La reforma de la inseguridad social por Ignacio Martínez

¿Por qué “inseguridad social”? Porque presenta grandes lagunas que la vuelven incompleta en torno a temas cruciales. No dice nada de cómo acudir a otros ingresos que financien el sistema y no siempre al bolsillo del trabajador. Porque no hace absolutamente nada para terminar con las injusticias dentro del mismo sistema previsional. Con la propuesta hecha por el oficialismo, los uruguayos que viven de su trabajo tendrán que trabajar más tiempo de sus vidas para jubilarse con menos dinero del esperado y mucho menos del necesario.
Toda la propuesta de reforma arroja su mayor peso (por no decir el peso exclusivo) sobre los ingresos de los trabajadores, sus edades y sus retiros, acotando su libertad de decisión sobre cuándo y cómo se va a querer jubilar.
¿Dónde ha surgido toda esta reforma? La verdad es que son los acuerdos de las direcciones de los partidos que integran la coalición multodolor por más que se la quiera adjudicar a la comisión presidida por el abogado Rodolfo Saldain. La oposición, desde el principio, no hizo acuerdo. Los trabajadores, los jubilados y muchos compatriotas más, tampoco hacemos acuerdo.
¿Cumplen con lo prometido? No. Lo que dijeron en la campaña electoral, que iban a respetar y que no tocarían a los trabajadores actuales y sus derechos adquiridos, no lo están haciendo. Están desconociendo, irrespetando y modificando las normas que rigen al trabajador en actividad hoy y convenidas en su momento.
El hecho de que vivamos más, gracias a los avances de la humanidad en diversas áreas, debería ser motivo de regocijo, de alegría, de dedicación a más tiempo para la cultura, las artes, la recreación, el deporte, el ocio productivo, y no para trabajar más y terminar cobrando menos.
El Sistema Nacional Integrado de Cuidados, debería ser parte de las consideraciones del nuevo sistema jubilatorio, pero no solo no está presente, sino que se lo ha desmembrado al punto de que hoy no es garantía de cuidado para ninguna persona de la tercera edad o con cualquier padecimiento que requiriera del auxilio del Estado.
Nuestros niños y nuestros jóvenes que deberían ser prioridad nacional número uno, han sido abandonados a la deriva por esta reforma previsional que no prevé nada, no hace frente a los problemas de marginalidad que tienen los sectores más pobres y a la incertidumbre de no poder adecuarse a los cambios laborales del mundo hoy.
La libertad de elegir si nos afiliamos o no a las AFAPs hoy, se termina. Obligan a afiliarse a todos los trabajadores a esas empresas con enormes fines de lucro. La “libertad responsable” de la que tanto se ha hablado, hoy se termina.
Habíamos avanzado. Los gobiernos frenteamplistas pusieron en marcha el régimen de asignaciones familiares, la reforma del Servicio de Retiros y Pensiones Policiales, cambios en la Caja Bancaria, la ley de flexibilización a las condiciones de acceso a las pasividades, la del sistema integrado de salud, entre otras. Todas procurando favorecer al trabajador que es favorecer al país.
Pero esta reforma sólo quiere ahorrar en gastos que bien nos vendrían a los uruguayos. Menos gente se beneficiará de buenas jubilaciones y pensiones. ¿Hay dudas acerca de dónde sacar nuevos recursos? Por algo hay que empezar. Invito a dirigentes del gobierno y de la oposición a que creen una comisión para abordar este tema: ¿Cuáles son los gastos superfluos o innecesarios o privilegiados a los que podamos meterle mano para que esas deshonradas sumas se destinen a fines como los de mejorar en serio la seguridad social?