En estos días el máximo líder la oposición llamó a sus correligionarios a seducir a los frentistas desencantados.
Si lo convencieron que por obtener el pase de Gonzalo Mujica a sus filas tiene chance de lograr nuevos adeptos del Frente Amplio, sus asesores le están robando la plata.
Simultáneamente el cerebro gris de la economía de los doce años de gobierno de izquierda, intenta deslindarse del gobierno del cual fue vicepresidente, está bravo ¿no?
Al mismo tiempo el Pepe balbucea un tímido “Tal vez” a modo de autocrítica y dice que Danilo puede estar errado.
Esto huele de lejos a campaña electoral anticipada y lucha por espacios políticos, no hay que ser zorro para olfatearlo.
El fin de semana el Partido Comunista anduvo de congreso y en un aparente lapsus, el saliente secretario general habla de mil delegados y tres mil afiliados, un secreto hasta ahora. O sea que una organización tan pequeña en número y en votos, tiene un enorme peso en la interna frenteamplista.
Mientras tanto, decenas de miles de frentistas históricos y muy jóvenes permanecemos al margen de la estructura.
Somos muchos que renegamos de la conducción y de los planteos que lleva la dirigencia del Frente, pero no estamos dispuestos a entrar en la picadora de carne humana que implica involucrarse en la militancia orgánica imperante.
Somos muchos que vemos a la política como un medio de cambio social y no como instrumento de acomodo personal Somos muchos que pensamos que para democratizar más la sociedad primero hay que democratizar a nuestro Frente.
Somos muchos que estamos convencidos que se hace ineludible cambiar la izquierda para seguir con el cambio.
¿No será hora de juntar nuestros individuales silencios para ir conformando de una vez una corriente de barullo?
Recordemos la genial frase del pintor holandés: “El molino ya no está, pero el viento sigue, todavía” Un soplido con ser poco, con otro se hace ventarrón.
Alfredo García
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