Ayer hubo maratónica sesión de debate en la cámara de senadores.
Durante muchas horas dirigentes de todos los partidos discutieron.
Enfrentamientos de hacha y tiza con muchos gritos y acusaciones.
Todos sabían que el resultado estaba cantado porque la oposición
en masa no iba a votar y el oficialismo no llegaba a los tres quintos.
Pero el año electoral todo lo tiñe y nadie quería perderse la
oportunidad de mostrarse y de darle con un caño a sus adversarios.
Surgieron a luz diversas actitudes y campeó el maniqueísmo total.
Si no votas estás a favor de la impunidad y si votas sos anti milico.
No podían faltar a la cita reproches por el Club Naval, por las leyes
de caducidad o de seguridad del estado, y los comunicados 4 y 7.
Otra vez afloraron pregonadores de la teoría de los dos demonios.
Se lanzaron sin asco teorías conspirativas a izquierda y a derecha.
Y afloran los bajos instintos pensando en réditos partidarios.
¿Larrañaga que votó verde es ahora cómplice de la impunidad?
¿Juan Castillo estuvo a favor del golpe allá por febrero de 1973?
Muchachos aflójenle al té con hielo, están delirando un poco.
El tema de fondo es si tenemos unas Fuerzas Armadas
comprometidas con los valores democráticos a todo nivel, y a juzgar
por algunas actitudes de ciertos altos oficiales, caben varias dudas.
Lo central es marcar que la institucionalidad está por encima de
todo y el presidente podrá errarle, pero el apoyo frente a cualquier
corporativismo militar, debería ser unánime en el espectro político.
Intentar ganar apoyos electorales de la “familia militar” es miopía.
Y más ahora, cuando tienen a uno de los suyos como candidato.
No le hace bien al sistema político embarrar la cancha, trayendo
episodios del pasado, para denostar a los adversarios como sea.
Preferiría ver payasos en el Circo du Soleil antes que en el Senado.
¿Qué va a pasar de aquí en más? Espero que prime la cordura.
A los cuatro generales de marras, ojalá los espere la disponibilidad,
y que se empiece a discutir en serio la nueva ley orgánica militar.
Los uruguayos queremos militares que sean ciudadanos íntegros.
Alfredo García
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