Las cosas de Montevideo por Cristina Morán
Por pocos días volveremos a la supuesta tranquilidad silenciosa de la ciudad de Montevideo; por pocos días estaremos libres de jingles, cánticos, bocinazos, caravanas, agitar de banderas partidarias; por pocos días digo, porque todo (o casi todo) regresará para recordarnos que habrá que volver a las urnas para que el soberano decida el 24 de noviembre, definitivamente, quien será su próximo presidente. Entonces este jueves vamos a aprovecharlo para dedicarlo a la capital que tantas veces andamos sin verla.
Caminar Montevideo es enfrentarse siempre a una sorpresa y este clima y estado del tiempo en general que estamos viviendo, nos aporta cada día algo nuevo, vale decir, una sorpresa. Pero vayamos por partes. Si pensamos que una sorpresa representa siempre algo agradable, partimos de un error. No está mal asociar la sorpresa a cosas bonitas, a encuentros gratos ya sea con una persona o con algo que hasta ese momento no habías descubierto o conocido, y tal vez no esté bien o decididamente está mal, asociar sorpresa con algo desagradable, con algo o alguien que no te produce placer verlo, escucharlo y hasta presentirlo. Pero nos guste o no así son las cosas que podemos ver y, hasta con buena intuición presentir, lo que encontrarás por las calles y avenidas de “la muy fiel y reconquistadora”. Una sorpresa agradable fue ver (ya hace un tiempo) despejada la incógnita de la obra que vimos en construcción durante bastante tiempo al costado del Teatro Solís. Ese edificio, que en realidad son dos, alberga la sede de la Corporación Andina de Comercio y en el segundo se ubican tres modernas y confortables salas de Cinemateca y donde también volvió a instalarse Fun Fun abandonando así el local que lo albergó durante su exilio ubicado en la calle Soriano y Convención y quizá para alegría de la Sala Verdi tan, pero tan pegadita al viejo boliche cargado de historia, que en algunas noches de función podía escucharse el lamento de un tango, el gemir de un bandoneón o voces fuertes un tanto pasadas de uvita. Ya que nos estamos refiriendo a tan agradable sorpresa recordemos que estos modernos edificios se levantaron sobre las estructuras de aquel Mercado Central donde nació FUN FUN ubicado entre las calles Ciudadela, Bartolomé Mitre y Camacuá. Los nuevos espacios culturales y el estacionamiento han quedado a disposición de la Intendencia pero no los emprendimientos gastronómicos de los cuales uruguayos y visitantes, pueden disfrutar. Sin duda esta zona está pasando a ser una de las más buscadas para un almuerzo, una cena, un acto cultural o una vieja recordada película o una nueva de este tiempo de digitalizaciones.
Hasta la próxima. Que seas feliz.
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