Hiciste la justa, muchacho por José Luis Baumgartner
No te quedaba otra. Habías perdido autoridad. Nadie te creía. Conseguiste desperdiciar todo prestigio personal y tu legitimidad política –a fuerza de pequeñas torpezas y, sobre todo, merced al empeño de justificar cantinflescamente lo indefendible. En medio de las mareas que te llevaban y te traían, llegaste a convertirte en restos de naufragio (el tuyo). La renuncia salvó tu dignidad y al FA de una encalladura que el oleaje amenazaba devastar. El asumir las consecuencias de tus actos –sin amparo en cargo y fueros parlamentarios muestra la entereza de un hombre cabal cuando le toca la peorez.
Aún en ese instante ejemplar, diste más vueltas que perro al echarse. Vas a tener que cambiar el decir si querés llegar bien a algún lado. Ante el Plenario cuestionaste el dictamen del TCP (un sobrio y demoledor informe quirúrgico sobre las falencias halladas en el uso de las famosas tarjetas corporativas), por “desproporcionado, infundado y sin pruebas de lo que dice”, luego atacaste al presidente del FA, a continuación declaraste que ahí estaba el verdadero tribunal y, finalmente, “frente a este conjunto de maniobras y deslealtades”, ponías a disposición del Plenario la renuncia. ¿Buscabas respaldo? ¿Qué mierda querías conseguir con ese alegato infame? A la mayoría no le quedó claro si habías renunciado o querías que el Plenario considerara la pertinencia de tu mutis por el foro. Pero la posta llegó vía twitter –como es práctica en este por ahora-. A distancia fuiste inequívoco: “Presenté ante el Plenario del FA mi renuncia indeclinable a la Vicepresidencia. Se lo comuniqué también al Presidente Tabaré Vázquez” (el día anterior lo había hecho con Mujica y sus íntimos de la 711).
El Plenario lo tuvo presente y respaldó la institucionalidad (TCP) del FA. Sin sanciones -¿para qué, si tú te habías autoimpuesto la más dura?-. No se le pega al caído. Fin del “caso Sendic”.
Yo no traje a cuento desprolijidades de último momento con espíritu carroñero. Soy jodido pero no tanto. Hablé pensando en el futuro. Como viejo de mil años con algún trille recorrido. (Cuando suena el teléfono y desconozco la voz, pienso que es Dios llamándome para rendir cuentas). Me importa que vos, Raulito, sepas de una vez y para siempre, que generalmente los culpables no son los demás: nos guste o no, están en uno mismo. En tu periplo nadie sabe quién sos vos en Atlanta, la Mano Negra no intervino, la derecha no se despeinó con tu actuación en escena –fuera de los Buenos Muchachos de gabardina, que acudieron a Crimen Organizado para ventilar penalmente tu gestión en ANCAP, hablando de pérdidas millonarias, refiriéndose a inversiones imprescindibles (pero realizadas extemporáneamente a granel)-. “Búsqueda” hizo periodismo. Dio a conocer hechos. Golpeó todo lo que pudo. Vos, con tus dichos, ayudaste a que un globito de cumpleaños se convirtiera en mega dirigible. El bulling se hace a los giles: ¿te considerás uno de ellos? Entonces, no lo seas. Se cumplieron las leyes del juego. Eras la renovación del FA. Había que destruirte. Son los riesgos de impulsos prematuros. Al descubrirse tus palometas comenzó la serial turca y -por reiteración real de atacantes y tu ineptitud para sacar la pata del barro- terminó como terminó.
Cuando la cosa viene torcida, dale al pienso un rato, atá cabos y soltá sargentos. Hacete un panorama lo más completo posible y no te refugies en la victimización y el egocentrismo. Si querés hacer política en serio, che Sendic, tomá ejemplos y seguilos a muerte; si querés vivir en serio, sabé que cada acto es ensayo/ estreno/ y final, y que si te aplaudís como si fueras tu propia claque estás más frito que pollo en el sartén.
En el FA guardaron silencio –excepto el Taba que siguió porfiadamente con el “bullying”, Felipe Carballo y el Pepe, calculadores inoportunos-. Cuquito sin plidex. El Guapo, sereno y apuntando al país. Mieres y Hoenir Sarthou apuntando al huracán Irma local. Sólo Bordaberry –por lo que sé-, adversario considerable fue el único que en la emergencia se mostró casi como un entrañable compañero, al declarar su aflicción por Raúl ser humano: un caballero.
¿Y ahora, qué? Tenés que prepararte. La política siempre da revancha. Están las faltas éticas, los errores, los deslices, los actos dolosos. Bagres a un lado y tarariras a otro. Que un contador te haga las cuentas. Pagá hasta el último vintén de lo gastado indebidamente con las tarjetas putas. Revisá con economistas lo actuado en ANCAP. Prolijeá el cerebro. Serená tu ánimo. La cosa recién empieza. La judialización de la política (para joder al gobierno) convierte a jueces y fiscales en seudo gobernantes (El caso PLUNA es paradigmático).
Si crees que la actividad política es peligrosa, dedícate mejor a domesticar a tigres salvajes y serpientes letales.
¡Suerte, hermano! La vas a necesitar. Mientras tanto: manso, trabajador social y algo casero. Que se olviden por un rato de vos.
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