Datos irrefutables por Ignacio Martínez
¿En qué situación laboral se encuentra nuestro país hoy? Hay aproximadamente 1:600.000 personas trabajando, lo que indica que se han incorporado 500.000 trabajadores en los últimos 15 años. La forma de corroborar esto es sencillamente viendo los aportes a la Seguridad Social que brinda, además, un conjunto de coberturas para la salud y para el retiro, entre otras cosas.
Sin duda que hubo pérdidas de puestos de trabajo y que no se ha logrado la optimización de las condiciones laborales. Es verdad. Estas son materias pendientes que habrá que seguir profundizando, pero desde ya advertimos:
**que la flexibilización laboral de la que hablan las cámaras empresariales NO es el camino para llegar a esos objetivos de más y mejor trabajo;
**que la eliminación de las leyes obtenidas en beneficio de los trabajadores, TAMPOCO;
**que el debilitamiento de los Consejos de Salario sería una manera de perjudicar sensiblemente a los trabajadores y por ende, al país. Esas propuestas sólo pretenden debilitar a los trabajadores y a sus organizaciones.
Hubo 252 Consejos de Salarios, de los cuales el 85% de los mismos arribaron a acuerdos entre los trabajadores y los empresarios.
¿Eso está mal? Esa es la comprobación irrefutable de que estos ámbitos funcionan, demuestran equilibrios democráticos que son imprescindibles para la marcha del país y conducen a la aspiración máxima de todo uruguayo que se precie de honrado: alcanzar la pública felicidad, donde los más infelices sean los más privilegiados.
Además de los datos que proporcionamos, estas políticas de negociación, de distribución de la riqueza, de seguridad social, laboral y legislativa en beneficio de las mayorías, ha permitido reducir los índices de pobreza, de indigencia, de mortandad infantil, ubicándonos en el mundo como una democracia plena, con bajos índices de corrupción, dentro de los 15 países mejores del mundo.
¿Por qué tanta queja sobre la negociación colectiva? Porque la gula, la avaricia, las ansias de poder, están por encima de la sensatez. Esas posturas ponen incluso en duda su cristiandad, su espíritu democrático y su honrado interés en construir un Uruguay más justo y equitativo.
Quieren negociar por empresa. Así, a los más débiles los dominan mejor y a los más fuertes los aíslan de sus hermanos de clase. Si por ellos fuera, seguirían la idea rectora de Margaret Thatcher cuando afirmó que «No existe la sociedad. Hay hombres y mujeres y hay familias (1987)».
Quieren flexibilizar el principio básico de que a igual tarea, igual remuneración y de esa manera llegar a pagar sueldos diferentes.
Las relaciones laborales y los sindicatos son fundamentales para el fortalecimiento de la democracia. La negociación colectiva es clave para lograr y mantener salarios y avanzar en jubilaciones decorosas.
Varios de estos empresarios seguramente quisieran tener trabajadores como en Paraguay donde vemos que, según la Dirección General de Estadísticas Encuestas y Censos (DGEEC), la informalidad en el empleo en Paraguay asciende al 63,1%, lo que significa 1.735.695 personas que están en situación irregular, es decir, están ocupados, pero no tienen cobertura de servicio social, ni están inscriptos en el registro único del contribuyente (Noviembre 2019).
En buen romance, no tienen cobertura de salud ni aportes para un retiro decoroso ni ámbitos seguros para negociar trabajos con salarios dignos. En pocas palabras, no tienen garantías para mejorar sus vidas que terminan convirtiéndose en meras supervivencias, sobre todo en el país profundo. De esta manera no mejora la población, no crece el país y, en todo caso, puede incrementarse la riqueza de los bolsillos de los patrones, por un tiempo, nomás, porque si el mercado interno se empobrece, las ganancias también. Por el país, por las grandes mayorías de la población, se impone mantener en todos sus términos la negociación colectiva, las leyes que benefician al trabajador y las mejoras obtenidas todos estos años.
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