El sábado pasado vivimos una vez más una demostración de la
poca representatividad democrática que tiene el plenario del Frente
El mismo plenario que había respaldado a Sendic con el imaginario
título y después tuvo que recular en chancletas en forma acelerada.
En el 2016 el FA hizo elecciones internas y allí se eligió su nuevo
presidente y los 4 candidatos juntaron un total de 73886 votos.
También se eligieron los representantes de los partidos políticos al
Plenario logrando los 27 grupos, la cantidad de 66898 votantes.
La mayoría de esos grupúsculos obtuvieron un representante cada
uno al plenario y los grupos importantes, lograron mayor número de
delegados de acuerdo a los votos obtenidos en la interna frentista.
O sea que de los 85 delegados, el MPP obtuvo 18, el PCU 13,
el Partido Socialista 10 y Asamblea Uruguay tuvo 7 delegados.
Los otros 85 delegados de las bases no hay datos de cuantos votos
obtuvieron ni tampoco se sabe su filiación partidaria o sectorial.
O sea que el máximo organismo del Frente entre los Congresos es
elegido por un número muy escaso de militantes frenteamplistas.
Sin embargo muchos miembros de la “nomenklatura” consideran
democrática esta estructura que tiene tan baja representatividad.
Los bulones militantes son fuertes y lindos como cocinas Delne.
Nuestro país desde 1996, tiene como mecanismo constitucional las
elecciones internas simultaneas de los partidos en el año electoral
para elegir los candidato a presidente y a sus Convenciones.
Se supone que estos organismos son la dirección máxima partidaria.
Sin dudas, que la participación de la gente en esas elecciones
internas las hacen muchísimo más representativas que las otras.
Es hora de que los militantes y dirigentes frentistas tengan el coraje
de reconocer, que la estructura actual caducó y hay que cambiarla.
Es tiempo de dejar de lado parcelas de poder que están huecas y
buscar la forma de recuperar la participación de la masa frentista.
Estamos a tiempo, falta todo un año para las elecciones internas y
solo hace falta firme voluntad política para dar vuelta la pisada.
Se acabó el tiempo de mirarse el ombligo en su chacra y mirar lejos.
Es hora de eliminar el onanismo “militonto” que aleja compañeros.
Alfredo García
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