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América continental ante la época transmoderna por Carlos Alcantara

América continental ante la época transmoderna por Carlos Alcantara
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La Edad Moderna se inicia con el descubrimiento de América como territorio hispánico a nivel continental, luego de un choque de civilizaciones con culturas muy diferentes y que continúa tres siglos después con la balcanización producto de la independencia de los países.

Estos, debido a su escaso y dispar desarrollo, siguen hasta nuestros días con fuertes dependencias extra continentales y con una suerte de colonialismo político, económico e intelectual por las diferentes potencias de turno, que tampoco ha permitido un desarrollo  armónico, ni la plena consolidación de las sociedades en el marco de su cultura.

El devenir del tiempo ha comprobado el poco peso que tienen los países aislados frente a la influencia internacional, que ejerce la geopolítica y la más actual geoeconomía de los grandes estados continentales.

Se destacan a nivel global, EEUU, Comunidad Europea, China, Rusia, India, pudiéndose agregar también los estados marítimos como el Reino Unido y Australia junto a Nueva Zelandia, entre otros.

Frente a ellos, por ejemplo, se debe negociar a nivel comercial aisladamente por la mayoría de los países que no forman parte de una comunidad o bloque, normalmente desde una posición de una natural debilidad.

No obstante, ciertos acuerdos pueden ser favorables ocasionalmente y en forma puntual hasta deseables, pero difícil de que sean justos y que logren la reciprocidad deseada. Pues, en definitiva, los países sólo tienen intereses y siempre predominan aquellos de los más fuertes; raramente se mitigan las relaciones de poder, dado que el tamaño y nivel de desarrollo especialmente, tienen un peso adicional.

Sin embargo, no podemos dejar de lado una realidad, que más allá que nos guste o no, es una realidad de la que se espera otra reciprocidad para generar procesos estables en el tiempo y   desarrollos más armónicos a nivel regional.  Esa es la visión del “continentalismo”, al cual hace años se refirió el pensador Alberto Methol Ferré y que nunca se instrumentó debidamente por múltiples razones.

Para ello, también es importante considerar las raíces comunes del punto de vista económico, social, cultural, etc., pues son estas una base que podría contribuir a guiarnos en procura de un destino común de bienestar y trascendente, acorde a nuestras propias necesidades, sensibilidades e identidad.

Actualmente, la Edad Moderna ha entrado en la última etapa de la llamada posmodernidad iniciada hace varias décadas, y el análisis de ciertos signos de los tiempos nos hacen prever por acumulación y sincronía de eventos un potencial “Cambio de Época”, que exigirá nuevos desafíos, entre los cuales la América Continental es una realidad integradora a la cual no vamos a escapar en el futuro.

En consideración a dichos desafíos y a los incompletos, fallidos o mal encarados intentos de integración regional, que se han hecho con diferentes asociaciones(Cepal, Aladi, Alalc, Alca..), el propio Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones, se puede discernir la importancia de desarrollar y potenciar, las acciones necesarias para estructurar y consolidar un pensamiento político y social de “base o mínimos”.

El mismo debería estar acompañado por un sistema económico compartido e integrador de un mercado común de los países latinoamericanos (MCL), como medida previa a cualquier proceso futuro de integración política.

Dichos países, además, deberían visualizar un espacio común de enseñanza integrado a nivel técnico y superior (ECEI) y planes complementarios con obras de infraestructura (POI) viales (ferrocarriles, carreteras, puentes, corredores bioceánicos, túneles, etc.), y fluviales  (hidrovías, puertos, represas, etc.), que faciliten el desarrollo y contribuyan respectivamente, a la  integración educativa y física de los países, a fin de consolidar una visión educativa  ygeopolítica a nivel comunitario.

Estos postulados de carácter estructural son el soporte y fundamento de una visión política “transmoderna” de “base o mínimos”, que ademásdebería incluir, en nuestra opinión, un componente de carácter “cívico humanista”, centrado en la “dignidad” de la persona y el respeto por el entorno natural y social para satisfacer las necesidades, en el marco de un enfoque holístico e integral de desarrollo humano sustentable de cara a un futuro a mediano y largo plazo.

Esta visión de “base común”, permitirá primero repensar y aportar al fortalecimiento de una “democracia auténtica” a nivel continental, como sistema en todos los países latinoamericanos, donde el “bien común” y un “nuevo humanismo”, sirvan como sustento y criterio regulador de la vida política.

Esa capacidad para obrar de acuerdo a nuestra voluntad llamada “libertad”, se debería ejercer en el marco de una” ética de la responsabilidad”, en defensa de las libertades propias, pero con los límites que nos imponen las ajenas a nivel personal, nacional, comunitario y global.

La nueva visión debería estar apuntalada en cada país por un nuevo “Sistema Económico de Equilibrio de Mercado”(SEEM), basado  en una “libertad de la economía no absoluta sino responsable” para celebrar los acuerdos comerciales pero preocupados también en preservar  la dignidad y el trato justo y así contribuir para alcanzar el bienestar material y el bien común de los pueblos a través de su desarrollo.

Habrá que pensar para instrumentar el SEEM en  sustituir ciertas importaciones, a fin de iniciar el proceso de industrialización de algunos paises en determinadas áreas,  pero debidamente combinado en las negociaciones de los acuerdos, con otro proceso simultáneo e imprescindible de sustitución de exportaciones, al decir del ex director del FMI y Consejero de la Organización Mundial del Comercio (OMC) Hector R.Torres de cara al nuevo Nuevo Orden Mundial. (Economìa y Mercado, diario El Pais 6 julio 2020)

Esta dinámica en el marco de un “equilibrio de mercado”, permitirá generar industrias competitivas en condiciones de exportar, en la medida que no se enfoquen exclusivamente en el mercado interno, lo cual es fundamental para evitar fracasos.

Las autoridades de gobierno, en el SEEM deberían contribuir con “acuerdos comerciales que incluyan retribución tecnológica” en áreas claves para cada país, a fin de generar los espacios  necesarios para mantener el equilibrio, mejorar la productividad e incentivar la inversión por sectores estratégicos, que aporten al desarrollo de  economías de escala competitivas enfocadas al mercado interno y externo que la hagan sustentable.

Todo ello debería llevar a un deseable equilibrio de ventajas comparativas y competitivas entre bloques, que aportaría a un mundo más justo y equitativo que fomente el bienestar económico y promueva relaciones más humanas sin exclusión de regiones, comunidades y culturas.

En suma, a nuestro juicio, estas son algunas de las grandes líneas directrices, a fin de iniciar un proceso de sensibilización de las dirigencias políticas y a través de ellas a los pueblos de América, acerca del establecimiento previo de regionalismos en forma gradual y paulatina en forma integral ( económica, social, política, cultural, etc.), con vistas a consolidar en el presente siglo una “América Continental”, en el marco de un pensamiento político, económico y social  “transmoderno”.

Tal vez algunas acciones  podrían adelantar el recorrido en ciertos aspectos; no obstante, para implementar cabalmente la propuesta se hace imprescindible conjugar ciertos elementos esenciales para iniciar el proceso, entre ellos destacamos:

1.- La necesidad de un núcleo básico de países con un sistema y líderes políticos  comprometidos con la idea y la voluntad política de llevarla a cabo.

2.- El momento histórico adecuado para implementar el bloque comunitario de países.

Así surgió la “Unión Europea” y bien podría ser el camino de la “América Continental”.

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