Ustedes me conocen por Cristina Moran
Apenas tres palabras conforman una frase que dicha por mi o por un ciudadano de a pie, como yo, levantaría comentarios burlones, pero pronunciada por el presidente de la República, por ejemplo, es escuchada con seriedad e interés, un interés que, seguramente va decreciendo con el paso del tiempo, por algo muy simple: se vuelve familiar y hasta puede sonar como algo que solemos llamar “muletilla”; va perdiendo la fuerza que tuvo la primera vez, que no recuerdo si fue en su primera conferencia de prensa (de las tantas que brindó) en la Torre Ejecutiva en tiempos de pandemia, el GACH y todo lo que sabemos o cuando salió a la luz el caso Astesiano (el “Fibra” para los amigos). En una de esas ocasiones el, (el presidente) mirando al grupo de periodistas, dijo la frase en cuestión, que, a pesar de la calma sonó contundente: “USTEDES ME CONOCEN”. Pausa. Silencio. Siguieron las preguntas. Y yo, inocente, en mi casita, (de la cual nunca debí salir) pensé que esa frase era para todos quienes lo estábamos viendo o escuchando y comenté en voz alta (porque suelo hacerlo en soledad, y es maravilloso porque nunca hay réplica, y si la hay sale también de ti y por supuesto, será a tu favor; no hay forma de perder) comenté, decía: “No, yo no lo conozco. Conozco la imagen de un hombre joven, padre de tres hijos, deportista que llegó a la presidencia de mi país luego de elecciones nacionales seguidas de un balotaje, pero conocerlo, conocerlo, saber lo que verdaderamente siente o piensa por haber entrado de alguna forma en su intimidad me lleva a decir que no, no lo conozco. Y el paso del tiempo, en parte me dio la razón. Veamos: ¿a quién conocemos, al calmo, seguro de sí mismo, jugando entre la ironía y el cancherismo, agradeciendo a los periodistas o diciendo un “muy buena pregunta”, en la Torre Ejecutiva, rodeado de su gente, sus ministros o al que vimos y escuchamos en una improvisada conferencia de prensa, en Treinta y Tres, “acribillado” por las preguntas referidas al caso Astesiano y los chats conocidos y el preguntando: “¿A mí me involucran? Solo el silencio como única respuesta. Y así hasta el final. ¿A quién conocemos: ¿al de su “zona de confort” en la Torre Ejecutiva, o al molesto protagonista en el departamento de Treinta y Tres, solo, (así se le veía en ese momento) rodeado de curiosos periodistas, con más de 30 grados de temperatura y de pie, siempre de pie?”. Ustedes dirán. Cada uno tendrá su respuesta, su opinión. Yo tengo las mías. El encuentro con otro presidente, (el del Frente Amplio) en el festival del pollo y la gallina sorprendió por la frialdad del saludo. Una “palmadita” en el brazo, un “cuídate” y un “hablamos”, fue todo. Y de ahí a Punta del Este donde asistió a la inauguración de un negocio de camisas, donde, por supuesto, no hubo corte de cintas ni reparto de trocitos de ella. Mientras tanto la sequía continúa, OSE apareció de la forma que todos sabemos y un “poquitín bastante tarde”, y yo vuelvo al pasado porque está estrechamente relacionado con lo que estamos viviendo. En el año 1979, en ocasión de un viaje a Israel, vi, por primera vez riegos artificiales y energía solar. Muchos años después, en 2014, siendo presidente de la República José Mujica, de cara también a una muy fuerte sequía y refiriéndose al momento y al país expresó: “Uruguay tiene una riqueza por la que tiene que luchar, invertir, aprender y conseguir recursos” (en alusión al aprovechamiento del agua y la multiplicación del riego) Eso equivale a multiplicar varias veces la productividad y la seguridad del Uruguay. Para que funcione una bomba grande que empuje el agua a kilómetros, no se precisan cables, es suficiente con luz solar”. “pero parece que estoy clamando en el desierto”, agregó cerrando su alocución. Pasaron nueve años y todo parece darle la razón al ex presidente en aquello de “parece que estoy clamando en el desierto”. Hasta hoy (lunes para esta columnista) la sequía sigue invicta. Y no hemos escuchado nada referido a riego artificial y a la forma de llevarlo a la práctica. Me voy cantando aquello de la niñez, “que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva…”. Hasta la próxima. Que seas feliz.
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