, cabe decir que el discurso de Javier Milei es incompatible con la vida democrática. Empezando por lo básico, para aplicar la inmensa mayoría de lo que propone necesitará de mayorías especiales en el Congreso, las que no tendrá. Siguiendo por lo estrictamente técnico, dolarizar la economía de un país como Argentina acarrea una serie de consecuencias imposibles de afrontar, desde la pérdida de la soberanía monetaria hasta el manejo de la balanza de pagos. Y una vez que se da ese paso, la salida es traumática. La política exterior que propone, como dejar de negociar con China o Brasil, es suicida. Y así podría seguir a lo largo de páginas y páginas. Sabido es que los planes pocas veces superan intactos la dura prueba de la realidad. En definitiva, creo que estamos ante un nuevo brote de esquizofrenia de los hermanos argentinos, y en ese sentido el futuro de Argentina, y también de la región, es sombrío.
En estos días hemos escuchado por todas partes que la sociedad argentina está harta de la clase política. Pero lo más probable es que los argentinos estén hartos de sí mismos y por ello estén procurando romperlo todo. Y van por el buen camino.

Argentina a los tumbos, por ahora por Danilo Arbilla

Si me apuran diría que Argentina va camino a perder lo poco que le queda del sistema democrático institucional y está al borde de caer en un neokirchnerismo, con rostro de Javier Milei, al grito de “que se vayan todos” ahora sustituido por el de “acabar con la casta política”. En esto consistiría el cambio.
Hablar de derecha e izquierda, es embadurnar la cosa. No me digan que los kirchneristas son de izquierda o progresistas; son chorros. ¿A quién le cabe duda? Son populistas agravados, si cabe, por su voracidad. Pero también es populistas Milei, por muy liberal que se autoproclame, para lo cual, por supuesto, no basta con citar a algunos autores, que no todos. No lo es ni en lo económico, aunque hable del mercado y maneje algunos eslóganes efectistas. Es libertario. Eso sí puede ser, por lo que recuerdo.
Los libertarios nacieron o tomaron fuerza con la revolución de mayo del ‘68 en Francia. Eran jóvenes que venían de filas marxistas y leninista, que invocaban a Marcuse, y que arremetieron contra el orden establecido al grito de “ la imaginación al poder”, “prohibido prohibir” , “ bajo los adoquines están la playas”, y que terminaron abrazados a las ideas liberales en general. Demasiado abrazados; fanáticos, diría, lo que en esencia es ser antiliberal.
Puede que con Milei suceda lo mismo con su revolución argentina. Eso sí, al revés: comenzando desde la otra punta y vaya a saber uno por donde termina. Sus contestatarios eslóganes – “la motosierra” para terminar con la “casta política”, “la dolarización”, “fin del banco central”, “armas al cinto”, – en apariencia menos nihilistas que los de los franceses, en la práctica resultan tan utópicos. De acuerdo con el sistema institucional argentina y su situación económica, muy poco de eso que clama se podría hacer.
Pero el hecho es que Milei no ha ganado. Faltan dos meses para que los argentinos elijan, efectivamente. Difícil hacer un pronóstico; antes es imprescindible separar la paja del trigo y ver las cosas tal cual son.
Los argentinos le llaman “cuarto oscuro” al cuarto secreto en que el ciudadano elige a sus representantes y a veces da para pensar que dada esa “oscuridad” votan al tanteo.
Bromas aparte, las PASO son difíciles explicar. No los afiliados, simpatizantes y militantes sino todos están obligados a votar el mismo día a los candidatos de “su” (?) partido para las elecciones que se realizarán 3 meses después. Ridículo.
Los argentinos tuvieron que decidir entre 23 fórmulas presidenciales. Más de la tercera parte de los que podían hacerlo no fueron o votaron en blanco. Y es lógico.
