Estamos por la vuelta por Cristina Morán
Un día después de un domingo en el que ni siquiera podíamos vernos, (por la niebla, obvio) pasamos a este lunes que comenzó de “ceño fruncido” y continuó con sol bajo la amenaza de Inumet que no para de anunciar alertas de un color u otro para que lo que pueda venir, no nos tome de sorpresa. Entonces hoy para mi es lunes y quiero contarles cosas lindas unas y no tan lindas otras, pero ocurrieron y comparto. El sábado para los teatreros, trabajadores y público, fue un día de fiesta, un día histórico porque el teatro volvió a ser una realidad, la realidad que habíamos perdido el viernes 13 de marzo cuando el presidente de la República habló del coronavirus, de cuatro infectados y acto seguido anunció la emergencia sanitaria. Esa noche estábamos actuando en Piriápolis poniendo en escena la obra “Selenitas”. El público y nosotros nos enteramos al finalizar la función. Así comenzaron a transcurrir lentamente los largos días y las interminables noches de cuarentena, con la ausencia de gente en las calles, con escaso movimiento vehicular, con puertas de cines, teatros, boliches, restaurantes (salvo excepciones) cerradas, con el silencio angustiante que solo lo quebraba el ladrido de Anina, la compañera fiel. El presidente apeló a la “libertad responsable” y de a poco se fue entendiendo y la fuimos incorporando a nuestros ritmos de vida, y después aceptar el tapaboca porque la consigna era y es solo una: vivir y vivir en salud. En el teatro El Galpón éramos la cantidad permitida pero los aplausos y la alegría parecían de una multitud festejando un campeonato del mundo. Y así seguiremos el público teatrero y no teatrero, ustedes, todos, y nosotros los que nos vestimos de otros y damos vida a personajes. Bienvenido teatro y que sigan abriendo salas. Anoche ver televisión abierta pudo resultar algo complicado en lo referente a elección de programas: el cuatro y el diez con los que ya conocemos y el doce estrenando un programa de humor. Resultado: con el amigo infaltable o sea el control remoto la tarea fue, pasar de uno a otro, tener idea de todo, y programarme con tiempo para otro domingo. Al pasar por “Polémica en el bar” me enganchó un cruce entre el diputado Eduardo Lust y la periodista Patricia Madrid. El diputado es verborrágico y en varios pasos te puede dar una clase de derecho, que fue eso lo que hizo, para luego dar respuesta a la pregunta que la periodista le había formulado. Si ese encuentro-desencuentro entre Madrid y Lust lo transfiriera a un ring y los convirtiera entonces en boxeadores tendría que decir que la periodista, Patricia Madrid fue castigando al diputado, Eduardo Lust con golpes cortos y bajos, buscando ganarle por KO, nocaut o knockout y si fuera una corrida de toros tendría que decir que Madrid se lució en una estupendas verónicas y cuando lo tenía contra las cuerdas o dispuesta a la estocada final apareció uno de los “conocidos de siempre” en este caso el economista Nicolás Lussich, (también integrante del panel) que en el preciso momento del “remate” la interrumpió, tal vez porque la ansiedad pudo más que el mismo. Madrid no pudo disimular su lógico malestar. Intervino Piñeyrúa y Patricia tomó la palabra. Pero el “gancho” se perdió. Cada uno tiene su forma de actuar. La forma que vi el domingo por parte del panelista, no es la recomendable. Patricia Madrid se llevó todos los aplausos. Debo poner el último punto pues tengo la sensación de estar ocupando un espacio que ya no me corresponde. Hasta la próxima. Que seas feliz. Ahora y siempre.
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