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Hekatherina Delgado, feminista: “El feminismo no es un proceso de evangelización”

Hekatherina Delgado, feminista:  “El feminismo no es un proceso de evangelización”
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En el diverso y polifacético mundo del feminismo uruguayo, nuestra entrevistada, parece encarnar el ala más radical y libertaria, al menos eso dijeron nuestras fuentes.  Citamos a Hekatherina y durante tres horas, sí tres horas, nos paseó por un universo de filosofía, teatro, política, sexo y arte  lleno de ideas y mujeres que luchan contra el machismo. Fue una charla fantástica y un trabajo titánico sintetizarla, intentando respetar cada uno de los conceptos vertidos. Podrán discrepar con sus opiniones pero no tengan duda que los hará pensar.

 

 

Por Leonardo Flamia y Alfredo García / Fotos Rodrigo López

 

PERFIL:

Tiene treinta y tres años. Nació en Montevideo, vivió en Lezica y en el Prado, y después en Colonia del  Sacramento. Es hija única. Estudió la Licenciatura en Ciencias Políticas, en la UdelaR, y después un diploma de filosofía política en el CLACSO. También estudió teatro y dirección artística y escénica, y filosofía. Está en un centro de investigación internacional, el Global Centre for Advanced Studies, con sede en Nueva York y  Europa. Se declara apóstata.

Declararse feminista hoy es normal.

Vivimos con esa violencia, que tiene que ver con qué es lo normal, con qué es un cuerpo sano y con qué es el cuerpo femenino y el masculino.Esto es un problema para nosotras y para las corporalidades de los varones, porque de la misma manera el médico y la familia dicen que “es varón”, y el varón implica el Cristo, el mártir, el revolucionario, el redentor, el hombre nuevo, y toda una serie de simbologías políticas que en realidad también tienen que ver con el martirio, con el goce en un sacrificio doloroso, asociado a la cultura judeocristiana y a la colonización occidental. El proceso de deconstrucción va para los dos lados y lo interesante es la ambigüedad que permite que podamos tener este diálogo. Y no es un proceso en el que te ungís de algo, porque el feminismo no es un proceso de evangelización, sino que claramente es un proceso crítico en la medida en que lo que plantea es la duda, sobre todo en los transfeminismos. Yo tengo una mirada hack-transfeminista.

¿A qué te referís con transfeminismo?

Las feministas tuvimos una primera ola, histórica, que consiguió derechos imborrables y que nos sostienen hasta hoy, en el orden de lo que vamos a reivindicar el 8 de Marzo con nuestras compañeras trabajadoras, en lo que tiene que ver con el voto y con los derechos civiles que conseguimos. Es una vergüenza, en realidad, que en la historia de la humanidad esos derechos los hayamos tenido que conseguir así.

Y tan tarde.

Es ridículo. Pero es nuestra historia como movimiento. Después tuvimos una segunda ola, donde conseguimos otros derechos. Y esta tercera ola tiene una mirada transfeminista con un giro que tiene que ver con lo lingüístico y de pensar en que la performatividad del habla hace cultura. A partir de ahí es que se arroga el poder médico, el religioso y el jurídico nombrar las cosas de una sola manera, cuando eso afecta los cuerpos de otra forma. Esta tercera ola tiene que ver con las corporalidades trans y con el problema de la diversidad funcional, es decir, con que no me pongan una patología por mi forma de existencia, mi orientación sexual, mi percepción de la realidad, y lo que soy y en lo que voy deviniendo. La historia de la ciencia, nos dice que esto es una cuchara, ahora bien, yo no tengo ni la más menor idea de si eso es una cuchara. Pero tengo que jugar el juego de que es una cuchara, porque ese es el lenguaje que tenemos, y sobre todo porque hemos fetichizado mucho la ciencia. Entonces, es una cuchara. Lo mismo pasa con el género. “Es hombre, es mujer.” Siempre les pregunto a mis amistades si se van a reproducir. Genial, que lo hagan. Yo no lo hago, pero ellos que lo hagan. Creo que no habría que hacerlo, porque hay muchos pibes en el INAU, y me parece que deberíamos tener una política más responsable, como sociedad, y desinstitucionalizar esas crías, claramente, porque son crías producto del patriarcado y del capitalismo, y de hombres que se borran, y de mujeres que no las pueden sostener. Y de muchas que las tuvieron en la época en que no teníamos aborto. Aborto que lo tenemos, pero tutelado por el Estado, que nos infantiliza.

Y por los médicos.

Y por los médicos, y por una cantidad de rancios, objetores de conciencia y de ecografistas bastante jodidos. Pero lo tenemos tutelado. Hay muchos pibes en el INAU que son producto de esa situación donde la madre no pudo elegir qué hacer con su cuerpo. Y siempre les pregunto qué nombres les van a poner a esos hijos. Yo me llamo Hekatherina, pero me podría llamar de cualquier otra manera, en términos de cómo va deviniendo mi identidad de género en distintas etapas de mi vida. No soy una cuchara, no soy la foto que ustedes me van a sacar, no soy las letras que van a quedar en esta entrevista. Soy mucho más que eso, y que no se acota al lenguaje. Lo que viene a plantear teóricamente el transfeminismo es eso, que hay una performatividad en el lenguaje, que construye realidad y que es la afectación de los cuerpos, de los sentidos, y que el camino es hacia la libertad y la duda, pero no la libertad neoliberal en la que nos gusta “ser empresarias de nosotras mismas”. No, no. Libertad en términos de esa posibilidad de tomar el riesgo. Lo único que tenés es una existencia, y podés tener la posibilidad de que sea digna si te ocupás de tu ética. Yo tengo mi cuelgue con la ética, que es lo que investigo a nivel doctoral. Pero creo que sí, que el transfeminismo es un camino por ahí. No es una ideología.

¿No hay ideología de género?

No, justamente. Es muy fácil decir que es una ideología, y a la derecha patriarcal y al macho progre le queda muy cómodo decir que esto es una ideología, porque esto implica no dudar. Creo que en el siglo XXI hablar de ideología es un poco demodé.

¿Se murieron las ideologías, entonces? Fukuyama tenía razón.

Los feminismos, los transfeminismos y las distintas luchas disidentes que tienen que ver con la corporalidad y la subjetividad creo que comparten eso. Lo vivo desde el camino de la filosofía y la práctica artística, que es mi búsqueda existencial. No sé cómo lo vive otra gente. Yo salgo a la calle a hacer una pieza, esté con mucha gente o esté sola. Soy directora, pero siempre digo que dirijo como me gusta que me dirijan.

¿Por qué no existe la ideología de género? ¿Es muy cómodo decir que existe?

Es muy cómodo, porque es generar un otro, y ponernos en el lugar de amigo-enemigo y de que la política solo tiene esa forma de la que habló Carl Schmitt, acerca de que la política es la competencia. Si la política es competencia, yo me bajo. Y yo no me bajo de la política, porque he vivido acontecimientos políticos. Y el feminismo hace eso: primero es la calle, y en paralelo hay todo un corpus teórico, cultural, médico que se tejen de manera micropolítica por todas las feministas, todos los días. Lo ven después cuando hacemos una marcha en la calle. Podemos hacer eso en el marco de la democracia representativa, tomar la calle, que en realidad es nuestra, como ciudadanas. Pero lo real es la situación en que yo voy a un hospital y me dicen que no puedo abortar, porque el médico hace objeción de conciencia. ¿Quién es usted para objetar conciencia y anteponer su religión a mi derecho a la salud? ¿Porque es médico? Bueno, vamos, yo soy politóloga y no hago objeción de conciencia y no digo de manera pública que su partido es fascista, aunque se lo tengo que empezar a decir, evidentemente. También estamos en ese momento a nivel político global: las feministas somos las únicas que nos animamos a decirle a ciertos machos que son fascistas. A Trump, por ejemplo.

No son las únicas.

Hay compañeros médicos que están haciendo procesos que tienen que ver con entender que la política patriarcal les ha hecho daño, a ustedes y a nosotras, y que no se puede construir más política desde ahí. Primero, porque estamos acabando con el planeta. Segundo, porque estamos privatizando absolutamente todo, desde mis horas frente a una empresa que se llama Facebook y donde yo tengo que poner mi cara para que alguien me legitime en no sé qué mercado de no sé qué, cuando hace diez años o menos esto no pasaba. Hay un proceso. Yo soy de una generación que se desayuna de qué generación es porque nos lo dice la propia web en un video: “Tú sos millennial”. Tú sos de otra generación, baby boomer.  Somos generaciones, pensadas por otras personas.

