Una sensual y lujuriosa explosión de formas y colores por Alejandra Waltes
Hasta el 5 de mayo de 2023, en la Sala Carlos F. Sáez I, del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, se puede visitar la muestra “La lujuria de la creación”, del artista Uri Negvi. El horario es de lunes a viernes entre 9:15 y 16:00. La misma ha sido curada por la Lic. Shirley Rebuffo y Gabriel A. Sosa.
Jorge González Mega (Montevideo Uruguay_1949). Nacido en el barrio de la Unión en dónde su padre tenía su negocio, concurrió desde muy temprana edad a clases de pintura en una Biblioteca barrial. En entrevista de Shirley Rebuffo, cocuradora de la muestra, habla de cómo recuerda el surgimiento de su vocación: ”… frente a mi casa de la calle Carlos Crocker vivía un señor mayor. Tendría yo unos seis o siete años. Éste dejaba las puertas del garaje abiertas, y yo cruzaba la calle a verlo pintar. Pasábamos horas sin hablar, él pintando y yo mirando con asombro cómo, de a poco, todo se iba transformando. Veía los colores que se unían bajo la magia de aquel hombre que para mí fue un mago. Un día me puse a pintar en la vereda de mi casa, bien frente a él, para mostrarle que yo también, si quería, hacía lo mismo que él. Fue entonces que él salió de su garaje, cruzó la calle y me regaló la paleta con la que estaba pintando. Otro de los motivos fue un concurso para niños de Punto Publicidad que gané.”
A los 18 años emigra a Israel y, una vez terminado el servicio militar, regresa a Uruguay en donde retoma su formación artística con Guillermo Fernández y Nelson Ramos. En su obra es notoria la influencia de José Gurvich. A lo largo de su carrera se ha expresado a través de diversas técnicas: cerámica, grabado, collage, pintura y escultura. En la entrevista antes mencionada cuenta: ”Mi nombre en hebreo lo tomé cuando emigré a Israel, por el año 1967. Estuve en un kibutz que forma parte de un movimiento político de izquierda, que se llama Ein Ashlosha en el desierto del Negev, al sur de Israel, haciendo frontera con la franja de Gaza. Mi nombre significa muchas cosas, en lo referente a su construcción gramatical, por lo tanto, Negev es en referencia al sitio donde vivía en ese desierto. Uri es un nombre bastante popular, que es tomado generalmente por quienes se llaman Jorge y gramaticalmente quiere decir «la luz de mi desierto. Con este nombre me enrolé y pertenecí al cuerpo de paracaidistas 890. Fui herido, perdí amigos y solo debo decir que las historias son muchas. Hay veces que me parecen eternas. Por eso cuando me dicen Jorge me cuesta reaccionar, en cambio por Uri… Uri soy yo, soy el que subió a su tractor, y mientras araba en el kibutz, detonaron dos minas explosivas y sobrevivió. Soy el que pasó 3 años en el Canal de Suez. Lo más importante no son las interminables historias que tengo para contar, lo más importante es que Uri es una persona de bien. Es tanto, porque he vivido. Hay momentos en que estoy cansado, pero generalmente mi amor por la vida me da las fuerzas para concluir esta gran pintura que es la existencia.». ” Toda mi vida se encuentra reflejada en mi nombre. En él están incluidos los sueños y causas que me llevaron a ser un guardián de historias, conquistas, logros y fracasos de un mundo que nunca más será el mundo que es hoy. Mi nombre significa mucho, cuando lo escucho es como si escuchara el llamado de mi alma. Por lo tanto, mi nombre refleja una necesidad de construir una vida nueva, propia, fuera de la soledad que me acompañó gran parte de mi existencia. Con ese nombre formé una personalidad que pretende dar lugar al cuestionamiento, a la libertad del pensamiento y a la necesidad de superación.”
Desde hace 22 años vive en Buenos Aires, Argentina donde tiene su estudio e imparte clases. Sus obras se exhiben en galerías y colecciones privadas de Israel, Canadá, Francia e Italia, entre otros.
En sus obras Uri homenajea a quienes fueron sus maestros amalgamando de forma armónica lo aprendido y lo aprehendido trabajando diferentes formas de metaimágenes en una gama de colores amplia y vibrante, intensa. Sus plantas y flores arracimadas despiertan ecos de selvas vírgenes, pero están ordenadas de una forma tan sutil que no podemos dejar de pensar en Giuseppe Arcimboldo y en las formas sensuales del arte botánico de Álvaro Amengual. A través de la obra de Negvi podemos comulgar con él en su profundo amor y respeto por la vida.
S/N (Uri Negvi_ 2019)
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