De otra época
Se la encontró casi por casualidad, durante uno de sus habituales vagabundeos por Montevideo. La amonestación se hallaba encriptada en un diálogo secreto entre dos detalles arquitectónicos, ubicado el primero en la fachada de una antigua casona de la Ciudad Vieja y el otro en la puerta de la misma, justo debajo del anterior.
Al principio, le pareció que se trataba de elementos independientes. Solo después de mirarlos un rato con atención fue que cayó en la cuenta de que, al unirlos, enviaban una advertencia a todo aquel que se tomase la molestia de descifrarla.
“Si pretendes hacer algún daño a quienes aquí habitan, más te vale no trasponer este umbral, o perecerás asaeteado en el intento”.
Apenas comprenderlo, asoció ideas.
El mensaje provenía de una época mucho más antigua que la de su ya lejana infancia, transcurrida allá en su Mercedes natal. Empero, al menos con respecto al tema al que se refería, él se sentía más afín con aquella que con la de hoy en día.
Tal vez se tratase de que, por muy atrás que lo dejemos, el terruño (entendido este como el espacio y el tiempo en el que dimos los primeros pasos en la vida) nos marca indeleblemente con respecto a nuestra forma de estar en el mundo.
En efecto, en La Coqueta del Hum, por los años felices de su niñez, raramente se cerraban con llave o se trancaban las aberturas de las viviendas y en el verano se dormía en paz con ellas abiertas de par en par. Mientras que en aquellos otros desde los que llegaba la admonición no poca gente pensaba que bastaba con colocar bien a la vista una así para mantener a raya a los cacos y malvivientes.
Sin dudas que, consideradas desde la actualidad, esas formas de comportarse parecen pertenecer, por anticuadas e ingenuas, a un universo de fantasía. A pesar de ello, para él tienen un valor incalculable. Es que le recuerdan que en algún momento no tan lejano fue posible vivir sin tener que atrincherarse detrás de un montón de rejas, cercas, cámaras y toda la parafernalia securitaria que hogaño se ha vuelto parte del paisaje.
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