El martes 22 de agosto se estrena Frecuencia fantasma, un espectáculo teatral que se propone tensar varios límites disciplinarios.
Christina Heimbürger es una neurocientífica alemana que llega a nuestra ciudad para investigar la forma en que las frecuencias fantasmas afectan física y emocionalmente a las personas. Para su trabajo desarrolla una metodología que impacta con los límites de lo que se entiende como “ciencia” y pagará los costos por ello. El espectáculo es una creación del colectivo Hiedra, y dos de sus integrantes conversaron con Voces antes del estreno.
Florencia Dansilio es socióloga, investigadora en artes y directora teatral. Estaba en Uruguay trabajando en el espectáculo Doméstica realidad cuando la pandemia obligó a bajarlo de cartel y le imposibilitó volver a Francia, donde vivía hacía más de una década. Fue en ese contexto que, junto a la actriz Camila Sanson, empiezan a pensar en una obra que reuniera intereses vinculados a las disciplinas de ambas. El interés por cruzar la investigación sociológica con la creación artística aparecía ya en Doméstica realidad, que contaba también a Sanson como una de sus hacedoras, y se fue profundizando en diversos trabajos con el colectivo Hiedra. “Hay una disciplina nueva que se está abriendo en la universidad –narra Dansilio- que es la investigación-creación, que aborda preguntas como ¿Qué diferencia un proceso científico y las formas de responder preguntas en la ciencia y en el arte? Esa pregunta medio que me atraviesa y era como un primer interés”. Por otro lado estaba el interés de Sanson por “sistematizar y ponerle pienso a una forma de trabajo que venimos desarrollando en estos proyectos que trabajamos juntas que tienen que ver con escribir desde la escena”.
¿Cómo se concretizan esos dos intereses en Christina Heimbürger?
Dansilio: Que fuera una científica es algo que surge de un taller de escritura que hicimos en pandemia con Piel de lava, que es un colectivo argentino con Laura Paredes y Valeria Correa. Ahí escribí un texto en el que estaba un personaje que se llamaba Cristina y era una científica un poco encerrada en sus propias vicisitudes, atravesada por cuestiones personales y como más políticas respecto al ámbito académico. Creo que ahí está un poco el germen. Y también estaba la experiencia compartida de la pandemia que hizo que todos viéramos la ciudad de una forma distinta. Por eso el hecho de que esa científica fuera extranjera nos dio cierta libertad creativa. No somos nosotras. No soy yo que vuelve a Montevideo. Es una alemana que no conoce la ciudad. Estuvo bueno meterse en los ojos de una extranjera para ver cosas que nosotras experimentábamos del habitar en Montevideo.
¿Y las frecuencias?
Dansilio: En paralelo teníamos un interés muy grande por explorar la interdisciplina. Nos parece que el teatro es un poco endogámico muchas veces. Por sus formas, por la gente que participa… Por aspectos personales tenemos vínculos con otros ámbitos y nos interesa trabajar con el aspecto sonoro sobre todo por eso de la tonalidad de Montevideo. Qué ruidos se escuchan, qué sonidos, qué explica tanta música. Había un montón de preguntas que venían por ahí. Y analizando esto de la cuestión sonora dimos con esta idea de la frecuencia fantasma, que existe, que son frecuencias sonoras que están por debajo del espectro audible y que no se escuchan pero se sienten. Generan angustia, depresión, ansiedad… Y después nos enteramos que en los ambientes con mucha humedad estas frecuencias como que viajan más rápido. Eso ya nos dio una excusa para un juego ficcional desde el cual hablar de Montevideo.
¿Cómo se desarrolla la investigación de Heimbürger?
Dansilio: Con una sensibilidad y una dedicación desarrollada en particular, porque se dedica a eso, su cuerpo es una gran antena y al percibir esas frecuencias se estudia sus signos vitales y sus reacciones físicas, pero también se deja atravesar emocionalmente por ellas. Y escribe un montón sobre cómo se siente. Creo que hay algo en la ficción, que es lo que le da un toque más divertido a la obra, en que se cruza con las preocupaciones más «serias» que pasan por cierta interpelación al conocimiento científico hegemónico. Esta investigadora desarrolla una metodología que es innovadora y muy polémica, que consiste en cruzar mediciones cuantitativas con una investigación cualitativa o fenomenológica. Ahí hay una discusión que atraviesa el mundo de las ciencias, sobre todo en ciencias sociales, entre lo “objetivo” y lo “subjetivo”. Creo que retomamos esa discusión y peleamos un poco con lo hegemónico en la medida de que ella es finalmente invisibilizada, porque se anima a franquear las fronteras entre las disciplinas. Entonces surge lo de «esto no es científico». Esa discusión la experimento yo en carne propia. Por un lado está como la parte más “ciencia-verdad”, que es estadística y con números, y por otro la sociología cualitativa.
Desde hace un tiempo las ciencias sociales están colonizadas por el positivismo.
Dansilio: Exacto. Acá sobre todo. La reflexión teórica es denostada como si no fuera fundadora de la disciplina. Pero esa discusión sería muy microclimática si solo fuese eso. Así que tratamos de que sea extrapolable a otras situaciones y ahí empieza a aparecer la parte más feminista digamos. Ahí nos inspiramos bastante en algunas cosas de Donna Haraway por ejemplo. Ella dice que es impresionante la velocidad con que las mujeres desaparecen de las bibliografías.
¿Cómo se traduce todo esto al escenario?
Sanson: Estamos aceitando esta metodología desde hace un tiempo ya, de tomar estos discursos y hacerlos carne. Que eso genere una forma de moverse en la escena y una forma de accionar. Si pienso en Christina no pienso tanto en un personaje, pienso en cómo ese pensamiento y esa sensibilidad me da un “estar en escena”. Y eso me va guiando al material que voy a presentar a los ensayos.
Dansilio: Más allá de lo teórico a la hora de crear nos tomamos toda la libertad que te permite la actividad artística. No es un paper sobre los problemas epistemológicos. Se nutre un poco de eso pero después va a otro lugar en donde somos libres, que es lo que tiene lindo el teatro.
Sanson: Somos muy libres. Como que nos permitimos una cosa muy viva y eso también creo que nace un poco de lo que decíamos hace un rato de franquear las fronteras de lo que se entiende como teatro. El espacio de ensayo es realmente un espacio de laboratorio y de creación.
¿Y el aspecto sonoro como se trabajó?
Dansilio: Al principio tenía la idea de que al mismo tiempo fuera una pieza teatral y musical. Después el proceso derivó a otra cosa y llegamos a Sofía Scheps, y ella está en el borde de la escena traduciendo en sonido lo que vendrían a ser estas frecuencias sonoras. En realidad es un contrasentido porque no se escuchan esas frecuencias fantasmas pero ella como que las lleva a escena a través de sonidos. Y como además de la ciencia y el arte otra de las grandes preocupaciones era el habitar montevideano está Sofía Córdoba que va a trabajar en la parte visual, con capturas de Montevideo.
Frecuencia fantasma. Concepción y puesta en escena: Florencia Dansilio. En escena: Camila Sanson, Karen Halty y Sebastián Calderón.
Funciones: 22, 23, 24 y 26 de agosto a las 20:30 y 27 de agosto a las 19:00. Sala Zavala Muniz del Teatro Solís.
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