La cocina se llenó de humo por José Luis Baumgartner
El director nacional de Policía, Mario Layera, palabrió y, rajándose el piso, cayeron lámparas y estanterías. Explosivo puzle de temas. Petardeó de lo lindo. Habló de anomia, de consumismo, de futuros apocalípticos, de la decadencia que proviene de las cárceles, de compartimentos en el Estado, de problemas que tiene la Policía con el nuevo CPP y los fiscales, de los límites en su trabajo contra el delito de largo alcance. Repercusiones a granel. De todo tipo.
“La seguridad es demasiado importante como para dejarla exclusivamente en manos de la Policía”. “El Estado está a tiempo de trazar cuatro o cinco líneas de trabajo estratégico y que se comprometa el sistema político a seguirlas en el tiempo, sea quien sea el gobierno”. “Hay que pensar que el tema de la seguridad, por más importante que sea, no puede avanzar sobre la protección de los datos personales o de otros valores que tienen protección constitucional”. “El nuevo código no es ni el gran culpable de lo que pasa, ni es inocuo. Efectos sobre la realidad causa, porque para eso se aprobó. Todavía estamos todos experimentando y los ruidos son naturales”. (R. Pérez Manrique, ex ministro de la Suprema Corte de Justicia).
Perdón, las bases de datos (del MIDES, del BPS, de donde sea) se pueden trasmitir sin afectar la privacidad de los ciudadano.
“En materia penitenciaria Uruguay no está en el siglo XXI, sino mucho más atrás”. ”La educación llega a unos pocos; las políticas sociales entran con cuentagotas; el trabajo, muchas veces no es remunerado”. ”Uruguay es uno de los países con mayores índices de priorización en la región… ”. (J.M.Petit, Comisionado Parlamentario).
Las cárceles se convierten así en universidades de la delincuencia.
“Si sos un pibe de un barrio donde el Estado llega poco y mal, donde impera la violencia, donde la Policía a veces opera medio al barrer, es muy difícil mantenerte dentro de los parámetros de lo convencional y no ver como beneficioso o necesario para la supervivencia el camino del delito”. “El paradigma es ser rápido y furioso. Hay una desvalorización de la vida propia y ajena y menos freno para usar un arma de fuego. Se genera una épica de esa conducta”. (L.E. Morás, director del Instituto de Sociología Jurídica de la Facultad de Derecho).
Esta debacle lleva varias generaciones de asentamiento.
“Si miramos los homicidios, Uruguay tiene una tasa de ocho cada cien mil habitantes. Es buena si la comparamos con otros países latinoamericanos –el continente más violento del mundo-. Pero si miramos la tasa de Montevideo, hemos tenido años por encima de la de San Pablo,, Buenos Aires, Lima y muchas ciudades de Ecuador”. (N. Trajtenberg, experto en criminología, doctorado en la Universidad de Cambridge).
Ni Dios –si existiera- evitaría la violencia doméstica, las rapiñas, los ajustes de cuentas.
“Acá, en el país, lo que hubo como discusión histórica fue la derecha reclamando mano dura en leyes y la izquierda diciendo que las políticas sociales iban a evitar determinadas situaciones que se daban. Pero eso no es una política de seguridad, sino creer que las políticas sociales, económicas y de distribución van a evitar el conflicto delictivo”. “Si vamos al fondo de la cuestión: la mano dura no soluciona el problema y las políticas sociales, si las solucionan, lo hacen para diez o quince años después”. “La delincuencia viene creciendo sistemáticamente, por lo menos, desde la recuperación de la democracia”. “Se territorializa el narcomenudeo. Se crean bandas delictivas que empiezan a disputarse el mercado, hay un aumento espectacular de la delincuencia. Eso afecta a la gente, y la gente empieza a reclamar. La gente que se da cuenta primero que nadie de todo esto es la que vive en los lugares más complicados”. “Eso se contiene con medidas policiales, y a la vez (…) hay que desarrollar políticas sociales de trabajo y vivienda; shock de vivienda, shock de urbanización, shock de políticas sociales”. (E. Bonomi, ministro del Interior; bastante tiempo atrás; la tiene clarinete, ¿o no?).
Mientras la Policía se perfecciona y actúa, mientras se conectan los cables sueltos, mientras los “azules” hacen lo que saben hacer: ¡shock de educación, ya!, ¡shock de vivienda, ya! Empleo, mejor calidad de vida, más aire limpio, menos escondrijos. ¡Lo impostergable no se demora! Como con el ferrocarril: inversión público privada; o negocio con China: apostadero naval por plan de casas económicas; o como fuere o fuese.
Pablo Abdala (jeta fruncida, palabras medidas, intención aviesa, súcubo de Larrañaga, el del Ejército en las calles, cadena perpetua y… ¿guillotina?) citó a Layera a comisión de Diputados: seguramente propondrá cosas altamente positivas.
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