No comprometen demasiado, en los hechos no se elige nada más que candidatos. El sistema en cambio da espacio para descargar broncas, desahogarse, amenazar, asustar, jugar a la carambola a dos y tres bandas (para trasladarlo a lo local: voto a Cosse, porque es un rival más fácil que Orsi, o a Raffo para que no sea Delgado u otras combinaciones).
Pero las PASO, a la vez, constituyen una gran encuesta que marca tendencias y perfila con alguna certeza cuál es el ánimo de la opinión pública.
Esto precisamente es lo que se persigue con las PASO, una aviesa invención de Néstor Kirchner, para jugar con cartas vistas y desde el gobierno en los tres meses que quedan actuar en consecuencia. Es lo que hoy trata de hacer Sergio Massa
Sorprendió sí el voto por Milei. Fue el tercio mayor, pero no más que eso. Habrá que ver que pasa cuando haya que elegir en serio y además qué hacen los casi 12 millones que no fueron a votar o votaron en blanco.
Se ha hecho mucho ruido marcando el fracaso de las Encuestas y eso no fue tan así. Las encuestas en abril marcaban un crecimiento importante de Milei, y se hablaba ya de tres tercios. En base a esos resultados fue que Cristina Kirchner habló de los tres tercios y de dar la pelea para estar en el ballotage. También fue notorio que los kirchneristas, con un piso más o menos seguro, buscaron “ ayudar” al radical Milei para “ robar” votos duros a Patricia Bullrich y reducir el caudal de Juntos por el Cambio, en esos momentos el mayor tercio.
Por su lado JxC, con cierta soberbia y con un muy activo Rodríguez Larreta, ayudado por los Radicales y Carrió, sintiendo que lo que se estaban jugando era la presidencia de la Nación, aplicaron maniobras propias del viejo estilo. El de la “casta política”; “juntos por los cargos” los llamaba Milei. Eso les hizo perder fuerza. Y hoy precisamente el esfuerzo de Bullrich y de Juntos es cambiar esa imagen y dar certezas. Pueden lograrlo, se requiere un trabajo muy fino y con buena puntería. Están en eso. No los ayuda la actitud, quizás algo irresponsable y frivolona del ex presidente Mauricio Macri quien afirma que apoya a Bullrich pero le tira flores a Milei. Macri no es un muy baqueano en el manejo político: en su gobierno cuidó a Cristina- con más “rechazo” que él- para que fuera su enemiga al jugarse la reelección. Parecía fija, pero Cristina – dedo mayor levantado- no se candidateó, nombró un títere- como ya quedo más que probado- y ganó el kirchnerismo. Hay mucho para remontar en JxC.
También fue errático el proceso para la “Libertad avanza” de Milei. Por unos meses se estancó o desapareció en algo. Su crecimiento lo hizo más visible; más convocado por la prensa tuvo que salirse del eslogan y explicar los cómo: comenzó a “tartamudear”, a “moderarse”, a “hacer agua”, a recurrir a sus asesores, algo más con los pies en la tierra. Es el mismo proceso que triunfantes en las PASO, acentúan ahora. Milei, tartamudea, insulta, recurre al eslogan y hasta apareció de novio con una reconocida imitadora. Por su lado su gente trata de bajar la pelota al piso y también explicar “cómo” lo van a lograr en el marco institucional y del sistema democrático. Otra vez tartamudean.
Al peronismo, con Massa a la cabeza, los números de la economía poco le ayudan. La esperanza es confiar en una Cristina silenciosa, que seguramente tiene alguna carta que jugar, por lo menos para la Provincia de Buenos Aires que para ellos es clave.
Se verá. Pero no ha sido fácil para los encuestadores.
Muchísimas veces por abril, mayo y junio vi en la TV entrevistas a planeros, a jóvenes, a cuida coches, a piqueteros, a gente que esperaba ir a su trabajo o volver a sus casas “clavados” por los paros, en las que se repetía el siguiente dialogo
– A quien va a votar
• A Cristina
• Pero Cristina ya dijo que no será candidata
• Entonces a Milei
Cristina no fue candidata; ¿algo de eso puede haber incidido en los resultados y explicar las sorpresas?
No sé. No quisiera ser encuestador y ni me atrevo a hacer pronósticos para octubre. Quizás en un mes.

