Desde el 17 hasta el 28 de abril se realizará la 37ª edición del Festival Internacional del Uruguay, organizado por Cinemateca Uruguaya con el apoyo de la IMM, el ICAU, los Ministerios de Turismo y Educación y Cultura y demás auspiciantes. El festival ocupará ocho salas: las tres del nuevo complejo Cinemateca (Bartolomé Mitre y Reconquista), la Sala B del Auditorio Nelly Goitiño, la Sala Hugo Balzo del Auditorio Adela Reta, la Sala Zitarrosa, Life 21 y la Sala Tomás Berreta. A ellas se sumará la función de apertura en el Teatro Solís y la clausura en la Sala Héctor Tosar del Auditorio Nelly Goitiño.
La programación se compone de unas 240 películas que provienen de 60 países, y se divide en secciones competitivas para cortos y largos, más diversas panorámicas. La apertura le corresponde a la coproducción de Brasil, Francia y Qatar Deslembro, de Flávia Castro, conocida por su excelente documental Diario de una búsqueda, premiado en Punta del Este años atrás. La protagonista de Deslembro es una joven nacida en Brasil pero criada en el exilio francés, hasta que en 1979 se promulga la Ley de Amnistía, la cual permite a su madre volver al país, que para la chica es un territorio hostil al que sólo recuerda por ser el lugar donde fue desaparecido su padre. El film fue premiado en Biarritz y obtuvo además el premio del público en Río.
La clausura será el sábado 27 de abril con la exhibición de la coproducción franco-belga Real Love (C’est ça l’amour) de Claire Burger. La historia tiene que ver con una mujer que, harta de su vida, decide irse del hogar, pero la película adopta el punto de vista del marido abandonado, que intentará ocuparse de sus hijas y la casa, sin dejar de lado un espacio para elaborar su duelo. La película llega con un premio del Festival de Venecia.
Se necesitaría todo el ejemplar de Voces para detallar la enorme variedad de propuestas que ofrece el evento. La información completa puede hallarse en la web de Cinemateca, aunque en los próximos días también estará disponible en el boletín mensual y en el propio catálogo del festival. De todas formas conviene rescatar algunos títulos.
De México llega Nuestro tiempo, la última película del discutido (y discutible) Carlos Reygadas. En una ganadería de toros bravos de Tlaxcala vive una familia cosmopolita, bella y feliz: Esther lleva el rancho con firmeza y determinación, y Juan es un escritor reconocido al que le interesa la crianza de las bestias, pero Esther se enamora de otro hombre y Juan parece incapaz de cumplir las expectativas que tiene de sí mismo. Todo eso ocupa 170 minutos de metraje en un film que no ha sido bien recibido por la crítica internacional, aunque a Reygadas siempre hay que darle la oportunidad de un visionado.
En cambio el film español Petra de Jaime Rosales parece no tener detractores serios, e incluso ha sido definido como el gran olvidado en la última edición de los Goya. Petra no sabe quién es su padre, porque se lo han ocultado a lo largo de su vida. Tras la muerte de su madre inicia una búsqueda que le conduce a un célebre artista plástico, tan poderoso como despiadado. En su camino por conocer la verdad, Petra también entra en contacto con el hijo y la esposa de Jaume, y a partir de entonces la historia se entreteje en una espiral de maldad, secretos familiares y violencia. Bárbara Lennie, Marisa Paredes y Alex Brendemühl encabezan un elenco que aparenta no tener fisuras.
Sinónimos: un israelí en París es la coproducción franco-israelí de Nadav Lapid que acaba de ganar el Oso de Oro y el Premio Fipresci en el Festival de Berlín. En París, las cosas no comienzan bien para un joven israelí que llega a la capital con expectativas, decidido a deshacerse de su nacionalidad lo más rápido posible. Para él, convertirse en francés significaría su salvación. Para borrar sus orígenes, decide no hablar una sola palabra de hebreo y el diccionario se convierte en su mejor amigo, pero el proceso tiene también sus trampas, mientras la joven pareja francesa de la que se hace amigo tiene ideas bastante extrañas sobre cómo ayudarlo. Basándose en sus propias experiencias, el director explora los desafíos de tratar de recomenzar la vida en un nuevo país.
Mucho interés también tiene el documental Santiago, Italia, la última realización de Nanni Moretti, sobre el rol poco conocido de Italia tras el derrocamiento del gobierno democrático de Allende. Mezclando imágenes de archivo con entrevistas registradas durante 12 días en 2017, el documental reconstruye el papel de la embajada italiana en Santiago de Chile en los meses siguientes al golpe de 1973, como asilo para cientos de refugiados opositores a la dictadura de Pinochet, ofreciendo la posibilidad de ayudarlos a abandonar el país.
También podrá verse Los tiburones de Lucía Garibaldi, la primera película uruguaya premiada en el Festival de Sundance. Una joven cuenta los días que le quedan de vacaciones en un tranquilo pueblo hasta que encuentra un escualo en uno de sus baños diarios. Aunque muchos ponen en duda que el encuentro realmente haya tenido lugar, la posible presencia de tiburones pone en alerta a la comunidad local, mientras la chica comienza a sentir una fuerte atracción hacia un compañero de trabajo.
Y si el espectador quiere, incluso podrá internarse en la exhibición especial del film argentino La flor de Mariano Llinás, que dura 14 horas y será proyectado en varias partes, como desea el propio autor. Un tómelo o déjelo, sin duda alguna, y una manera de la provocación creativa, que siempre ha sido la marca de fábrica del festival.
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