Dando vueltas por ahí, y después de no vernos por largo tiempo, me encontré con G, así que hicimos un intento de puesta al día, aunque la conversación se fue por los esperables temas del momento….
Yo: Hola G, ¿cómo andás, tanto tiempo? Lo último que supe de vos fue por una nota de la semana pasada, ¡pero veo que saliste a recorrer otras páginas del Semanario!
G: ¿Cómo andás? ¡Hace tiempo que no te veía por acá! Si, salí a dar una vuelta para no aburrirme. Antes me podía quedar ahí, había cosas nuevas, distintas… pero desde hace un tiempo me aburro de estar siempre en la misma nota, porque ya no sé si es una nota nueva o la misma de la semana anterior… hace un tiempo que me siento más parte de un volante de esos que repartíamos, tipo eslóganes …
Yo: No seas mala, con todo lo que está pasando… Y si saliste a pasear por el semanario, ¡es porque al menos pensaste y no te vendieron el discurso del miedo! Aunque veo que me hablas de lejos y con tapabocas, así que más o menos…
G: ¿Por qué decís eso? Sin dudas que el tapabocas es incómodo, pero es cierto… antes quería cambiar el sistema social, pero no creo que sea muy antisistema ni muy revolucionaria gritar “no al tapabocas” …
Yo: Ah, pero sería un acto de resistencia a que te controlen e impongan normas…
G: No entiendo porque…si me enfermo me embromo yo, no el sistema.
Yo: ah, así qué creíste en algo inventado, se ve que mirás muchos informativos en la televisión, te metieron el miedo
G puso cara de burla, pero no sabía que eso era solo el comienzo: “¿Cuál miedo? ¿Vos decís ese miedo que me quieren meter algunos contra las vacunas para dominarme mejor?” A lo que obviamente le contesté “¿No me digas que te pensás vacunar? ¿Vas a ser cobaya?”. Como G me contestó ahora sí, seria, “No, pienso vacunarme como hice siempre. Todo indica que estas vacunas son muy seguras…”, me sacó, y la interrumpí…” ¿Cómo seguras, si ni hubo tiempo para evaluarlas? ¿Cómo sabes que dentro de 10 años no te va a dar cáncer por estas vacunas?” Ahí sí, G me miró con cara irónica y me contestó “Obvio, para eso tendría que esperar 10 años, pero no pienso correr ese riesgo, y menos cuando no hay nada razonable por lo que esperar ese tiempo. ¿Vos pensás esperar 10 años?”. Así que le respondí “Bueno, seguro que si a los 10 años no hubo problemas grandes sería segura…”, pero G no me dejó terminar, y burlonamente me dijo “¿Y con el mismo criterio como sabes que a los 11 años no te va a dar diabetes? ¿O cirrosis a los 12? Mirá que te podría dar un ACV a los 13 años, nunca lo pensaste?”
Pero como G no me iba a agarrar con eso le tiré bien rápido “Ta, ahora apoyás el negocio de los laboratorios”. Me contestó muy rápido “No, sus formas de comerciar no me caen nada bien, pero lo que tengo hoy es eso o nada… así que los puedo cuestionar, igual que los cuestiono, pero tomo ibuprofeno cuando me duele la cabeza. ¿Vos sabes cuál es el mecanismo de acción del viagra?” Quedé pensando sin saber muy bien que contestar, y G aprovechó y siguió con “Mirá que te dominan con ese miedo a las vacunas… son los nuevos miedos con los que algunos quieren dominar el mundo. ¿O te compraste el discurso de que quieren que muera más gente y ser menos? Más gente va a morir si no se vacuna, y ahí si vamos a ser menos… hasta te podría decir qué si el tal Soros quiere menos gente, seguro que está financiando a los antivacunas. Tendría que consultarlo en la nota donde estuve la semana pasada, porque sospecho que Soros debe estar apoyando a los que escriben esas notas…”, y me seguía mirando con cara burlona.
Y G siguió arremetiendo con “¿Alguna vez te vacunaste contra la tuberculosis?”. “Si, claro”, le contesté, “pero la tuberculosis se conoce bien, esa vacuna está testada.”. “¿Ah sí? ¿Alguna vez viste un bacilo de Koch? ¿Cómo sabes que existe”? Como no sé del tema le contesté que “¿Qué es eso? ¿Ahora me querés hablar en difícil, para meterme más miedo”? Pero G se siguió burlando y me metió un “Ah, pensé que habías hecho el curso de Aprendiendo microbiología por twitter en 15 días, como opinas tanto, pero cuando te preguntan algo decís que te hablan en difícil.”. Ahí si me enojó y le salí con un “sí, claro, ahora es la dictadura de la ciencia”, pero G siguió con cara burlona, y me sugirió dejar de lado la ciencia… “pero en serio, dejá de usar la computadora y el celular, no prendas luces con bombitas de bajo consumo, ni uses electrodomésticos de bajo consumo; como solo lo que coseches o faenes, nada procesado, y por supuesto, no se te ocurra subirte a un auto o un ómnibus, nada que incorpore tecnología. Y sin duda, si no querés que te controlen, dejá de publicar boludeces en facebook, twitter e instagram, que ahí si se las dejas fácil eh…”. Mientras la miraba sin reaccionar, siguió con “otra opción es volver a consultar al hechicero del barrio para que te de algún yuyo antiplandemia, llamar a un mago para que haga desaparecer el virus, convocar a los espíritus de las piedras para que se lleven a Soros, o rezarle al arcoíris… eso sí, cuando sigas al arcoíris, tené cuidado de no caerte por el borde, porque parece que las puntas están agarradas a las asas de la tierra”.
Creo que con G no nos vamos a entender, pero ya les contaré si vuelve por esta nota…
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