El tema es si lo asumís como propio.

Ese es el punto. Eso es lo que planteamos las feministas y las transfeministas. ¿Por qué por ser mujer me catalogan en un lugar y se llena de privilegios a otras personas? El sistema me cataloga de esa manera, y yo tengo que pasar por la pericia de un médico, casi como si yo fuera una delincuente. Estamos hablando de todas las situaciones de diversidad funcional. Y está este fetiche del control. La política patriarcal de competencia nos implica la paranoia, nos implica la esquizofrenia del capitalismo, el tener que controlar qué está haciendo el enemigo, porque hay una disputa y entonces me tengo que adelantar y tener una estrategia. Estuve diez años estudiando geopolítica con un grupo de compañeros, revolucionarios, viejos, muy machistas algunos. Me acuerdo que cuando estudiaba en facultad hice un taller sobre fuerzas armadas y trabajé en una deconstrucción, desde Foucault, de las estrategias de seguridad nacional de Estados Unidos, cuando estaba Bush. Pero es muy poca gente en Uruguay la que se pone a pensar, desde la filosofía, en qué hacen las fuerzas armadas. ¿Qué está haciendo el Ministerio de Defensa ahora, el Ministerio del Interior, qué hace el MIDES. ¿Qué política está construyendo el progresismo? ¿Cómo seguimos? ¿Se cae esto? ¿Qué es la democracia? En la región y en el mundo está habiendo una crisis importante, entonces es obvio que la política patriarcal ya no está siendo el camino. No seamos una sociedad careta. No seamos caretas cuando vemos una situación de violencia en el INAU. En realidad no nos importan los pibes del INAU. Queremos seguir creciendo, expandiéndonos. Vivimos de las vacas. ¿Por qué Uruguay tiene que vivir de las vacas cuando puede tener el mayor desarrollo de software y de industria cannábica del planeta, si quiere, con el nivel académico que podríamos tener en Facultad de Ingeniería si no estuviera comandada por un séquito de patriarcas de derecha? Podríamos tener industria a nivel de software como tiene China o Silicon Valley. No lo tenemos.

¿Por qué?

Por intereses económicos. No tenemos un desarrollo de todo lo que tiene que ver con economía y medicina alternativa en relación al cannabis, porque hay intereses de laboratorios médicos que no quieren. Vos vas al Piñeyro del Campo a llevarle un aceite de cannabis a tu abuela y la directora te dice que es ilegal. No, señora, no es ilegal, y aparte usted no me puede decir que es ilegal porque yo sé mis derechos. Generar derechos y no incapacitar a la gente. Esa es la mirada de los derechos humanos, de las feministas, de las transfeministas, de las afrodescendientes, de las travas, de los putos, del macho que es corrido de lo hegemónico por maricón y porque no disputa, porque no es revolucionario, porque no es Ulises, no es Aquiles, no es Hércules.

No es el Che Guevara.

Sabemos que el Che Guevara es una figura que fue domada como visualidad de los revolucionarios y fagocitada por el mismo sistema, por la misma lógica que tiene que ver con esta forma de funcionar de la política, aunque no diría que de partidos, porque no hemos conseguido algo distinto a los partidos políticos en la democracia representativa, y no me parece responsable de mi parte deslegitimar la democracia representativa, con la que no estoy de acuerdo y que no me está representando, y que cada vez que puedo salgo a decirlo a la calle. Pero me parece que en Uruguay, con este fetiche de la institucionalidad y la república hemos logrado cierta estabilidad que el resto de América Latina no ha logrado, y eso es algo bueno. Hubo algo de la Suiza de América que quedó. Todo lo demás se desbarrancó, y nos quedamos con el mito. Y el mito es un problema, porque nunca fuimos la Suiza de América, porque esa es una visualidad construida desde afuera, desde las clases letradas obsecuentes.

Hace poco un post tuyo cuestionaba una propuesta de Teresa Herrera de juntar fondos  y lo veías como algo capitalista.

Con Teresa Herrera tenemos líneas políticas muy distintas. La respeto, porque es una mujer con su trayectoria. Las mujeres como Teresa han hecho historia en Uruguay en dar batalla contra tipos de mierda cuando yo era más chica. Políticamente tengo una mirada muy distinta, porque es muy fácil decir que esto lo solucionamos con ONG y donaciones. ¿Generamos la Teletón de los feminismos? ¿La Teletón para las muertitas? Y lo digo como una persona que salió más de noventa veces a la calle con su obra, hija de una sobreviviente de femicidio. No, no va por ahí. Esto va por el Estado o no va. A mí no me gusta el Estado, yo quiero una democracia participativa y directa, y cuanto más libertaria, mejor. Más horizontal, más de autogestión, más de esto que el Frente Amplio dijo y nunca hizo: descentralización real. Esto implica desterritorializarse y despatriarcalizarse. Me parece muy fácil decir que algo lo resuelve la sociedad civil. ¿Quién es la sociedad civil? ¿Quién es la gente? Es como el Partido de la Gente: ¿quién es la gente? ¿A quién le habla este hombre? Es como hablar del “pueblo”. ¿Quién es el pueblo? Lo máximo que podemos decir en este contexto político jurídico es que tenemos una noción de ciudadanía de mierda, muy restringida, muy burguesa, porque no puede ser que la vida esté el mismo nivel que la propiedad. Eso es un Estado burgués.

¿Y quiénes lo construyen?

Los burgueses, blancos y colorados, con nombres y apellidos. Estamos en un momento histórico en donde hay que cambiar esa constitución ya. Con lo chico que es, tenemos que tener un país mucho más descentralizado, de mucha más democracia directa, de más contralor real de la gente. ¿Por qué no cambiar la Constitución para ir hacia un camino más de democracia directa y participativa? ¿Por qué no pensar en que, si va a haber un Estado, que tenga una educación no sexista, no racista, no capacitista? Es muy fácil la solución de Teresa Herrera, la de la Teletón, la de la beneficencia, la de que permitimos todo. No. Yo quiero un Estado con democracia directa, laico, participativo. Sin empresas médicas, sin medicina ni educación privatizada. No quiero que el Estado esté al servicio del capitalismo. No me bajen líneas religiosas. Yo la viví, es una mierda: generan endeudamiento y beneficencia, y cuando hay una crisis, lo máximo que podés hacer es una olla popular para los pobres. Ay, caridad, caridad. No.

Es muy radical lo tuyo, ¿no?

Eso realmente es un fetiche, y es la ontología que nos construye: que me mires y digas que soy una histérica por la cara que tengo, o una malcogida o una feminazi que está en contra de la Iglesia y que sale con un cartel que dice que “Dios ha muerto”. Nietzsche era muy misógino en algunas cosas, porque tenía un trauma muy grande con la madre y la hermana, porque él quería ser muy independiente, y aparte era un aristócrata de mierda. Era muy lúcido. Tengo mucho goce en la escritura de Nietzsche porque es muy real, pero aparte por el cuelgue por la música. Y porque fue el primero que se bancó la expulsión de todas las facultades, de todo el mundo, que se bancó que hasta Wagner le dijera que su música era una mierda.

Terminó en un manicomio.

Terminó en un manicomio. Para entender a Nietzsche hay que escuchar la última obra en piano. Es un canto a la vida, porque en la locura hay vida, porque la duda permite vivir. El tema es que en la patología, no. Y la patología es algo que viene desde la inquisición, que pasa por Kant, por Hegel, y nosotros nos comemos eso. ¿Cómo? En Rawls, en su teoría de la justicia. En la democracia liberal, en la noción de tolerancia. Yo no quiero que me toleren, quiero que me respeten. No me toleren, porque yo no voy a tolerar a una persona religiosa. Si se ganan mis respetos, es otra cosa. Y tengo que convivir, no me queda otra. Tolerar es esta cuestión de dejar tus diferencias y juntarte con los otros en una ficción de democracia. No es real. No es real cuando el islam tiene formas fundamentalistas pero que cuando el catolicismo las tuvo en la inquisición y las tiene, porque si sos puto te matan, porque hay neonazis en Mar del Plata que están levantando travas y putos. Fui al último encuentro de mujeres en el Chaco, y nos insultaron y nos echaron del pueblo diciéndonos que éramos brujas, por el tema del aborto, cuando Uruguay es uno de los países que no tiene mortalidad materna por el aborto. Entonces, ¿cómo era? ¿Tenían razón las feministas, o no? No solo ellas tenían razón, sino las feministas que hacían ciencia y que dentro de la ciencia están invisibilidades, porque la ciencia es patriarcal.