Antagonista sin agonistas fuertes por Roberto Elissalde

Tiempos duros aquellos en los que el presente es apenas un hilo que une los desastres de anteayer con los comentarios que aparecerán en las redes mañana. Ese hoy finito, donde la historia se olvidó para dejarle lugar a la anécdota y la planificación se usa apenas para ingeniarse los próximos 280 caracteres de Equis.
El que quiera seguir leyendo sabrá que la política argentina se me escapa como el divino misterio de la trinidad. Reconozco arquetipos, estilos, bandos, pero siempre me cuesta saber quiénes son los buenos y malos a lo largo de toda la historia. Por supuesto, los gorilas, cuando matan, roban y desvalijan a los pobres, son los malos. Pero cuando un líder dice que para los amigos todo, pero para los enemigos ni justicia encaja perfectamente entre “mis” malos. ¿Cómo explicar que José López Rega y Héctor Cámpora fueran del mismo partido político?
A pesar de esas dudas, se puede reconocer como agonistas a ciertos actores que a veces son mayoría y otras minorías que se embanderan (mejor no preguntar qué tan bien) con sectores populares y otros que ayudan a los malla oro de ese país de forma sistemática. También hay tránsfugas, que empiezan en el borde izquierdo y terminan en el otro. Estos cambios de frente (parecidos a los nombres de los paraguas que unen a los bandos) son tan frecuentes que abonan la apreciación del primer párrafo: el presente es algo que pasa hoy, pero que ayer era diferente y que pasado mañana no sabemos cómo será.
El presidente argentino Alberto Fernández no tiene el carisma ni el aparato que disfrutan los antecesores que llegaron a presidentes en su bando. Los opositores tampoco tienen una personalidad clara, con Mauricio Macri fuera de escena y dos aspirantes a la sucesión tampoco parecen suficientemente convincentes. El establishment argentino no tenía un agonista claro, un representante que pudiera acumular en su entorno desde los intereses de los trabajadores, de los caudillos de las provincias, de ciertos industriales y ciertos ganaderos o exportadores de grano. Los dos bloques contrapuestos durante décadas llegaron a las PASO de 2023 extenuados por las disputas internas o por la desastrosa situación económica del país.
Pero una clave también es que los cambios sucesivos de derecha a izquierda (como en Chile) parecen estar muy cerca uno del otro. Y en ninguno de los cambios los argentinos lograron algo que se pareciera a la paz o estabilidad que buscan todos. La famosa grieta sólo agita las aguas.
Y sin caudillos indiscutibles (como Macri o la vicepresidenta Cristina Fernández), las aguas agitadas trajeron a un carismático energúmeno, capaz de canalizar las frustraciones y las calenturas de millones de argentinos, que sin pensarlo mucho –sintiéndolo en las agallas– decidieron votarlo. Si todo está perdido y nada mejora, tal vez con Javier Milei estos otros se pongan las pilas. Es probable que poca gente crea en el fondo que se pueda gobernar un país arrancando ministerios de una cartelera, desarmando lo que todo país construye con esfuerzo. (Los primeros en saber eso deberían ser los malla oro, que un año sí y otro también consiguen el apoyo desde esos lugares.)
Milei ganó porque es un antagonista que no tuvo que confrontar a un agonista fuerte, capaz de entusiasmar y convencer, en ese orden. Si el desánimo sigue, Argentina puede canalizarlo hacia un experimento que sólo puede salir mal.
Ojalá que Sergio Massa o aunque sea Patricia Bullrich puedan prender una vela creíble y evitar el experimento.

