De noche y de caza, Sí. ¿Y de pesca? por Cristina Morán
De la caza y de la pesca, según narra la historia, vivían los antiguos habitantes de nuestras llanuras entre ellos los charrúas de los cuales nos quedó, vaya una saber por idea de quien, la famosa “garra charrúa” que tanto nos enorgullece, especialmente en lo que tiene que ver con el fútbol. De ellos, los charrúas, esta columnista se ocupó en ediciones pasadas por la dolorosa historia de los que fueron llevados a Francia para exhibirlos como “cosas exóticas”, donde Guyunusa tuvo una hija y que luego, la charrúa madre murió en un hospital de Lyon y de Tacuabé nada se supo cuando el cacique Vaimaca Pirú y Senaqué ya habían fallecido. Ellos eran sobrevivientes de Salsipuedes, cuatro de los trecientos que quedaron con vida y fueron hechos prisioneros. Esta parte de nuestra historia continúa negándose por unos y aceptada por otros. Pero ahí está. Imposible borrarla o ignorarla: ella está. Claro que desde el tiempo de los charrúas las cosas cambiaron y mucho. Ellos y otros cazaban para alimentarse y pescaban para lo mismo. Pero, pasaron los años y un día apareció la llamada caza deportiva que, dicho sea de paso, nunca entendí ni entenderé (ni aceptaré) que se mate a un ser vivo lisa y llanamente, “por deporte”, aunque es una realidad que mereció modificaciones a la normativa de caza vigente, ley 9.481 de ecología y protección de fauna indígena, promulgada en 1935 y el decreto 164 de 1996, de prohibición de caza de especies silvestres. Con esa ley y ese decreto, el ministerio correspondiente exigía saber donde el “deportista” iba a cazar, contar con el permiso del propietario del predio, especificar con que arma iba a cazar y contar con el permiso de uso de esa arma. Con el nuevo decreto se habilita la caza deportiva en todo el país, menos en Montevideo ¡qué alivio!, ¡están a salvo los perritos y gatitos! Las que no estarán a salvo serán las especies exóticas “habilitadas” por ley dado que el decreto autoriza la caza nocturna de esas especies. ¡Preparate! ¡La de cuernos que se mostrarán y” que con tanto sacrificio obtuvimos!” ¡Horas ahí, agazapados, esperando que el Axis, ¡especie tan invasora si las hay!, apareciera confiada en el silencio, en la quietud de la noche apacible, que deja de serlo al sonar el disparo que terminaría con su vida y su ornamenta pasase a ser el preciado trofeo del “deportista cazador”. El permiso de caza se extiende por 365 días (espero que los cazadores se tomen días de descanso). Antes se permitía la caza de cinco machos adultos y hoy se autoriza cinco machos y cinco hembras sin especificar que sean adultos con lo cual quedaría también permitida la caza de crías. Malos tiempos llegan para los ciervos Axis, los jabalíes y las liebres, y para algún distraído que se le ocurra salir a mirar la luna sin tener en cuenta que la distancia entre el cazador y la zona poblada es menor a la que conocía. Eso del turismo ecológico y amigable con el medio ambiente, por estos pagos no tiene suerte. Según la ONG (COENDÚ) este es un decreto PRO CAZA. Es todo por hoy. Hasta la próxima. Que seas feliz.
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