El 8 de Marzo del año pasado salió mucha gente a calle. Ahí estuvieron todos metidos. Pero hay feminismos diferentes en Uruguay.

Totalmente, pero en todo el mundo los hay. Yo estoy en el paro internacional de mujeres, que es un movimiento internacional y somos muy distintas. Está bien la diversidad, porque eso es política. Lo otro es tapar el conflicto y homogeneizar ideológicamente bajo una lógica totalitaria, yendo todos para el mismo lado. Si eso invisibiliza las singularidades, estamos teniendo un problema. Por eso te digo que yo voy hacia una democracia directa, que para mí es ir hacia las singularidades.

¿Es viable?

Creo que sí. Es Uruguay.

¿Y China?

¿Y por qué tenemos que ser como China?

Estoy hablando de sistemas.

¿Por qué tenemos que pensar nuestro sistema comparándonos con otros? Siempre pensamos nuestro sistema comparándonos con Estados Unidos, y eso es un grave error. Bueno, nos pasa con el Código Penal. ¿Por qué no hacer algo con nuestra realidad?

Tampoco somos tan diferentes al resto del mundo.

No, la lucha es geopolítica. Eso es seguro. Los problemas del patriarcado capitalista son geopolíticos.

El patriarcado viene de mucho antes que el capitalismo.

Arranca con las primeras civilizaciones. Los griegos eran patriarcales, seguro. Dos mil años antes de Cristo. La comunidad judía está en el año cinco mil setecientos y algo. El patriarcado, como realmente es, arranca con los patriarcas de la Torá.

Hablás de patriarcado y capitalismo como si fueran sinónimos.

En la época en la que yo vivo, que es de la que mejor puedo hablar. De las otras puedo hablar en términos filosóficos sobre cómo es el patriarcado.

El patriarcado no es un invento del capitalismo, viene de mucho antes.

Absolutamente. Es un problema cultural, ese es el tema. Con el capitalismo se profundiza. Cada vez que el capitalismo tiene una crisis, la pagamos las mujeres.

O los pobres.

Las mujeres pobres.

¿Los hombres pobres no?

Primero las mujeres. Fíjate qué fue lo primero que cerró en Uruguay, hace poco. Las pesqueras, las putas, las travas. Todas mujeres. Las domésticas, las tareas de cuidados. Nosotras tenemos los trabajos más precarios. La triple jornada, donde por ser madre, hermana o abuela algún cuidado te van a enchufar. Aunque vos no hayas elegido esa familia ni te quieras reproducir, algún cuidado va a quedar, porque los hombres no se van a hacer cargo. Después tenés el estudio y el laburo, que son otra jornada.Tenemos estudios a nivel mundial que demuestran que el ocio de las mujeres es mucho menor al ocio de los varones. ¿Por qué? Por la gran responsabilidad de las mujeres. Las mujeres estamos preparadas para sostener la sociedad a nivel de la micropolítica. Por eso las mujeres también tienen conductas más éticas y no andan matando tipos cuanto tienen un problema. Tenemos una micropolítica más del diálogo. Los varones no. Y eso es un problema, no solamente porque eso nos remite a nosotras a ser las vírgenes, las mártires, las santas, las sumisas, las que aguantan todo y terminan mal y empastilladas.

Te canto la otra… el hombre proveedor, el fuerte, el duro.

A los varones les pasa lo mismo, porque tienen que ser el Cristo o el hombre nuevo. Situaciones como que en la tele tengas tipos diciendo que es legítimo mandar videos de chicas con las que están y que filmaron clandestinamente. Filman a las pibas mientras están teniendo sexo, y se lo mandan a otros, y después públicamente dicen que está todo bien con el feminismo. ¿Y tenés esas prácticas? Siempre les digo a las compañeras: ojo con el que dice “la puntita, la puntita”. Es el principio de una violación. Si la mujer no quería que la penetraran, no quería la puntita. Y esa micropolítica no se deconstruye, y esa es la cotidiana de las pibas en el barrio. Eso es lo real. Es la cotidiana del reggaeton, de que venga Ozuna a decir barbaridades con una canción que dice “criminal, criminal”, cuando en América Latina las matan. Y el mercado capitalista vende eso.

Vendió al Che Guevara, no va a vender a Ozuna…

Ese es el tema, te fagocita en tanto que…

¿El sistema no se comió al feminismo?

Tenemos toda esa discusión.

Se institucionalizó.

¿Qué pasa con la ley? En Uruguay tenemos vestigios de la dictadura, porque tenemos los manicomios. Ese es el problema de la ley, filosóficamente hablando: la ley cristaliza un problema social, de una cultura, y se hace norma y genera deberes y derechos, pero en la democracia representativa, que es bastante capitalista y patriarcal, siempre tiene el tono de los deberes. Es como lo que pasó con el Kiki, que es muy concreto: nadie elige ser un femicida o laburar para el narco y fumar pasta, nadie elige agarrar un chumbo para salir a robar o vivir en el cante. ¿Me explico? El pibe tiene toda esa trayectoria, absolutamente vulnerada por la sociedad. Y luego mata  a su compañera. Alison. Un femicidio espantoso. Y después sigue delinquiendo y mata a la otra compañera. Como vi en las redes sociales e incluso en la prensa, la solución es el registro de violadores, la castración química, el COMCAR. Yo trabajo con las travas en el COMCAR, y la solución nunca es la cana. ¿Cuándo, para la izquierda, la solución fue la cana? Nunca.

¿Cuál es la solución?

Más educación, vivienda, trabajo. La solución no son las cárceles privatizadas como si fueran campos de concentración. No es ese el modelo. Tiene que haber un proceso de acompañamiento, una evaluación.

¿Y los psicópatas?

Vas a necesitar una evaluación psicosocial de qué hacer con esa persona. ¿Esa persona realmente se va a rehabilitar por estar encerrada? A ver, hay psicópatas que… Un psicópata es Trump, es Macri, es Temer. Eso es un psicópata, un tipo que usa todo su poder para matar gente públicamente. Todos lo vemos. ¿Nadie lo dice, nadie hace nada? No, la izquierda se está moviendo, el feminismo le está poniendo coto. Ahora bien, si el médico, el religioso y el psiquiatra patologizador de derecha son los que hablan de psicopatía, lo único que van a construir es un relato de criminalización de la pobreza, de la protesta, del feminismo y de todo lo que sea de izquierda.

¿Qué es ser de izquierda para vos hoy?

Para mí los feminismos son la izquierda de la izquierda.

Hay feminismo burgués.

Bueno, sí. No sé si hay feminismo burgués.

¿El feminismo tiene característica de izquierda para vos?

Sí. En un análisis politológico básico, el feminismo está del centro a la izquierda, y cada vez más a la izquierda a nivel mundial. Nosotras nunca arrancamos desde la derecha, arrancamos del centro. Por eso siempre estamos más a la izquierda que los compañeros varones, porque disputamos con ellos en nuestros colectivos que son mixtos, para que los compañeros puedan hacer procesos y deconstruirse, y tener espacios donde hablar cosas de varones que tienen que ver con cómo carancho los hace mierda a ellos este patriarcado capitalista. Y devenir antipatriarcales. Yo no quiero que los varones sean feministas; no, porque ustedes no van a haber vivido esta corporalidad, y no la van a vivir nunca a no ser que devengan trans y se operen. Si sos un varón, no vas a vivir mis precariedades. Vivís las tuyas, que también son deconstruibles, porque son una construcción social.

Bárbaro, ¿pero te rifás el tema de clases?

No. ¿Por qué? Ha habido una apropiación de los discursos feministas por parte de la burguesía. Para mí la lucha es en todos los espacios. Tiene tanta legitimidad la compañera que está en el parlamento disputando con los partidos políticos. Soy politóloga, estudié los partidos, el Estado, la democracia, y para mí la democracia representativa es un teatro más, que se hace en el Palacio, en la Torre Ejecutiva y en algunos otros lugares, pero que es un teatro político. Por eso la teatralidad política que me gusta es la directa, y por eso laburo en calle. Mi obra artística, que es mi obra política, va por otro lugar y es directa, y por eso, también, es política.