La Libertad de las PASO por Rodrigo da Oliveira

No se lo vio venir, aunque algunos sondeos previos anunciaban la posibilidad de un fenómeno en ciernes: los NI NI. Ni Cristina ni Macri, ni Alberto ni Bullrich, y mucho menos Massa.
Con licencia del barbarismo idiomático, así aparecía un conjunto de desencantados de todo y de todos, sin candidato ni interés en buscar uno, solo sintiendo que nadie los representaba. Pobres, descastados y no tanto, también aquellos que tenían en una mano su pasaporte listo para emigrar, cuya sensación interna era que su país nada tenía para darles, fuera ella cierta o imaginada.
El resultado era el mismo, solo faltaba un aglutinante con un discurso motivador, alguien con sentido de pertenencia en ese mismo disgusto por la oferta pre existente, alguien que también era un desclasado político, con algún antecedente de bullyng en carne propia y con pocas credenciales en el mercado formal.
Milei es acaso uno más de «esos» que no encuentran un paraguas ideológico o partidario bajo el cual sentirse parte.
Y cuando las personas no se sienten integradas, suelen formar rancho aparte con similares, esa especie de ghetto donde los raros son bienvenidos.
Alguna señal de que esto es así indica que los núcleos duros del peronismo y el radicalismo votaron dentro de filas, a pesar de 40 % de pobres y el dólar blue a 700 y la rémora macrista haciendo sombra a muchos de su ayer votantes. Mejor guardado.
Voces aisladas señala a militantes K entregando papeletas de Milei en algunas zonas del conurbano bonaerense. Ello no quita méritos a la enorme convocatoria obtenida, aún en la provincia de Buenos Aires. Asimismo, el cordón agroindustrial del centro del país, la zona productiva por definición de la Argentina, también resultó seducida por el aluvión melenudo. Ayer macrista, hoy en manos del «león».
Es sin dudas un fenómeno populista, con rasgos de origen fascistoide pero sin las características propias distintivas de estos grupos, que inhiben la decisión individual en pos de la colectiva y necesitan además cooptar los sindicatos y los partidos, a fin de asegurar al Estado. Interpela continuamente a la libertad y los libertarios, aunque sin dejar muy en claro cómo vendría a aplicarse en la sociedad que hoy les da cabida. Se aleja del estabilishment, LA CASTA, por considerarlo causa de los todos los males pero necesitará de aquel para ganar las elecciones primero, formar gobierno después y aplicar sus ideas, en definitiva.
Planteado tal, se ha mostrado como capaz de derribar todos los puentes posibles, cosa que lo aleja de lo antes enumerado.
Es muy difícil prever qué puede suceder en estos 60 y 90 días, ballotage incluido y en la República hermana.
Algunas veces alertan acerca de pérdidas de libertades y derechos. Por lo recién expuesto, es muy difícil que ello ocurra, más allá de algún intento que siquiera ha tenido planteos formales y que de hacerlo le será imposible desarrollar, de manera que la libertad no Avanza ni Retrocede.
Agregado a ello, el sistema de renovación por tercios en las Cámaras argentinas hace que se viva en una especie de plebiscito permanente al gobierno de turno. Y ahí le ganan los aparatos partidarios, no hay forma de que le haga mella al peronismo en ese aspecto.
En su presentación en sociedad recuerda a Kirchner, con aquel discurso de espíritu fundacional que esgrimía al comienzo. Luego, ya vimos lo que sucedió.
«Él, el peor de todos», podría llamarse su biografía.
El resto de lo mostrado es más de lo mismo, gritería pulpera, de poca o nula firmeza en la comisaría de la administración de gobierno real. Solo le falta esgrimir el no pago de la deuda y tendría más adherentes acá mismo.
Intenta desvincularse de Brasil, China y el Mercosur, aunque ello sólo en lo formal, tampoco parece posible esa posibilidad.
Pero ello invitaría a la aparición de un candidato de similares características al mencionado y ello es simplemente imposible, dado que sí o sí deben pasar por los filtros de los tres grandes partidos y de aquella cuestión de los lemas permanentes y eventuales. No hay manera, simplemente.
Impredecible aparece el futuro de acá al 10 de diciembre, fecha de asunción de nuevo gobierno.
El sujeto de marras aparece como inagotable descriptivamente, las líneas para hacerlo no lo son. Seguramente habrá oportunidad de profundizar, ya viéndolo actuar como candidato y buscando alcanzar esos acuerdos.
O pereciendo solo, en el no intento.

