[vc_row][vc_column][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Esta fecha nos invita a hurgar en el pasado y en cómo se vivía y se actuaba.
Recordar aquellas durísimas y profundas polémicas sobre táctica y estrategia.
Evocar los discursos de muchos dirigentes que hacían docencia con la palabra.
Repasar las multitudinarias asambleas en gremios y comités de base.
Añorar la coherencia de los compañeros entre lo que se dice y lo que se hace.
Pensar en el esfuerzo masivo y voluntario de miles para concretar los sueños.
Rememorar la práctica constante de la autocrítica para ser mejor persona.
Cavilar sobre la unidad en pos del proyecto común por encima de las chacras.
Recapacitar sobre la inserción social como un instrumento revolucionario.
Repensar nuestra visión de clases, estamentos, categorías y grupos sociales.
Analizar nuestra praxis a la luz de los resultados obtenidos en estos años.
Estudiar si utilizamos bien la llegada al gobierno para avanzar en serio.
Indagar sobre los errores cometidos, sus causas y sus responsables.
Examinar los motivos del desgano, el enojo y el desengaño de tanta gente.
Preguntar si será cierto que el poder desgasta y que cumplimos nuestro ciclo.
Elucubrar nuevos caminos para seguir transformando el país a fondo.
Aceptar nuestra incapacidad de hacer más y dar por fin un paso al costado.
Confesar que no llegamos nunca a ser el hombre nuevo que todo lo puede.
Admitir que vengan otros a tomar la posta con más energía y mejores ideas.
Acceder a la imprescindible renovación que nos pase por encima aquí y ahora.
Proclamar que en el pensamiento de izquierda no hay lugar para la nostalgia.
Y que se vuelve inevitable una revolución interna para seguir cambiando.
Recordando aquella vieja consigna: “las libertades no se piden, se toman”.
Alfredo García[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]