No creés en la democracia representativa.

No, porque todavía no hemos construido el partido que me represente. Estuve en partidos políticos, estuve en el Frente Amplio durante tres años en una organización política de ultraizquierda dentro del Frente Amplio, y me fui. A ver, yo no estoy a favor ni del voto en blanco ni del voto anulado.

Pero no te representa ningún partido.

No, pero hago un voto estratégico, en función del análisis de coyuntura en que estoy votando y no voto siempre lo mismo por disciplina partidaria, porque eso sería un análisis contrahistórico. Tengo una mirada material de la realidad, crítica, anclada en lo que vivo en Uruguay. Por ahora no he encontrado un espacio político que me represente. Sí siento que me representan mis prácticas artísticas o mi escritura. Elijo esos dos espacios de disputa política. No elijo el parlamentario, porque no tengo ganas. Tengo una práctica libertaria y nunca pude sostener una organicidad.

Tus obras de teatro subidas a la página de Dramaturgia siempre tienen un cruce entre la reflexión filosófica y la práctica artística. ¿Cuándo empiezan a juntarse todas esas piezas?

Las obras subidas a Dramaturgia son todo un tema, porque yo libero mis obras bajo Creative Commons, y en Uruguay no hay gente que haga cultura libre. No hago demagogia, estoy en contra de los derechos de autor porque me parece que son el núcleo del patriarcado capitalista. Las liberé ahí. Es todo un tema lo de la dramaturgia. Qué bueno que lo sacaste. Es muy jodido ser de las pocas que libera obra en Uruguay, donde creo que todos los dramaturgos y dramaturgas deberían estar liberando obra para que las hagan en el interior, por ejemplo. ¿Por qué tengo que pagarte derechos si vos escribiste ese texto plagiando ideas de otra gente? De las fotocopias que leíste cuando estuviste en el liceo, de los libros que te leyó tu madre o tu padre, de los chistes de tu hermana. ¿Por qué tenemos que cobrar eso?

Lo derechos de autor son todo un tema.

Es muy simple, yo mi primer libro lo publiqué en  Argentina, y de hecho mi tesis doctoral la estoy haciendo en Argentina con una beca que gané con ICEP. Acá no tengo campo. Me presenté a la maestría de Filosofía y me rebotaron, entré a la de Letras y me di cuenta que ese no era mi camino por más que Humanidades me cobijó en las letras cuando me expulsó Filosofía porque era politóloga. En Ciencias Políticas ya me habían expulsado, porque estuve dos años para poder terminar la tesis.

¿De qué hiciste la tesis?

Sobre Platón y Aristóteles y la problemática relación entre tragedia y política en la obra de los patriarcas de la filosofía. Arranqué criticando a los patriarcas.

¿Y por qué tuviste problemas?

Porque no se ve que el arte dice algo de la política de Uruguay y no se hace análisis de la imagen. No se piensa que sea importante lo que dice Mirtha Legrand en el Río de la Plata en términos políticos. Hago análisis de discursos, de visualidades, de qué circula en las redes, de qué se consume en YouTube, de qué se consume en arte y de cómo deconstruir eso, y de qué, teatralidades y formas de existir distintas podemos generar que nos den más libertad e igualdad. Y eso, en el campo de la Ciencia Política, no funciona. El campo de la Ciencia Política hegemónico en Uruguay mira hacia Estados Unidos, a la academia analítica anglo del orden de Chicago, a la política de competencia, de actores racionales, de partidos. Y decir que un actor es racional implica patologizar lo que no es racional, y eso implica el capitalismo patriarcal. Siempre digo que Uruguay es el forúnculo del mundo. En una obra que se llama Llevate el globo, tengo un monólogo que dice que Uruguay es el forúnculo entre un glúteo de Argentina y un glúteo de Brasil. Somos como un grano a punto de explotar y que nadie quiere explotar, y el punto es que si vos lo explotás, en vez de seguir aguantando lo que está podrido, se limpia la piel, se sana la herida y hay otra cosa.

¿Qué hay que explotar en Uruguay?

La impunidad, seguro. Yo no tengo ganas de que los torturadores sigan en la calle. Perdimos plebiscitos. Sí, la sociedad opta por el olvido, la sociedad es cristiana y es patriarcal. Es así.

¿Vamos a seguir discutiendo este tema?

Yo sí. Hasta que esté preso el médico que me revisó cuando yo era chica, que era torturador. Hasta que yo vaya a Colonia y él no esté más ahí. Hasta que el médico que torturó a mi madre esté preso. Y no solo la cuestión militar. También los civiles.

¿Qué más hay que explotar aparte de la impunidad?

Yo explotaría los partidos Colorado y Nacional, sin duda.

El Partido Colorado ya implosionó.

No, no, yo a Fernando Amado lo conozco. Creo que el Partido Colorado hizo algo que no se está pudiendo ver. Novick, por favor, es un hijo del pachecato rancio de Lezica. Si lo conoceré, de Millor, Magurno y todo eso. Este sorete que hace toda una transformación usando la palabra “gente”, que se unge en el sueño americano del pobre que progresa meritocráticamente, y que osa decir que esta manzana podrida hay que patearla. Este es el mismo señor que va a decir que hay que matar a los negros y que hay que sacar los planes sociales, y que hay que sacar el Estado y que vengan los gerentes. No, no. También hay gente meritocrática y tecnocrática en el partido de gobierno, y es un problema, porque también es patriarcal y capitalista. El Frente Amplio ha englobado mucho y el bloque más de derecha a veces es el que pesa más, y se pierde de vista que el Frente representó una izquierda que sigue estando en el barrio. Que el Frente Amplio se haya ido a la institucionalidad no quiere decir que el pueblo que lo votó está en la institucionalidad. Y la política nunca pasó por ahí.

Pasa por muchos otros lados.

Claro, ese es el tema. Ahí es cuando te preguntás por qué las cuestiones que tienen que ver con la ética, con la micropolítica, que tienen que ver con que lo personal es político, están tan atacadas y maltratadas al punto de que nos dicen feminazis. No, yo no soy de la gente nazi que en Uruguay sale a prender fuego linyeras. Nos ponen en ese lugar, también, cuando simplemente estamos diciendo que el Estado no tiene que exonerar de impuestos a los colegios privados religiosos, que no tiene que haber iglesias en los manicomios y en las cárceles, que no sirve de nada que lleven cien Biblias al COMCAR. Es asqueroso. Son unos demagogos fascistas. Y alguien lo tiene que decir. Sé a qué me expongo, pero también sé que tengo argumentos. Sé que esa gente que me sale a pegar a mí después sostiene escuelas de modelos y tiene negocios con Trump, y que sostienen una industria del espectáculo que es nefasta, que hegemonizan los medios y sostienen un cerco mediático.

Están eligiendo un enemigo bastante débil, porque países secularizados como Uruguay…

Uruguay no está secularizado. Para nada. En el interior tenemos la mayor cantidad de objetores de conciencia. ¡Oh, casualidad!

¿Por qué muchas feministas en Uruguay transan con el aborto en estas condiciones?

Es una cagada el aborto en estas condiciones. Es tutelado. Nos mandan a pensar una semana.

El feminismo hizo un “pacto de Club Naval” para que saliera algo.

La lucha electoral es así. Lo legal es así. Ese es el dilema de la ley.

Tenían mayoría parlamentaria.

Pero eso es el Frente Amplio, no es el feminismo. Esas son las feministas institucionales que están en el Frente Amplio, que son compañeras, sí, y que dan sus batallas ahí.

Con pocos resultados.

No es poco resultado el que no tengamos mortalidad materna.

Estamos hablando del aborto tutelado. El feminismo se conformó con eso.

El monstruo somos las feministas. Se genera un monstruo con nosotras cuando planteamos cosas que tienen que ver con el derecho a la salud, cuando hablamos de lo real de la democracia, de la salud, de la vivienda y el trabajo, ahí se pudre todo. Salimos con lo peor, que nos matan. Pero todo lo otro es lo que nos lleva a que nos maten. Y lo real es que no se logró más por la Iglesia, porque el poder médico en Uruguay es católico. Son sectas y son empresas. En términos políticos son mercenarios de la salud que negocian a nivel internacional. Y hay acuerdos en que yo creo que el Frente Amplio no se la juega. Como Cristina y Lula, el Frente Amplio perdió la oportunidad histórica de tener mayorías parlamentarias. ¿Por qué? Porque seguían y siguen teniendo cierto prurito liberal de tolerancia con la derecha, que la derecha obviamente no tiene con la izquierda. Vi parlamentarios del Frente Amplio decir que ellos gobiernan “para el pueblo, para la nación”. No, no. Tú gobernás para quien te votó, que es un electorado y no otro. ¿Me explico?