Realismo mágico en Argentina por Martin Forischi

En algunas sociedades de América Latina nos topamos con el realismo mágico. Algo que para otras partes del mundo puede resultar extraño, difícil de ser real; pero en Argentina se vuelve real más seguido de lo que pensamos. Creo que las PASO de Agosto debe de leerse como un partido de futbol, y otro distinto será el partido de las elecciones de octubre. Lo que si es claro es que, se ha generado un nuevo espacio político en la República Argentina. Así en Uruguay como en su momento nos resultó extraño la creación de Cabildo Abierto, dándole voz a un sector de la población que entendía no se sentía identificada con los tres partidos tradicionales del Uruguay, o por lo menos descontenta con estos; salvando las distancias, del otro lado del río, Milei puede que, haya traído a esos argentinos que tal vez no se sientan identificados, o que están descontentos con la política actual del peronismo, o del macrismo, un nuevo espacio donde sentirse representados.
Ahora bien, no podemos descartar que también puede haber algo de voto castigo al actual sistema político argentino, entendiendo que, aun es temprano para formar una opinión y deberíamos aguardar a las elecciones de octubre, porque no sería descabellado pensar que muchos de estos votantes dieron un voto castigo, y hay que ver si se animan a votar nuevamente a Milei en octubre.
Debo confesar que, la comparativa que realice ut supra entre Manini Ríos y Milei, aunque distintos uno de otro, fue adrede; Pero permitámonos compararlos: ambos son sujetos que dicen lo que opinan; no usan discursos buscando quedar bien; el de Cabildo propuso cárcel domiciliaria para militares de la dictadura, el del partido “la libertad avanza” propuso venta de órganos; el cabildante se queja de la fiscalía y la justicia, Milei propone ausencia de ministerios, la seguridad, etc.
Y todo eso que dijeron en sus respectivas campañas lo llevó a uno, ser senador de la república, el otro, a ser el candidato más votado en Argentina. No sé si Milei será buen candidato a presidente de Argentina, o si está para la nueva edición del gran hermano; lo cierto es que, al día siguiente los mercados internacionales reaccionaron mostrando incertidumbre; los bonos en EEUU en Wall Street abrieron 12% a la baja
Hay que ver lo que es tener una estructura y partido político para ganar en el resto del territorio argentino; recordemos que eso mismo le pasó en Uruguay al Frente Amplio en las últimas elecciones al perder votos en Bella Unión y zonas aledañas donde el ex vicepresidente Sendic acumulaba votos.
Pero volviendo al tema central Milei, el 13 de agosto tiró por tierra todas las recetas de política, y fueron a parar al viento que acumuló papelitos en la calle Córdoba donde festejaban Milei y un grupo de allegados.
Aunque este realismo mágico en Argentina no es nuevo. En ese país ya hubo en el pasado un punto de inflexión cuando la gente pasaba hambre, falta de empleo, donde unos pocos se enriquecían, y la gente estaba harta de la clase política. Apareció así un militar con rasgos socialistas llamado Perón, que reorganizó la sociedad, fomentando la formación de los sindicatos para que la clase trabajadora se defendiera mejor, un político muy querido por los más necesitados, a tal punto que costaba hacerle una huelga a Perón. La canción del mundial Argentina 78 decía “25 millones de argentinos jugaremos el mundial” hoy en día son más de 46 millones. Que quiero decir con esto, a mayor población mayores son las variables, y en la actualidad hay mucho votante que no votó; entiendo que para dar una opinión debemos aguardar el resultado de las elecciones de octubre, ya que hubieron más de doce millones de argentinos habilitados para votar y que no concurrieron a las PASO, que lo harán en octubre y ahí la cosa puede cambiar, o por lo menos forzar un balotaje.

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