[vc_row][vc_column][vc_column_text]En los últimos días se habla mucho de los privilegios de los políticos.
A raíz de diversos sucesos se visualiza que algunos ciudadanos en la
función pública son un poquito más iguales ante la ley que el resto.
Vivimos todo el culebrón del vicepresidente que culmina con su renuncia,
forzada por las circunstancias que él mismo fue totalmente capaz de generar.
Ahora parece que el hombre no se dio cuenta y quiere seguir insistiendo en la
actividad política, ¿no tiene algún amigo que le aconseje callarse un poco?
El Frente que respiraba, ahora a cada rato siente que le ponen sal en la herida.
En la oposición, la cuestión se complica por la aparición de un diputado
alcoholizado y un intendente embargado, que los deja literalmente en blanco.
El expresidenciable colorado saca pechera y critica con razón el amiguismo
frentista, pero olvida que sus delegados en los entes son frustrados diputados.
Por todos lados escuchamos gente diciendo: “Son todos iguales” ¿Es verdad?
Creo que no, y me parece que es el momento para dignificar en serio la política
En una democracia plena como la uruguaya, ¿son necesarios los fueros?
Sería un buen mensaje republicano que todos los partidos votaran eliminarlos.
También debería instrumentarse de una buena vez y en todos lados el tema de
la rendición de viáticos y tarjetas corporativas, para todos sin excepciones.
Y ya que estamos, los pases en comisión, ¿son inevitables? ¿Por qué?
¿No estamos favoreciendo la proliferación de ñoquis muy bien pagos con eso?
Los parlamentarios disponen de partidas de secretaría que pueden usar para
contratar asesores y si no alcanza, sumen la partida de prensa que no usan.
¿Es necesario que cada diputado tenga su propio abogado, por ejemplo?
¿No puede contratar cada partido un grupo de juristas que lo asesore?
¿Las intendencias precisan asesores externos de otras dependencias?
¿Debemos seguir tolerando que se otorguen cargos a hijos de…, esposos de..,
amigos de…, compañeros de… por toda la administración pública a piacere?
¿Dónde fue a parar la vieja y siempre bien ponderada idoneidad?
Los ciudadanos estamos cansados de escuchar de acomodos y prebendas.
Los partidos políticos deberían abrir un poquito más las orejas y actuar en
consecuencia, porque no queremos oír aquello de: “Que se vayan todos”
Alfredo García[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]