Sí, es discutible. Eso es a nivel parlamentario, a nivel ejecutivo gobernás para todo el mundo.

A ver, en Uruguay nos quedamos con el mito del presidencialismo, entonces construimos un Pepe Batlle. Mujica es el fantasma del Pepe Batlle. Es el Pepe posmo.

No dejó obra.

¿Cómo que no? Es el único presidente que no fue masón.

¿Y eso es dejar obra?

¿En un país de masones, que vos me preguntás si es laico o no lo es? ¿Te parece que no es dejar obra? Es el único que no robó. No es menor.

Pepe Batlle tampoco robó y dejó un montón de obra. Cambió el país estructuralmente, en un montón de cosas. El Pepe Mujica, no.

Bueno, yo creo que el matrimonio igualitario, la regulación de la marihuana y del aborto son logros de saber escuchar al movimiento social, lo que Tabaré nunca tuvo ni va a tener. Ahí él lo vetó, ahí es el faraón.

¿Esos tres elementos son claves en el cambio estructural de la nación?

Yo no creo en la nación.

 ¿Esas tres cosas cambiaron radicalmente la situación de la gente?

De las mujeres sí. Poder abortar, sí. Las pobres no se mueren más.

¿En qué cambió la estructura social del país con el aborto, la legalización de la marihuana? ¡Y el matrimonio igualitario!

Yo no estoy a favor del matrimonio, pero sí me parece que si vos…

La izquierda mundial luchó contra el matrimonio, como estructura represora.

No me digas a mí, porque yo no me caso.

Entonces no me nombres el matrimonio igualitario como un gran logro. ¿De qué estamos hablando?

Bueno, pero para algunas personas sí es importante casarse.

Estamos hablando de cambio social, de mentalidad. ¿Eso es un cambio cultural?

Sí lo es el cambio de identidad registral para las trans.

¿Cuántas trans hay en Uruguay? Ochocientas cincuenta y ocho.

Es un montón.

¿Te parece? ¿En tres millones de habitantes?

Es una minoría. ¿Porque son pocas no les tenemos que dar bola?

No digo que no haya que darles bola, pregunto si es tan importante.

Es importante, sí. No hay que aplastar a las minorías.

Las políticas que vienen del Estado cuando el Estado desde los noventa es neoliberal, por más que el Frente… A ver, no pensemos en Mujica…

Vos hablaste de él como el gran cambio.

No, no lo nombré como el gran cambio sino como un espacio en la historia del  Uruguay que permitió determinados derechos, y eso no es menor.

Los medios de comunicación no se tocaron.

Ahí perdimos, sí.

No es que perdimos, es que no se intentó hacer nada. ¿Se tocó la estructura de la propiedad?

Ese es el punto. ¿Vos pensabas que Mujica iba a hacer lo que podía hacer?

Perdón, yo estoy cuestionando tus palabras. Hablaste de Mujica. Dame ejemplos.

Hablé de Mujica en comparación con Tabaré.

Desde el punto de vista del cambio estructural no se hizo un carajo.

Si vas al barrio las cosas están igual o peor. Lo que sí pasó, y nos pasa en general en términos políticos, es que hacemos análisis históricos cortoplacistas. Es decir, el Frente Amplio no va a cambiar la realidad.

¿La va a cambiar el movimiento feminista?

Tampoco.

¿Quién la va a cambiar? ¿Es incambiable? ¿Determinismo histórico?

No lo puedo decir, no lo sé. Lo tenemos que construir. Puedo hacer aproximaciones. Puedo hablar de democracia más directa, de un cambio en la Constitución, de derechos humanos, de que no me vendas la tierra y el agua, de que no privatices la salud y la educación, de que me des políticas dignas de vivienda y trabajo, y puedo hablar de equidad, de que no invisibilices las minorías étnicas, a las minorías de orientación sexual y género, y de que vivamos en un país que no sea capacitista, que crea que con poner una rampa todo se soluciona. Cerremos manicomios, cambiemos la estructura de pensamiento y no vayamos hacia el delito y la tipificación y lo punitivista, y pensemos qué carajo hacer con las cárceles. El COMCAR es un desastre todo. El Vilardebó y las colonias son un desastre. Te puedo dar indicios y tratar de traducir mi filosofía en un texto académico. No te voy a decir hacia dónde vamos, porque si lo hago, entonces no me permito construirlo contigo. Y esa es una búsqueda que está más cerca del feminismo, quizás. Es una búsqueda más libertaria: no bajarte línea. Yo no te tengo que bajar línea a vos, no te tengo que convencer, porque no soy religiosa sino absolutamente atea. Mi política es muy atea, no es fetichista. Yo no soy vanguardia, no estoy de acuerdo con las vanguardias. Estoy muy en contra de los manifiestos. Yo escribo lo que voy viviendo y lo voy traduciendo como puedo, para tratar de comunicarme con otras corporalidades llamadas humanos. Convivo con gatas, me divierten y creo que aprendo mucho. Trato de no comer cadáveres, de respetar la tierra, trato de no ser xenófoba. No creo que un color de piel o un origen étnico hagan mejor o peor a alguien, porque yo sé que me tiño el pelo y me visto de otra manera y a mí me tratan diferente. A la gente le puede quedar muy cómodo decir “esta loca”, “esta bruja que critica a la Iglesia”, “esta radical”. Yo no juego el juego que me ponen a jugar otras personas.

Sí, te entiendo.

Yo no entro en la lógica de amigo-enemigo, no hago política patriarcal. Yo no legitimo al amo, yo no resisto, porque resistir es legitimar al amo. Yo soy de las feministas que no plantean la resistencia sino de las que plantean la creación de otros mundos posibles, que te dan indicios y que te dicen por dónde ir. Te digo lo que me parece de acuerdo al momento, en el tiempo y en el espacio. No podemos estar pensando en el futuro. El futuro me lleva a la utopía, y yo no quiero la utopía, o la distopía que me muestra Hollywood. No, yo quiero pensar el porvenir de las crías humanas.

Sí, pero hablaste de democracia participativa, que en cierta medida es una utopía.

En Uruguay no es una utopía. ¿Cuánto te lleva recorrer este país en auto? Poco. Bueno, entonces, es miedo.

¿Miedo a qué?

A que se destapen los fascistas en los pueblos. A que se diga quién es fascista, quién es asesino, quién es torturador en el hospital, quién es torturador en el INAU, quién viola mujeres locas en los manicomios, y a que esos vayan presos, y no los pobres que están consumiendo pasta porque no tienen nada más que hacer en el barrio y vienen soretes y narcos sostenidos por estos otros fachos que sostienen los bancos, los partidos, las empresas, las zonas francas, los que te traen las trasnacionales, los puteros y todo. El saqueo ya está hecho. Ese es el punto. Las feministas estamos tratando de mostrar cómo queremos crear un mundo posible. Me considero una feminista de la diferencia, no de la igualdad, no como esas feministas que nombrabas hoy y que son liberales y que van por la igualdad de derechos con los hombres. Yo no quiero la igualdad de los derechos con los hombres, porque pienso y veo a mis compañeros, a mis amigos, a mis hermanos y a mi abuelo colocados en esa situación. Yo no quiero los mismos derechos que los varones, porque los derechos que ustedes tienen no son los derechos que yo desearía, y que veo que no tienen. Quiero una política mejor para mí, para los hombres, para las trans y para todas las diferencias que no se acotan a hombre y mujer. No quiero conseguir los derechos liberales del hombre para la mujer y decir que eso está bien porque lo que queremos es solo la igualdad de oportunidades. Yo no quiero la igualdad de oportunidades, porque no soy capitalista. Quiero otra democracia. ¿Quiénes llegan al parlamento, en algunos partidos políticos?

Hay de todo.

No. En algunos partidos políticos, ¿quiénes llegan? ¿Por qué naturalizamos que alguien hable con ese tono de voz? Habla así porque representa la oligarquía más rancia, porque viene de Herrera.

Pero te lleva al parlamento una mujer negra de barrio humilde.

Sí, bueno, porque tienen una demagogia interesante, y porque son religiosos. La religión es policlasista, es un problema eso.

¿Por qué un paro el 8 de Marzo?

Las feministas internacionalistas tenemos alianzas en todo el mundo, es así. Y teníamos la convicción de que parar el capitalismo es la solución. Parar el patriarcado capitalista. Que pierdan los que tienen que perder. Y que nuestros compañeros también sientan que no estamos, y que se manejen en relación a los cuidados, en relación a sostener los puestos de trabajo si nosotras paramos, y que por lo menos un día vivan ellos la doble o la triple jornada. Porque también vos sostenés tu 1º de Mayo, y está todo bien, pero yo tengo mi 8 de Marzo, y no es feriado. ¿Por qué no voy a poder parar, porque vos vanguardizaste el movimiento obrero? Vanguardizaste el movimiento obrero porque yo era tu esclava. Estamos recién en ese momento histórico de pasarnos esa factura a la interna del movimiento obrero.

Que no está mal.

Si el cambio no empieza por nuestra clase, no empieza. Y eso lo vimos a nivel internacional. Nosotros tenemos fascistas en América Latina, tenemos a Macri, a Temer. Tabaré tiene cosas muy fascistas, pero no es fascista, es progresista, y hay que darle un voto de posibilidad en estos dos años que le quedan. El paro es importante porque se trata de parar el patriarcado capitalista, y que ustedes empiecen a sentir que nosotras ya no somos sus esclavas y que necesitamos otra política. Por eso resolvimos que las asambleas del paro internacional fueran en la calle, para que nadie vaya a patearlo. No me cocines, no me traigas veinte compañeras y me digas que no te importa mi argumento porque tenés la mayoría. Eso es patriarcal. Dialoguemos. Construyamos otra cosa. Esto está pasando en la calle. También es una cuestión de desterritorializar. No me interesan los comités centrales, no soy una mujer de partido. “Vos sos indisciplinada, por libertaria”, era la cuestión conmigo. Yo no soy leninista. Creo que el gran problema de Marx fue haber escrito el manifiesto, el decir qué hay qué hacer. La obra de Marx es exquisita, en términos de cómo pensar el fetiche. Acá se lee muy mal a Marx. Es la paradoja que tenemos en Uruguay, donde el comunismo no es comunismo, el socialismo no es socialismo y el populismo no es populismo. Por eso Mujica no fue lo que se podía esperar de él. No se lee bien Marx, primero porque no se entiende a Hegel, porque no se entiende realmente la plástica de la dialéctica. Hay compañeras teóricas feministas que están retomando esto, como Catherine Malabou, que plantea que hay que volver a leer a Hegel y leer bien la noción de plástica, de estética, de política, de cómo es la dialéctica. Lo real es que no puedo sostener una política de comité central porque no soy religiosa. Ya pasé por esas ritualidades, en distintos registros: en la facultad, en el partido político, en el sindicato, en el movimiento estudiantil, en la iglesia cuando era chica, en la escuela, en el hospital. ¿Por qué la política tiene que estar subsumida a eso? Yo soy más de reivindicar la confabulación y actuamos, rápidamente, como si fuera una tela de araña, donde cada uno mantiene su autonomía. Yo te respeto, no te quiero evangelizar. Y lo que está pasando es que el feminismo se va institucionalizando. Me pasó de ir al Paso Molino y había remeras que decían “Feminista”, de esas remeras baratas que vienen de India, hechas por mujeres esclavas. Ta, cagamos. O más o menos, porque sabemos que eso va a pasar, y eso también es la ley, la democracia representativa, la cristalización de las normas.

¿Qué tienen que hacer los hombres en el paro?

Apoyar.

¿Tiene lógica que el PIT-CNT decrete un paro?

Tiene lógica que el PIT-CNT dé garantías a las mujeres, no que quiera tomar y fagocitar la lucha de las mujeres, con miedo de hacerle un paro general al Frente Amplio por miedo a que las feministas radicales corramos por izquierda al Frente Amplio. Esa es la realidad. El PIT-CNT está observado por la OIT en relación al género. Tiene los estatutos muy arcaicos, y no nos representan. Lo real es que a la tercerizada que está explotada por el facho que la violenta, la acosa y la maltrata, a la cuentapropista, a la que tiene que pagar el monotributo porque se está cagando de hambre, a esa no la representa el PIT-CNT. Y el paro no es solo para las remuneradas formalmente, es también para las no remuneradas. El PIT-CNT tendría que haber dicho que el paro es de mujeres, todo el día, y que los compañeros tienen paro parcial, que laburen y después cuiden a las crías para que las mujeres después se vayan a lo que quieran. Eso es lo que tendría que haber hecho el PIT-CNT, si nos escuchara. Pero no nos escucha, nos aparatea. Las feministas tampoco les tenemos que enseñar a ustedes cómo ser antipatriarcales sino que son ustedes los que tienen que hacer el proceso de darse cuenta que el patriarcado viene de mucho antes que el capitalismo, y de deconstruirlo, y si son tan anticapitalistas entonces tienen que ser antipatriarcales también. Ese es el trasfondo con el PIT-CNT: no quieren que históricamente las mujeres se hayan puesto de acuerdo a nivel internacional para decir que el 1º de Mayo está bien pero que ellos nos están explotando y que somos sus esclavas, y que entonces el 8 de Marzo es nuestro día y no hacemos nada.

La comisión de jóvenes del PIT-CNT se declaró antipatriarcal.

Es lo mismo de siempre, pensamiento religioso y magia: yo me declaro algo y, porque me declaro, lo soy. No, la micropolítica, el proceso, ahí es donde va la performatividad de la política y del tiempo. Hoy en la izquierda estamos en esa disputa: seguimos legitimando al amo o creamos otra política. Es otra forma de pensar la política que tiene más que ver con que no es lo privado, lo íntimo y lo público, no, sino que estos anillos están mezclados desde hace mucho tiempo. ¿Por qué intersocial feminista? ¿Por qué una comisión de género del PIT-CNT? ¿Por qué un PIT-CNT sin paridad? ¿Por qué un PIT-CNT con estatutos arcaicos? ¿Por qué un PIT-CNT que realmente no respeta la autonomía de las bases? ¿Por qué se aparatea? Muchos sindicatos son de mayoría de mujeres, pero los terminan comandando varones, entonces las mujeres son mujeres sumisas que hacen todo lo logístico y sostienen la organización y después tienen que soportar que el PIT-CNT diga que movilizar para el 1º de Mayo es todo una logística, cuando se para todo el día, y que ellos no saben si las mujeres van a poder hacer eso mismo el 8 de Marzo, que capaz que no saben cómo hacerlo. ¿Qué te creés, boludo? Dejate de joder, boludo, hacés un acto en la 1º de Mayo, al que yo voy, ponés un coso ahí, cantás la internacional, y te cagás en la internacional, porque esa es la realidad. No da que piensen que no sabemos hacer un paro. ¿Qué se piensan, que las columnas las pueden sostener solo ustedes, para hacer una movilización en serio? Es ridículo. Es de un nivel de infantilización, de una violencia machista abismal.

¿Las comisiones de género de alguna manera son funcionales?

Siempre que hay un amo, hay un esclavo. Yo lo que te planteé es que yo no legitimo al amo, entonces no soy esclava del amo. Hay algunas que todavía están en posición de “yo resisto”. Yo no resisto, yo genero mi política, y cada vez que hago algo aparecen otras. Bancátela. Si te gusta, bien. El logro era tener garantías para parar, eso era lo que le podíamos pedir al PIT-CNT. Si no las da, vamos a parar igual. Capaz que este año la movilización lleva más de trescientas mil personas, porque estamos mucho más organizadas. Vamos a hacer muchas más, probablemente. El punto es que no nos aparateen eso. El año pasado explotó justamente porque no estaba aparateado, porque aconteció, porque hubo política.

¿Qué postura tenés con respecto a la prostitución?

Creo que el patriarcado capitalista es un sistema prostituyente, en todos los sentidos. Yo me he sentido muy prostituida en muchas situaciones en las que no estaba dicho que yo me estaba prostituyendo, y en las que hombres me colocaron. Y no las actué, no las llevé adelante. Ahora, ¿yo voy a juzgar a una compañera porque está vendiendo su práctica sexual? No, porque yo no fetichizo la concha, el órgano reproductor. Creo que la erótica pasa por todo el cuerpo. Estoy en una deriva que es postporno. Critico la imagen pornográfica, creo que hay otras visualidades y otras prácticas sexuales diferentes, y esa imagen patriarcal y capitalista, que termina haciendo porno con muertas, con mulas, no nos permite vivir mejor.

¿La prostitución es un trabajo?

Eso lo tienen que decir las que trabajan de eso. Yo no cobro por mis prácticas sexuales. Para mí la sexualidad es un lugar de creación artística, y si tengo una práctica sexual es porque la deseo y porque hay algo de la estética de mi existencia que se juega con alguien ahí, y porque me vinculo con alguien. O tengo una práctica sexual casual.

Se definen como trabajadoras sexuales, están sindicalizadas, incluso.

Está bien. Si se consideran trabajadoras, está bien.

¿No es la peor forma de explotación de la mujer?

No. ¿Por qué? ¿El matrimonio no es lo mismo? Vos estás en contra del matrimonio. Para mí es un contrato de explotación de dos cuerpos, donde uno es varón y el otro mujer, y donde el varón cree que te puede violar porque ya te compró, con su parte patrimonial. “Yo te violo, total, esta plata la dividimos, somos una microempresa.” Un matrimonio es una PYME que se reproduce y reproduce el patriarcado capitalista. No lo decimos, porque queda mal. Porque está el amor romántico, está la melancolía uruguaya y la nostalgia depresiva. En Uruguay nos gusta sufrir, nos gusta la queja. No nos gusta lo vitalista, nos da miedo. La dictadura nos hizo muy mal. Los noventa nos hicieron muy mal. Porque esa melancolía, ese dolor, ese regodeo hace que mis amigos se suiciden y no puedan salir de la merca. Y no soy prohibicionista, yo consumo sustancias y sé lo que es un consumo problemático y trabajo con gente con consumo problemático. No estoy en una posición ética de juzgar el trabajo de otra persona. En este momento nadie elige de qué trabajar. Ahora, si hay algunas que tienen agencia en términos subjetivos e hicieron procesos como para decir que quieren vender sus prácticas sexuales y gozan con eso y les va bien, es su problema. Hay que respetar la autonomía de las personas. Hay personas que lo pueden hacer. Es mucho más real el trabajo sexual que el trabajo sexual tapado y silenciado en el matrimonio, que desencadena que el tipo la cague a trompadas porque no se la puede coger. ¿Entendés? La puta existe porque existe el matrimonio, justamente. Porque el tipo sale a buscar putas. Porque acá quiere una madre y acá quiere otra cosa.

Antes el debut sexual era con prostitutas.

Antes era un putero. Era horrible, absolutamente violento para la persona. Violento para la puta, a la que le llevan un niño. ¿Y el pibe? ¿Cómo no te van a marcar como macho patriarcal, si te están diciendo “venga, mijo, empómese a esta”, y le están diciendo que tenga sexo con alguien que puede ser su madre. Pero bueno, ¿qué podemos esperar de una cultura de pederastas? La cultura griega era una cultura de pederastas.

Hoy la mujer tiene más formación y acceso al mercado de trabajo. Antes era una necesidad para no morirse de hambre.

Para muchas es una necesidad. Si yo tengo seis y el tipo vende pasta, ¿te pensás que no voy a salir a changar? ¿Te pensás que las mujeres no pensamos en que podemos ser putas? Vos no tenés la opción de pensar que si te quedás sin laburo podés cobrar por tus prácticas sexuales. Nosotras sí tenemos esa opción, por defecto.

Bueno, hay taxi boys.

Sí, hay algunos compañeros que están en esa situación, que eligen esa situación. Me parece que si la elegís, nadie en la sociedad tiene derecho a juzgarte.Yo iría hacia una sociedad que sea libre, donde las prácticas sexuales no se vendan.Creo que mientras haya compañeras que se nombren como trabajadoras sexuales sean ellas las que tengan la legitimidad para hacer su ordenamiento judicial y su reglamentación en términos de salud integral, de educación, de vivienda, y que si quieren salir del trabajo sexual, que lo puedan hacer. Cuando las putas empiecen a escribir su legislación y estén en política, yo ahí con ellas me voy a sentar a discutir a ver qué hacemos. Podría colocarme en el lugar del abolicionismo del trabajo sexual, pero eso para mí es un horizonte utópico. Y yo no estoy a favor de las utopías sino del porvenir.

Se penaliza al cliente, en algunos países.

Sí, bueno, pero la legislación la tienen que hacer las compañeras. La tenemos que escribir nosotras. ¿Pensás que la penalización sirve? Es como lo que hablábamos hoy: ¿sirve el COMCAR? Yo no soy prohibicionista en ningún sentido.

Hay un montón de feminismos que plantean el abolicionismo.

Las regulacionistas y las abolicionistas convivimos. No es que nos odiamos. No llevamos bien, está todo bien, procesamos estas discusiones y venimos trabajando a nivel mundial. No estamos ni separadas ni divididas, eso es un mito que construyen las mujeres fachas. Filosóficamente no estoy de acuerdo con el abolicionismo porque soy libertaria. Creo que el abolicionismo es un horizonte que en algunos sentidos nos ancla a la ley y que prohíbe, que reprime. Y en Uruguay lo que está siendo común es que las trabajadoras sexuales no se pueden jubilar, y que las travas que son trabajadoras sexuales están todo el tiempo vulneradas, y que si estás en el asentamiento y no tenés para comer, tenés que changar. Las razones por las que se putea en Uruguay tienen que ver con que no tenemos derechos a otras cosas. Creo que hay que saber distinguir qué es específicamente trabajo sexual, cosa que yo reduciría a muy pocos casos: “no me quedó otra y estoy en una situación de trata”. En Uruguay hay redes de trata. El último día que trabajé en el MIDES, la ministra Arismendi me contaba que estaban desmantelando una red de trata de niñas en situación de discapacidad en una casa de una mujer. Es tal la crisis del patriarcado capitalista, no solo a nivel político y económico sino a nivel moral y ético, que esas cosas sucedían y suceden. Ahora nos lo muestra la irrupción de internet.

Y Nacho Álvarez.

¡Pah! Nacho Álvarez es de las personas más nefastas. ¿Ves? Ese es el tema. ¿Por qué ese tipo está en la tele? ¿Por qué Carballo está en la tele? ¿Por qué Petinatti está en la radio? Esa gente no tiene que estar en los medios. No tiene que estar. Los varones progresistas no pueden hacer política, y eso hay que deconstruirlo. Con lo de Michelle está todo bien, ¿pero qué fue lo que se le cobró? Se le cobró ser trava, ser gorda. Somos gordofóbicos. Digamos las cosas por su nombre. Gordofóbicos y transfóbicos. Y aparte se le cobra por ser mujer. Somos misóginos. ¿Michelle no podía errar? La gente puede errar. Ta, le erró, punto. ¿Es necesario todo lo otro? Es como Sendic. Le erró, punto. ¿Es necesario que le pases la factura del mito que vos construiste sobre el “hijo de”? Es como Marina Arismendi. ¿Le vamos a pedir todo a esa mujer? Son gente.

El tema de Michelle es que el mito también se armó del otro lado. 

Sí, obvio. Bueno, esa es la política bolchevique. Construirte el fetiche, el ícono, construirte que Marina es la “hija de”. ¿Y qué importa? Pobre Marina. Nadie sabe que Marina está cerrando esas casas, y eso es lo importante que hace el MIDES, y entonces viene la derecha y te genera un discurso de sacar las políticas del MIDES porque son planes sociales de no sé qué. Pero no hay que desmantelar el MIDES, aun con todas las diferencias políticas que yo tengo con Marina. Yo no me voy del Frente Amplio puteándolo. Yo me voy para argumentar. No es una década perdida. Es una década ganada. Ahora hay que ir por más. Capaz que ya no con el Frente Amplio. Capaz hay que pensar y habilitar otra forma.

¿Qué opinás del movimiento “Varones por la igualdad”?

El año pasado aconteció algo que debe ser de Varones por la Igualdad. No, no tengo mucha idea. Sé qué estaba Iván Solarich y que había alguna gente. Me parece bien que se empiecen a juntar. Lo que no me parece bien fue que se juntaran en la biblioteca. Me pareció muy de burgués letrado. Me parece patriarcal.

¿Y ustedes no van a la biblioteca? ¿Has hablado de libros y autores que nunca había sentido en mi vida y ahora hablás de burgueses letrados?

Pero no me reúno en una biblioteca, con lo que simboliza. Para pensarme como mujer no me reúno en una biblioteca. Me parece que si quieren empezar a hablar en serio y a deconstruirse como varones de izquierda, que se junten en los barrios. Pónganse a hablar de qué pasa con los pibes en los asentamientos que agarran para el narco. Hagan política de verdad. No se encierren a hablar en la biblioteca, porque eso es burgués. Es un poco lo mismo que pasa con el PIT-CNT: hagan política. ¿Por qué antes hacían política y ahora no? ¿Porque las feministas les estamos diciendo que la política que hacían no está buena?

En tu utopía no declarada, ¿hay un postfrentismo?

Sí, creo que sí. No veo que sea una articulación de partido político, por ahora. Me encuentro con mucha gente que se ha ido del Frente Amplio. No es fácil habernos ido. Es muy triste. Mis amistades están en el parlamento. No es fácil, es gente que conocés desde hace muchos años. Hace dieciséis años que estoy en el activismo político. No le pido al Frente Amplio lo que no puede hacer. El Frente Amplio tiene el gobierno, no el poder. Son cosas distintas. Y creo que la disputa es no legitimar al amo que tiene el poder, pero no gestionarle el gobierno. Siempre. Capaz que no pasa por no gestionarle el gobierno, porque la política no es gestión. Creo que en eso nos ganó el neoliberalismo. El gobierno de Mujica para mí fue uno de los más neoliberales, así como te dije que tuvo derechos buenos. Pero en términos de reforma del Estado fue neoliberal, y yo lo sufrí como sindicalista. El estatuto del funcionario público era el mamarracho más grande del new public management que se podía hacer. Y bueno, Mujica se rodeó de gente de…

De Harvard.

De gente muy jodida. Después saltó a la vista, se supo. Mundialmente, también. Es un gran comunicador, el Pepe. Para mí es de los mejores performers de la política mundial. Es un tipo que maneja los timmings, es un gran actor. Pero la política no es solo actuación, es ética, es pasión, es sentimiento, es emoción, es también lo privado y lo íntimo. No es solo el espectáculo. Y el neoliberalismo te pide eso.

Hay cambios en el continente.

Sí, en América Latina lo que hay son postprogresismos. La idea del progreso moderno, patriarcal y capitalista cayó a nivel mundial, y lo vamos a entender o vamos a esperar que den un golpe de Estado. O vamos a esperar que este gobierno que viene lo gane el Frente Amplio y que el próximo lo gane la derecha y que haya una revuelta donde tengamos muertos de nuestra clase, como está pasando en Argentina. La revuelta de Argentina no la quiero en mi país. Y eso fue un saqueo: desmantelaron el BPS, el MIDES y todas las políticas. ¿Y si hicieran eso acá? Si hicieran eso acá, es el caos. Yo no soy libertaria desde ese lugar, para mí el libertarismo implica organización, no implica descontrol. Yo tengo una política más hacker, más acorde a la época. A mí no me interesa prender fuego las instituciones, no, yo trato de hackearlas, de agenciar medios para mi fin, y mi fin va de acuerdo a mi ética, que implica no explotar gente, no maltratar, no violentar, vivir tranquilamente, escribir, actuar, hacer obras. Yo qué sé.

Está bien.

Puedo poner otra mirada política, porque me fui del Frente Amplio con mucho dolor y tristeza. Mi generación se va con tristeza. Y hay muchas amistades y compañeras ahí. Para mí la izquierda no es el Frente Amplio, esa es la gran discusión que tengo hoy con las feministas. Yo no le voy a regalar la izquierda al Frente Amplio. Para mí la izquierda es un espectro mucho más largo. El Frente Amplio es un partido progresista con ribetes modernos, que gobernó durante determinados años, que tuvo una mayoría parlamentaria que desaprovechó, que no se la jugó en determinados momentos, porque los compañeros varones no se la jugaron, porque hay compañeras sumisas y porque hay intereses empresariales. Hay tongo, es la realidad. Era uno de los riesgos de agarrar el gobierno, porque el poder corrompe. Esa forma de poder corrompe, porque es dominación, porque es el teatro del Estado y en Uruguay salimos de la dictadura con una Constitución y un Poder Ejecutivo… Es eso. No sé qué pasa mañana si Lacalle Pou gana, porque tiene todo para dar un golpe de Estado. Todo, todo. La Constitución te habilita a todo, porque el presidente tiene mucho poder porque nos creímos el fetiche del hombre nuevo. Y en realidad no se trata de hombre nuevo, capaz que se trata de una democracia directa.

 ¿Qué paso damos para ir hacia una democracia directa?

Por lo menos parlamentarismo, ya. Y después vamos hacia la democracia directa más confederativa, quizás. Y creo que el Frente Amplio no ha estado a la altura de las circunstancias. Hay compañeras de mi generación que dicen que es una cuestión generacional. Creo que es una cuestión generacional en relación a la forma de la política, a las malas lecturas teóricas, a que falta nivel académico e intelectual que la universidad no está produciendo, porque está perdiendo autonomía, y cada día más. La educación está perdiendo autonomía, cada día más frente a la avalancha del mercado educativo. Lo mismo pasa en la salud. Podemos pensar algo post Frente Amplio. No sé si sería mixto, por ejemplo. No sé cómo sería. Todavía no lo quiero pensar. ¿Me explico políticamente? Sé que en dos años vamos a tener unas elecciones de mierda, con un nivel de debate de mierda, con candidatos pedorros. Pero bueno, lo menos peor va a ser el Frente Amplio, para que no haya saqueo, y para que haya una línea de continuidad y no perdamos, para que no tengamos una década perdida. Creo que fue una década ganada, pero no se entiende cómo, después de quince años con mayoría parlamentaria, no se la juegan con el cambio constitucional. Entiendo que es una cuestión de guita, de mafias, de que tienen miedo de las represalias. La derecha está muy bien organizada. La derecha acaba de desestabilizar Brasil y Argentina. Están reventando toda América Latina.

No me compares la situación de Brasil y Argentina con la nuestra. Lula pactó con el diablo. Temer era el vicepresidente. Pactó con los evangélicos, que son peores que los curas.

No son comparables, pero el contexto es el mismo. Somos un Estado tapón institucional.

Hay un tema de trayectoria de izquierda y de organización política y social que no lo tienen los vecinos.

Porque no somos tan nacionalistas. Y está la tesis de Caetano de la partidocracia. Yo no estoy de acuerdo con la partidocracia. Sí creo que tenemos una democracia más estable por los partidos. La hipótesis de Caetano es estratégicamente desconocer a los movimientos sociales, reventados por esos partidos. Las dictaduras también las dieron los partidos. La de Latorre, la de Terra. Esas dictaduras mataron al sindicalismo más anarco. Y esos partidos siempre silenciaron a las feministas, que empezamos a poder decir algo ahora con la historia del Frente Amplio.

Baldomir les dio el voto. Esa es la cuestión. ¿La ley de ocho horas la dio Batlle o la consiguieron los trabajadores organizados?

Para mí la consiguió el movimiento social. Caetano te va a decir que la dio Batlle, que la dieron los partidos. Esa es la diferencia. ¿Sabés lo que creo? Es interesante pensar en la hipótesis del postfrenteamplismo si esa hipótesis sirve para que quienes nos fuimos del Frente Amplio realmente hagamos otra cosa y propongamos otra forma organizativa, con el compromiso político que eso implica. Ahora, si no lo vamos a hacer, yo no lo voy a respaldar. Porque todo lo demás es movimiento social, y emergencia de partidos no está habiendo, y todo lo que por izquierda se va del Frente Amplio después no se articula. A Unidad Popular no va, y si va, ¿qué es Unidad Popular? Es el 26.

Y el PCR.

Ah, los chinos. Yo me llevo bien con los chinos, yo en general me llevo bien con…

Con todo el mundo, sos muy conciliadora.

No, soy politóloga. Sé que la política es un juego. El tema es ese, cuando el juego de la política empieza a matar gente, a generar desigualdad y a cortar mi libertad. Bueno, ahí sí, me convierto en la mala, en la bruja, en la puta, en la fea, en la loca.

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